Publicidad

Karina Vignola, una mamá por siempre

Compartir esta noticia
Karina Vignola
Rafael Botto

Karina Vignola protagoniza la obra Soy mamá pero sigo siendo yo. Mientras, prepara su vuelta a la TV y sostiene que hay mujeres con las que no trabajaría. Entrevista a la actriz, conductora y mamá.

—¿Qué te atrajo del proyecto teatral Soy mamá pero sigo siendo yo?

—Cuando leí la obra me encantó. Es un espectáculo con el que todas las que fuimos mamás nos sentimos identificadas. Es una comedia muy divertida que muestra la maternidad desde diferentes puntos de vista. Se trata de dos amigas que vamos a visitar a otra que recién dio a luz (Cinthia Caballero) y tiene un bebé de un mes. El personaje de Virginia Ramos dice todo lo que no nos animamos a decir pero muchas veces pensamos, como los momentos de desesperación y miedo que tiene la maternidad. Por otro lado, a mi personaje le fascina todo lo que significa tener un hijo: desde el olor a vómito hasta cuando se hace caca. Es muy ingenua y distraída.

—Venías de trabajar con un elenco masculino como el de Yo y Tres Más, ¿en qué cambia formar parte de un espectáculo conformado íntegramente por mujeres?

—El gran cambio es que de mujer a mujer nos entendemos en muchos aspectos de la vida. En Yo y Tres más yo llegaba diciendo "no me siento tan bien porque me pasó tal cosa", y cuando iba por la tercera palabra ya ninguno me prestaba atención. Lo que yo contaba, para ellos era un embole. Los hombres hablan de unas cosas, y a las mujeres nos interesan otras. Me estaba haciendo falta trabajar con mujeres.

—¿Pero entre mujeres no pueden aparecer otro tipo de competencias internas?

—Sí, pero depende de cada mujer. A algunas les encanta valorar a su compañera y cuanto más brille ella, más brilla una. En Soy mamá… si nos destacamos las tres, la obra es un éxito. En cambio, si una se desespera por opacar a la otra, es muy difícil que la gente acompañe. Cuando pasa eso, se fracasa.

—¿Te pasó?

—Sí, he compartido con personas a las que les encanta brillar ellas mismas pero no les gusta que se destaquen los demás. Por suerte ya no trabajo más con ese tipo de gente.

—¿Cuál fue el gran cambio que implicó la maternidad en tu vida?

—Fue conocer el amor más puro e incondicional que pensé que nunca iba a sentir en mi vida. Ese amor que me nació cuando las vi por primera vez no lo cambio por nada. No me imagino la vida sin mis hijas. Voy a todos lados con ellas, amo comprarles ropa y brochecitos, y ya no me compro cosas para mí.

—¿Y la parte menos positiva?

—A mí me encanta dormir, y me tuve que acostumbrar a amamantar cada tres horas y despertarme durante toda la madrugada. Me mataba levantarme a las tres de la mañana, o ver los amaneceres cuando a ellas les dolía la pancita. Otro cambio importante fue en los embarazos. En cada embarazo vomité lo que no está escrito, ¡mucho, mucho! Era difícil porque todos los olores me molestaban, en todos lados. Con Alina me llegué a deshidratar por completo y terminé internada. No toleraba ni una cucharadita de agua.

—¿Tenés ganas de volver a ser mamá?

—(Piensa) Por ahora estamos bien los cuatro, pero me cuesta pensar en no volver a quedar embarazada. Si bien da trabajo y una pasa por muchos miedos, el amor que brinda un hijo es algo inexplicable. No cerramos totalmente la fábrica, pero tampoco estamos buscando.

—¿Cómo es Gaspar (Valverde) como padre?

—Tremendo padre. Está permanentemente atento a todo, es un esposo y un papá que colabora 100% con ellas. Me encanta ver la relación que tienen. Me gusta verlos jugar, cómo las duerme, cómo las agarra cuando les duele algo. Es alucinante.

—Se los vio en fotos de vacaciones por Bahía este verano, ¿cómo pasaron?

—Nos encanta vacacionar en San Francisco (Maldonado), pero este año teníamos ganas de tener la experiencia de subirnos los cuatro a un avión. Fuimos a Bahía y conocí lo que es descansar: no cociné, no limpié, no hice la cama. La cara de mis hijas al viajar en un avión, y pasear los cuatro juntos por 12 días fue mágico.

—El público está acostumbrado a verte trabajando junto a Gaspar, ¿cómo es emprender un proyecto de forma independiente?

—Por momentos lo extrañé, pero él me ayudó mucho a meter chistes y practicar el guión. También es lindo tener proyectos por separado y extrañarnos un poco. En el estreno me regaló rosas, me vio desde el público y al final me dijo "estoy orgulloso, la rompiste".

—"Karina y Gaspar" es prácticamente una marca en el medio. ¿Puede llegar el momento en el que prefieran tomar caminos por separado en lo laboral?

—La gente nos quiere ver juntos y a nosotros nos encanta, nos conocemos de memoria. Esta obra es una excepción. Ya estamos armando otro espectáculo en común para mediados de año. En el canal nos preguntaron qué preferíamos para este año, y nosotros decimos que nos gusta hacerlo juntos.

—¿Cómo hacen para que no se infiltren problemas del trabajo en el hogar?

—Se viven trasladando cuestiones del trabajo. Si se resuelven, bien; y si no, duerme uno de cada lado, pero al otro día la vida sigue. Esos asuntos invaden la casa hasta un momento, el amor a nuestras hijas los corta. Cuando les damos de comer no podemos seguir discutiendo sobre trabajo.

—¿En qué programa se los va a ver este año?

—Nos gustó mucho una propuesta que nos hizo el canal para este año: es un programa diario de entretenimientos y juegos muy divertido para la familia. Se va a estrenar después de semana de turismo y va a ir por la tarde.

—¿Qué te dejó la experiencia de Yo y tres más?

—Amigos. Ya lo éramos, pero al trabajar juntos y vivir cosas buenas y no tan buenas fortalecimos la relación. Es un grupo divino, y sé que son amigos para siempre. En lo artístico también hicimos un montón de cosas: sketches, notas, móviles. No hubo lo que no hayamos hecho. Artísticamente el programa era muy competo.

—¿Qué tan difícil fue para un producto nacional competir en horario central?

—Muy difícil. Hemos competido contra tanques brasileros con millones de dólares de inversión, contra el éxito rotundo de (Marcelo) Tinelli en toda América Latina y contra ficciones de El Trece que están buenísimas. No es una competencia leal, nosotros tratamos de remar con dos palitos. De todas formas creo que pasamos con muy buena nota. Nunca nos fue pésimo en rating, no fue una porquería que tuvieron que levantar. No aflojamos y siempre hubo gente que nos acompañó. Corrimos atrás del rating, pero manteniendo nuestra línea, haciendo lo que nos gustaba. Eso me llena de orgullo. Soy muy sincera, y lo digo porque no siempre me pasó. También hay que destacar al canal que nos bancó, otros canales levantan los programas nacionales. Canal 10 pelea para mantener programas uruguayos en todos los horarios, ojalá siga así.

—Has sido muy crítica de la política de Teledoce que no permite que sus figuras asistan a otros canales. ¿Este tipo de decisiones se están instalando cada vez más en la televisión nacional?

—Yo siempre digo que me encantaría que ellos pudieran ir a nuestros programas, así como nosotros podemos ir a los de ellos. Es cierto que cada vez más los canales adoptan ese tipo de medidas de no permitir que sus figuras vayan a otro canal. Como unos no lo permiten ir, los otros tampoco. Sin embargo, vender entradas para obras de teatro es muy difícil en Uruguay, entonces para promocionar Soy mamá… pedí para ir a Día Perfecto (Teledoce). Me recibieron muy bien y me sentí muy cómoda. Conozco a todos y son divinos.

—¿Vas a ir Monte Carlo a promocionar el espectáculo?

—En Monte Carlo no permiten que vaya. Yo hice la movida para dar a conocer el espectáculo pero los colegas de ese canal me dijeron que no me podían invitar.

—¿Por qué?

—No lo sé. Tampoco quiero decir el programa para no comprometerlos. Sé que ellos se sienten muy mal por decirme que no.

El eterno femenino de una imaginativa pintora
Karina Vignola

Entrevista

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad