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Otra mirada sobre Pablo Escobar

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Pablo Escobar

El cineasta Guillermo Rocamora rodó una serie sobre Pablo Escobar coproducida por la productora local Oriental Films. Se emitió con éxito en la televisión de Estados Unidos.

A 22 años de su muerte, Pablo Escobar es el personaje terrible de moda en contenidos de cine y televisión pensados para el público latino. Entre varias obras, luego del éxito que tuvo la serie El patrón del mal y el documental protagonizado por su hijo Juan Pablo, Pecados de mi padre, el canal estadounidense Fusión encargó un nuevo trabajo sobre el colombiano más odiado y amado en su país.

La encomienda quedó en manos de un cineasta uruguayo, Guillermo Rocamora, responsable del largometraje Solo (2013), entre otras obras. Cocaine Kingpin: The story of Pablo Escobar se emitió en marzo, con gran éxito en la televisión Norteamericana.

Es probable que la mirada uruguaya sobre Escobar en algún momento pueda llegar a esta parte del mundo, si es que el canal Univision realiza un acuerdo con las televisoras locales. Se presentó en dos formatos: como serie documental de 9 capítulos que no superan los 10 minutos de duración, y como un mediometraje de 43 minutos. Rocamora prefiere el resultado de los capítulos.

Este proyecto forma parte de una apuesta generada desde la productora publicitaria uruguaya Oriental Films, que desde hace algunos años está intentando combinar sus logros publicitarios -es la empresa líder del rubro- con inserciones en el cine y en la TV. Participó en la película Mal día para pescar (Álvaro Brechner, 2010) y prestó servicios de producción para los programas coproducidos por Canal 10 Dance! e Historias de diván. Además trabajó para El hipnotizador, miniserie de 8 capítulos rodada en locaciones montevideanas, y con parte del elenco local, para la cadena HBO Latinoamérica. A fines de 2014 Oriental prestó servicios para producir en el país el film brasileño protagonizado por Leonardo Sbaraglia Era el cielo.

Hace pocos días, Juan Pablo Escobar volvió a poner a su padre en la tapa de los diarios cuando declaró que más que un asesinato, lo que hizo su padre el día de su muerte fue ir en contra de la regla de oro de no usar el teléfono para que la policía lo atrapara, "fue un suicidio", opinó. En medio de su gira por el lanzamiento de su libro Pablo Escobar, mi padre, también declaró que su familia no tocó un peso de la fortuna que dejó, "quedó en manos de políticos, un ladrón le robó al otro", concluyó con ironía.

Uno de los entrevistados de la serie.
Uno de los entrevistados de la serie.

Rocamora entrevistó a Juan Pablo, también conocido por su nombre falso, Sebastián Marroquín, a Rodrigo Lara (hijo del Ministro de Justicia asesinado Rodrigo Lara Bonilla), a Juan Manuel Galán (hijo del candidato a la presidencia asesinado Luis Carlos Galán). Habló con el exMinistro de Defensa Rafael Pardo, con el exPresidente César Gaviria, y el periodista secuestrado por Escobar, Francisco Santos. También entrevistó al "cazador" de la DEA encargado de capturar al narcotraficante. Uno de los últimos capítulos está dedicado al funcionamiento de los PEPES, grupo paramilitar de víctimas de Escobar que atacaron a su enemigo con más muertes. El cierre de la serie deja planteada la pregunta de si la legalización de las drogas aliviaría el problema del narcotráfico. De todo esto, habla el cineasta en la charla que sigue.

—El primer paso para llegar a este proyecto fue la realización de un documental sobre Carolina Herrera de Báez para Discovery.

—Oriental Films tiene una sociedad con Nicolás Entel, que es el productor y director del documental Pecados de mi padre (2010). Es un argentino que vive en Nueva York hace muchos años y tiene una productora que se llama Red Creek. Hace mucho documental por encargo, y lo primero que le pidieron de Discovery fue uno sobre la hija de Carolina Herrera. Propuso filmarlo con el equipo de Oriental y precisaban un director que tuviera un largometraje en el currículum, y yo era el único de la productora que cumplía con la condición.

—¿Qué pensaste cuando te ofrecieron dirigir un documental sobre una empresaria millonaria especializada en crear perfumes?

—A mí me interesan muchas cosas, me decís un tipo que hace un perfume y yo me cuelgo, me decís hay un tipo que hace quesos parmesano y también voy. Encuentro siempre un cuelgue con lo que la persona hace y vive. Lo que me daba miedo en este caso, era la cuestión empresarial: que me pidieran hacer un comercial de 45 minutos, pero no pasó. Investigué, escribí un tratamiento, destapé al periodista que tenía guardado y fue interesante.

—¿Se aplicó el mismo diseño de producción para filmar la serie de Escobar?

—El equipo básico de realización fue de cuatro personas. El productor, que es Santiago López y es la cara de Oriental Features. El fotógrafo Andrés Boero que está instalado en Madrid y Mariana Urriza que hace el arte; este fue el esquema. Luego, en el caso de Escobar sumamos un sonidista y un productor locales de Colombia.

—El Canal Fusión encargó la serie, ¿qué tipo de televisora es?

—Es un canal norteamericano propiedad de Univision y de Disney. Tiene un perfil periodístico "progre", muy de internet, tiene señal pero el tipo de contenidos es así, pensado para televidentes muy conectados a internet, es un canal con subscriptores. Su público más fuerte es la juventud latina: los hijos de latinos nacidos en Estados Unidos, es decir, no el latino que recién llega, sino el de la segunda generación, entre los que la serie El patrón del mal había pegado mucho.

Guillermo Rocamora.
Guillermo Rocamora.

—¿Cómo fue el rodaje?

                                     

                                                                                                                                                                                                                                        —Llamaron a Nicolás Entel desde el Canal Fusión porque en todos lados lo conocen como "el rey de Escobar", porque tiene un archivo muy grande y mantiene una buena relación con su familia desde que rodó el documental. Como le gustó lo que hice con Carolina Herrera, me propuso el trabajo mediante Oriental, con más técnicos uruguayos, como los coloristas Germán Nocella y Daff Schneydher, y el montajista Juan Ignacio Fernández Hoppe.

Filmamos durante un mes del 2014 en pleno Mundial. Estuvimos un mes en Colombia, rodamos en Bogotá y en Medellín. Después fuimos a Buenos Aires para buscar a Juan Pablo Escobar.

—Hay una especie de boom de contenidos que revisitan la figura de Escobar con cierta fascinación por el personaje, ¿cómo te tomaste el hacer un producto más entre tantos otros?

—Mirá, tuve un mes para investigar, leer libros, ver entrevistas, ver partes de la serie. Lo que a mí me mataba era la idea de ir a entrevistar gente que llevaba 20 años respondiendo las mismas preguntas. Ese era mi desafío más grande, qué preguntarles para que salga algo nuevo. En algunos resultó.

—¿En cuáles no?

—Con Miguel Silva, un tipo muy interesante que fue el Secretario de Presidencia de Gaviria durante el período en que matan a Escobar. Gaviria tenía 40 años y él 32. La entrevista rindió pero no contaba nada concreto. Él es periodista también, en Colombia hay mucho periodista devenido en político, incluso Galán fue periodista antes de lanzarse como candidato de la Presidencia.

—La película es un buen resumen de la "era Escobar" en Colombia. Utiliza material de archivo y voz en off, pero el centro es una charla breve con un personaje por episodio, ¿cuánto esfuerzo te consumieron las entrevistas para conseguir material nuevo?

—Algunas llevaban por lo menos dos horas. Investigué a los tipos lo más que pude, trabajé con un investigador argentino que escribió una biografía completa de cada uno. Al formato lo pensé así: un tipo contándote una anécdota, y eso iba a ser lo diferente. Era Galán contando cuando mataron a su padre, Gaviria cuando asumió la Presidencia...En la versión de 43 minutos se pierde, para mí es mejor por capítulos.

—¿Quién preparaba las preguntas?

—Yo. Fue apasionante. Mi orgullo más grande es la de Galán: el tipo se quiebra en la mitad de la entrevista, yo no sabía qué hacer y le palmeaba la rodilla, casi le quiebro la rótula. Cuando terminamos de filmar se nos acercó la secretaria y nos dijo que hacía 10 años que laburaba con él y que nunca lo había visto quebrarse en una entrevista.

—¿Cuál fue el mayor desafío?

—Generar la empatía necesaria con el interlocutor. Porque todo es un tanteo tremendo, de cuánto sabés, de si sos inteligente preguntando o no. Cuando más te miden podés dilucidar si se van cerrando o abriendo.

—Lograron imágenes de archivo muy buenas, ¿todo fue facilitado por Entel?

—Nos lo dio todo pero era un mar revuelto y desordenado. Algunas imágenes las llegué a ver antes de hacer las entrevistas y otras no. Buceamos con Juan Ignacio en todo ese material. Había mucha cosa muy fuerte de ver, como los muertos por los atentados de coches bombas, gente asesinada tirada en autos, camionetas, los familiares viéndolos, velorios masivos. Filmaban todo y te das cuenta de que no había nada preparado a nivel de protocolo de acción: explotaba un auto y caían las ambulancias tarde, los bomberos no sabían qué hacer. En ese sentido hacer esta serie fue muy angustiante. Ver toda la impunidad de Escobar, cómo todo estaba arreglado. Tuvimos tres meses para realizar el montaje y mostrarlo a Pablo Fariño, un editor argentino que le daba el último visto.

Pablo Escobar y su hijo Juan Pablo.
Pablo Escobar y su hijo Juan Pablo.

—¿Qué sentís por Escobar? El primer capítulo muestra el testimonio de un hombre humilde que dice "se repite aquí en Colombia la historia de Cristo".

—Es un personaje muy atractivo, siniestro pero al mismo tiempo humano. Viste que es algo común entre mafiosos: son detestables pero siempre buenos padres y buenos amigos.

—¿Qué pensás del hijo?

—Es un tipo muy inteligente. Sensible con el tema de la droga pero medio estrella también, ese es su peor costado. No es una estrella para laburar ni para encontrarnos, sino porque tiene tan masticado el tema que es muy complicado desacomodarlo de ahí. Además tiene mucha data pesada que no cuenta. Él dice que eso es lo que lo mantiene vivo. Tiene información sobre lo más oscuro que queda de este asunto, y es que varios políticos con cargos hoy en día estuvieron al lado de Escobar. Ese es el verdadero documental que habría que hacer...y no morir en el intento.

—¿Qué posición te encontraste con respecto a la legalización de las drogas?

—A todos les preguntaba qué opinaban, porque creo que la legalización es, relativamente, la única salida. El hijo de Escobar piensa lo mismo, tiene lo que explica como "La teoría de la muzzarella". Dice que si vos mañana prohibís la muzzarella y pasa a salir el doble y reducís su calidad, nadie va a dejar de comerla y de encontrar competencia. Yo entiendo que las drogas son así. Acá es tapar el sol con un dedo: no te hacés una idea de la cantidad de cocaína que se consume en Uruguay. Galán también está a favor, pero sabe que tampoco se puede soltar la cadena tan fácilmente.

—¿Creés que tanto interés por la historia de Escobar esté relacionado con el narco en México?

—Claro, lo que ellos decían es que lo que lograron con la intervención de Estados Unidos fue correr a los grandes cárteles. La cocaína sigue pasando pero no se procesa ni se exporta como antes: pasó todo a México.

—¿Qué repercusiones tuvo la serie?

—Luego nos llamaron para hacer otra serie más de Escobar, tenía que ver con las llamadas pinchadas que le hicieron al tipo. No agarré, por un lado porque cuando laburás mucho con un tema perdés la chispa y por otro, ahí entrabas y salías tocado. Tuve muchas discusiones con el montajista sobre la ética de qué usar y qué no. No volvería más a Escobar. Ahora estamos en etapa de investigación para armar un contenido con los expresos de Guantánamo que están en Uruguay. Ya hablé con todos ellos. Entel está muy interesado, para mí sería muy interesante poder concretarlo.

—¿Con qué ganas te dejó?

—De volver a la investigación, ese primer interés que tenía de estudiante. Pero también estoy produciendo la película Respirar (Javier Palleiro) y escribiendo mi próxima película, Padre e hijo e hijo. Es una comedia. Viajo cada 15 días a estudiar guión a Argentina. Estoy muy contento porque me cambió la forma de escribir. Antes yo era muy emocional. Esta historia tiene que ver con mi familia, con mi padre y con mi hermano. Luego de estos dos años de experiencias, sigo sin ser un profeta en mi tierra, pero noto en mí un tamiz de oficio que me hace disfrutar el proceso mucho más.

El eterno femenino de una imaginativa pintora
Pablo Escobar

serie con firma uruguaya Mariángel Solomita

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