La excoach de Yo me llamo está de viaje por Estados Unidos y anda con varios proyectos entre manos. Compuso la banda sonora para la película uruguaya Los Modernos, junto a Francisco Fattoruso, y prepara su primer álbum solista que se editará en 2017.

Cantaba Queen y Fito Páez con su mamá. De pequeña grabó con Mariana Ingold, Ruben Rada y Osvaldo Fattoruso. A Camila Sapin no le tiemblan las piernas si tiene que pararse ante miles de personas en un show porque arriba del escenario se siente poderosa. Pero se sonroja de nervios cuando algún amigo le pide en pleno cumpleaños o fogón el clásico, ‘cantate una’. 

—Estás de viaje por Estados Unidos y Canadá, ¿trabajo o vacaciones? 

—Vine de viaje con mi pareja (guitarrista Pedro Alemany), visitamos a mi familia en Canadá y amigos en Estados Unidos. Y también aprovechamos para hacer contactos musicales y grabar algunas cosas con nuestro amigo Chris, que es productor y, además, nos hospeda.

—¿Qué es lo que más disfrutás de viajar?

—Disfruto mucho ver y aprender de otras culturas. En estos países tan cosmopolita se ven todas las razas conviviendo, hay mucha más tolerancia entre la gente de distintas etnias. En Uruguay nos creemos muy de avanzada pero no lo somos. Aprendo de los músicos talentosos que uno conoce cuando viaja, nutrirse de ellos abre mucho el oído y la sensibilidad.

—¿Qué planes musicales tenés?

—Estoy trabajando en mi primer disco solista. Estamos componiendo y grabando con Pedro, que también es mi productor, vamos más o menos por la mitad del trabajo. Saldrá en 2017. También compuse junto a Francisco Fattoruso dos canciones para la nueva película uruguaya, Los modernos, una experiencia súper nutritiva, de gran aprendizaje ¡No puedo esperar a verla y escucharla!

Todos los martes canto en vivo en Martes On Fire junto a Francisco y grandes músicos, compartiendo con quienes se acercan a la ya reconocida Jam Session.

—¿Qué te dejaron las dos temporadas de Yo me llamo, donde ejerciste como coach?

—Aprendí muchísimas cosas, fue una experiencia intensa y enriquecedora. Trabajar en la tele con un equipo de producción de primer nivel haciendo algo totalmente distinto a lo que hacía en Décadas, donde me dedicaba a cantar, fue de mucho crecimiento como profesora, coach y también como persona.

—¿Qué fue lo más desafiante de tu rol de entrenar a los participantes?

—Lo más difícil es enseñar a imitar. Siempre en mis clases enseño lo contrario, o sea a buscar la personalidad, la interpretación de la canción y la música. En Yo me llamo tenés que ser igual a alguien y eso es muy difícil de hacer y de transmitir. Mi desafío era identificar las características principales del cantante a imitar e intentar que el participante logre llegar a ese sonido, a las inflexiones y vicios del artista original.

—¿Mantenés vínculos con los participantes? ¿Cuántos siguen en la música intentando hacerse un camino?

—Sigo en contacto con muchos de ellos, algunos hasta vienen a clases conmigo. He generado amistad y he cantado en vivo con varios de ellos después de finalizar las dos temporadas del programa. Muchos han hecho shows en vivo o incluso preparan material original. Hay una excelente generación de cantantes jóvenes en Uruguay y eso se vio reflejado en el nivel vocal del programa.

—En el hipotético caso que fueras una aspirante a participar de un programa así, ¿a quién o a quiénes imitarías? ¿Por qué?

—Me encanta imitar voces habladas y cantadas, bromeando siempre lo hice. Hay algunas que me salen bastante parecidas como Shakira (fácil de hacer por el engolamiento de la voz) y Britney Spears porque aprieta la garganta y el vicio pop lo tengo fácil de tanto escuchar. Me encantaría poder imitar a Beyonce, Alicia Keys o Ariana Grande pero tienen timbres muy particulares, difíciles de imitar y un nivel vocal casi imposible de alcanzar.

—¿Cómo entrenas tu voz?

—Hago ejercicios de postura, estiramiento, respiración y vocalizaciones por millón. Lo mismo que aplico a mis clases de Gimnasia Vocal/Vocal Fitness. Tuve la suerte de poder estudiar en Estados Unidos con el profesor de Alicia Keys, Marc Anthony, Katy Perry y muchos de los mejores cantantes del mundo. Trato de aplicar lo que aprendí para mí misma con mis alumnos, dando clases intensivas de entrenamiento en un estudio de grabación. Hago muchas horas de ejercicios por semana junto a mis alumnos y eso me ayuda a mantenerme entrenada.

—¿Cómo es hacer carrera en la música en Uruguay? ¿Podés vivir de ella?

—No es fácil vivir de la música ni en Uruguay, ni en ningún lugar del mundo. Eso es otra cosa que aprendí viajando: es difícil vivir del arte, solo que en otros países si logras vivir de eso, lo hacés muy bien. Acá casi siempre la tenés que seguir luchando mes a mes, año a año. Son muy pocos los que pueden vivir cómodos de los derechos de autor, giras y shows, la mayoría tenemos otros trabajos. Yo por suerte puedo centrar todo en la música, ya que mi otro trabajo son las clases de canto, pero me gustaría poder vivir de gira y dar clases esporádicamente. No dejaría de enseñar, me encanta, tengo definitivamente vocación docente.

— ¿Has pensado o planeado emigrar en algún momento de tu vida?

—Nunca lo planeé. Me gusta la idea de vivir temporalmente en lugares pero no sé si radicaría en otro país ¡Nunca digas nunca!

—¿Qué tan importante es lo visual para vos en el escenario? ¿Cuánto te preocupa la producción, make up y look?

—Es algo que me importa bastante. Me adapto a la situación y al lugar, pero creo que como artista uno tiene que dar una imagen, una propuesta, algo distinto a cuando estás abajo en escenario.

—¿Qué tanto te gusta producirte para la vida cotidiana?

—Me gusta estar bien vestida pero cómoda para trabajar. A veces uso maquillaje pero en general muy poco, lo guardo para el show. Cuando estoy en casa soy un desastre: puedo estar de bata y pantuflas todo el día feliz en invierno o descalza y en bikini en verano.

—Las fotos tienen una estética muy similar al musical Cabaret, ¿por qué la eligieron?

—Un día me llamó mi amiga Flor Murias y me dijo si quería hacer de Liza Minelli para estas fotos y no lo dudé. Me encantan los musicales y Liza es la figura femenina del musical por excelencia, así que un honor que me hayan elegido para representarla.

—Entrenás y llevás una alimentación saludable, ¿te sentiste en algún momento como "la diferente" en cierto "mundo rock" que a veces se asocia a prácticas no tan saludables?

—Nunca me sentí así. Hay varias personas que les interesan las cosas saludables y que hacen deporte. Creo que hay un estereotipo de rockero, hoy en día no es tan así. La ciudad ha ido evolucionando y hoy se puede encontrar de todo a la vuelta de la esquina, como alimentos orgánicos, sin gluten o veganos.

—¿Crees que se puede ser más creativo con sustancias: alcohol o drogas?

—No necesariamente, creo que eso depende de cómo funcione cada persona. Se dice "que la inspiración te agarre trabajando", así que eso es lo importante.

—¿Qué te gusta cantar en la ducha?

—Canto en todos lados menos en la ducha, hay mucho vapor y agua. Creo que para los que cantamos como profesión no es muy divertido hacerlo ahí.

—¿Te ocurre en reuniones de amigos que te pidan el clásico "cantate una"? ¿Te gusta?

—Me pongo más nerviosa que en un show frente a miles de personas, ahí me siento poderosa. Depende de qué personas sean, pero en general me da bastante vergüenza cuando me piden de sorpresa que cante en un cumpleaños o un fogón.

—¿Cuáles son las primeras melodías que recordás? ¿Y las primeras que cantaste?

—Recuerdo cantar Fito Páez y Queen a los 6 años con mi mamá. Las primeras melodías que grabé de niña fueron junto a Mariana Ingold y Osvaldo Fattoruso en un disco para niños y los tres primeros discos de Rada para niños. Todo esto junto a mi hermana Micaela y otros niños.

—Si tuvieras la oportunidad, ¿qué te gustaría hacer además de cantar?

—La actuación y danza siempre me interesaron, así que ser una artista completa y trabajar en una serie de televisión al estilo Glee sería muy divertido.

CAMILA SAPIN