Meryl Streep canta ópera, vuelve "Día de la Independencia" y mucho arte

16/07/2016, 05:00

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En Florence: La "mejor" peor de todas, Meryl Streep vuelve a lucirse, esta vez como una pésima cantante de ópera que existió en la vida real. La secuela de Día de la Independencia es más de lo mismo y sin mucho sentido. Y Francofonía combina documental con ficción para hablar de arte.

Florence: La "mejor" peor de todas

Florence Foster Jenkins existió. Fue una aristócrata americana, amante de la música y las artes, que nunca abandonó su sueño de ser artista aunque no tenía condiciones. Su padre amenazó con desheredarla si no estudiaba una carrera convencional, pero perseveró y llegó a destacar como cantante de ópera. El film de Stephen Frears se ocupa apenas de un momento de la vida de esta mujer en el que, ya casada por segunda vez con un hombre más joven que ella , se propone cantar en el Carnegie Hall a beneficio de los soldados estadounidenses enviados a la Segunda Guerra. La historia comienza cuando Florence y su marido buscan un pianista que la acompañe en sus ensayos, dando entrada a Cosmé McMoon, el tercer personaje destacado de este film que sin duda muchos definirán como un vehículo para el lucimiento de Meryl Streep. Y no se equivocan, ya hemos dicho que la actriz hace bien todo lo que se le pone enfrente, y ésta no es la excepción. Compone una Florence entrañable, inocente, muy querible, y canta muy mal por cierto, provocando la misma risa que la verdadera cantante provocaba. Hugh Grant está muy bien como el marido de doble vida al que no se puede condenar porque era consensuada con su esposa (aunque no supiera todo lo que eso suponía), pero vale destacar especialmente lo que logra Simon Helberg (The Big Bang Theory) con su pianista, haciendo que su cara diga todas las cosas que su boca no puede. "La gente puede decir que no sé cantar, pero nadie podrá decir nunca que no canté", fue una de las frases que inmortalizó Florence, demostrando que no era tan ajena a lo que generaba. Una comedia simpática y, en algunos pasajes, conmovedora; para salir del cine con fuerza para cumplir sueños imposibles.

Día de la Independencia

Los extraterrestres amenazan de nuevo y, si bien los humanos han aprovechado la tecnología alienígena para mantener a la Tierra a salvo durante todos estos años, no están preparados para este ataque. De la película original, se repiten personajes -el entonces Presidente, el científico y su padre-, aparecen herederos el hijo del héroe de aquel entonces (Will Smith no arregló para estar), la hija del Presidente- y se suman nuevos. Todo para una película absolutamente innecesaria, llena de situaciones inverosímiles y algo de humor tonto e inexplicable. El despliegue de efectos especiales es lo que más destaca y sirve para disimular las muchas objeciones que se le pueden hacer al film. Pero no alcanza…

Liam Hemsworth es el protagonista de la segunda parte de esta historia.

Francofonía

Trece años después de filmar El Arca Rusa, con un único plano secuencia en el palacio Hermitage de Rusia, Aleksandr Sokurov se traslada al Museo del Louvre de París para hacer una compleja reflexión sobre el arte y la política. Lo hace mezclando el documental con la ficción; usando la relación entre Jaujard, director de Museos de Francia, y Metternich, militar alemán enviado por Hitler para proteger las obras de arte francesas durante la ocupación nazi; mechando a Napoleón y Marianne, representación de la República francesa repitiendo los conocidos "igualdad, libertad, fraternidad". El propio director aporta voz en off al relato e incluso aparece, comunicándose con el capitán de un barco que traslada obras de arte en otro simbolismo. Un film con varias lecturas y varias entradas que los amantes del arte apreciarán especialmente.