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Juan Carlos López: Caudillo de televisión

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Juan Carlos López en la Expo Rural. Foto: Ariel Colmegna

GRAN LOPECITO

Con 54 años en los  medios, Juan Carlos López se puso al frente de una de las grandes apuestas de Teledoce: Ésta es mi familia.  En diálogo con Sábado Show, "Lopecito" reflexiona sobre los vínculos familiares en la sociedad actual y analiza la situación política como dirigente del Partido Nacional. 

Juan Carlos López pisó la Rural del Prado por primera vez hace 44 años. Ya era "Lopecito" cuando recorría las calles de la exposición, que por aquel entonces eran de tierra, en busca de testimonios para su trabajo en Radio Rural. Desde aquella oportunidad hasta hoy, solamente se ausentó a la Expo Prado en cuatro ediciones. Su trayectoria en el evento que define como "la fiesta popular más grande del país" lo convirtió en un ícono del lugar.

El conductor conoce la Expo Prado como la palma de sus manos y todos los que trabajan allí lo conocen a él. La gente se acerca a saludarlo como quien va a felicitar a un político de su simpatía: todos le llevan una anécdota en común con él y las ganas de un fraterno abrazo. Él lo agradece. "Es lo que me empuja para adelante", define. 

Una vez ubicado en una de los locales de la exposición, "Lopecito" se dispone a una cálida charla con Sábado Show en la que reflexiona sobre su nuevo desafío: Ésta es mi familia, el programa que colocó a este hombre de 54 años en los medios por primera vez al frente de una apuesta de horario central. "El producto final es una maravilla. El trabajo de los editores es seguramente más importante que el mío", elogia. A propósito de la temática del programa, evalúa el rol de la familia en la sociedad moderna. También se mete en la política partidaria como un reconocido dirigente del Partido Nacional y señala que si el partido hubiese acompañado su candidatura a la intendencia de Paysandú, los blancos no hubiesen perdido la elección en ese departamento. 

AMERICANDO

Un clásico de la radio y la televisión

Americando nació en Radio Rural como un programa musical en 1972, y tuvo un período en Radio Centenario. El debut de Lopecito en televisión se dio cinco años más tarde en el programa Guitarreada, y en 1990 llegó la versión televisiva de Americando por Canal 5. Era un programa que funcionaba como "una reunión de amigos que se juntaban a tocar en vivo", según recuerda el propio conductor. El ciclo luego pasó a exteriores por sugerencia de su hijo Pablo, que estudiaba comunicación. "Me dijo que tenía que salir del estudio, ir a los festivales del interior y meterme entre la gente", relata. Pablo falleció en 1995. Dos años después Americando empezó a emitirse por Teledoce, donde sigue hasta hoy los domingos a la mañana.

—El programa Ésta es mi familia (Teledoce) marca su llegada al horario central de la televisión con una propuesta masiva, ¿era una asignatura pendiente?

—Sí. Cuando me llamaron Conrado Polvarini y Gustavo Rojo de la productora Kubrick me dijeron que había una idea que había propuesto el canal, y tanto Eugenio Restano como ellos habían pensado en mí para la conducción. Yo ni lo pensé. Les dije que aceptaba. No me importaba la parte económica.

—¿Qué fue lo que más le sedujo de la propuesta?

—Tenía ganas de que alguien me dijera. Tengo el recuerdo de Aldo Garay que me dirigió en En Busca de Artigas para TNU y había sido algo maravilloso. Yo vengo de una generación en la que no había escuelas de periodismo y menos a nivel universitario. Somos lo que somos porque tenemos un don e hicimos una carrera con eso.

—¿Cuál siente que es su principal aporte al programa?

—El producto al aire es maravilloso, y seguramente lo que hacen los editores es más importante que lo que hago yo. Lo que aporto es lo que me da la gente a mí después de tantos años. Yo golpeo la puerta de una casa y la gente me la abre. Me abren su casa y su corazón. No tienen miedo en contar sus sentimientos porque se dan cuenta que uno los va a cuidar.

—¿Qué diría que busca el programa al retratar las historias de estas familias?

—La idea es ver que de repente otra familia pasó por un momento más difícil que uno y pudo salir. Además, antes se sabía más de la familia de uno y la del vecino. Uno se veía más con sus tíos, sus primos y sabía de las familias de los amigos cuando se juntaba en el boliche o en el club. Pero nos hemos ido encerrando frente a la computadora o el televisor. El mundo pasa por un momento complicado y lo que nos va a hacer mejores es darnos más bolilla entre nosotros.

"Si yo no tuviera la familia que tengo, mis posibles vicios hubieran primado sobre mis corduras", confiesa.

—¿Cómo definiría a su propia familia?

—Si yo no tuviera la familia que tengo no sé lo que sería de mí. Estimo que no sería nada bueno, porque mis posibles vicios hubieran primado sobre mis corduras. Soy lo que soy por mis hijos y por mi mujer Juana Marisa, con la que llevo 50 años de casado. No me imagino viviendo sin mi mujer. Y no es un tema de acostumbramiento, porque después que pasa el fuego, quedan hasta los silencios compartidos y alcanza con eso. Uno tiene un centro, un punto para ir y estar bien. Mi familia es eso.

—¿Y en la rutina diaria qué lugar ocupa su familia?

—La familia ocupa el primer lugar en todo sentido. Dejo de hacer lo que sea por estar un tiempo más con ellos. El querer de la gente es emocionante, pero no hay nada de eso ni nada de mi profesión que pueda hacer distraerme de mi familia. Mis necesidades están en la vuelta más chiquita. Con mi nieto Santiago, por ejemplo, compartimos todo. Tiene 24 años, la edad que tenía mi hijo Pablo cuando falleció. Santiago es su ahijado y es cantor, blanco y cristiano comprometido como era él. Tenemos todos los cariños y todas las discusiones que tenemos que tener. Su hermana María estudia economía y vive con él en Montevideo, y Martina y Juan Aparicio viven en Paysandú. Tengo la suerte de tener cuatro nietos sanitos y buena gente. Son muy respetuosos. Me llaman todas las noches antes de dormir. Ellos, mi mujer y mi hija Verónica son mi todo.

—¿Cuál es el rol que ocupa la familia en la sociedad de hoy?, ¿se han perdido los valores de la familia tradicional?

—En la familia están los que perdonan, los que esperan y los que se enojan y al otro día bancan. Yo creo que el concepto estuvo, está y va a seguir estando. Hay sociólogos que intentan explicar la sociedad pero a veces me da la sensación de que no está bien explicada. A veces vienen cracks del mundo a dar cursos que muchas veces se equivocan. Eso hace que la gente tenga una imagen de la familia y de la sociedad que no responde a la realidad. Además, la gente se crea imágenes a través de los medios, donde las buenas noticias no tienen demasiado espacio. Parecería ahora que la violencia y el maltrato es lo que prima. Hay una enorme cantidad de acciones y convivencias que funcionan perfectamente bien pero no tienen demasiada prensa.

—Está el nuevo esquema de las familias ensambladas, por ejemplo...

—Ni que hablar que hay cambios en la institución familiar, pero hay cosas que vienen y van a pasar y otras que son permanentes. En esas familias si hablás con la mamá, de repente está haciendo lo imposible por encontrarse con la mujer nueva del marido y que los hijos la pasen bien. Lo que no cambia es que en toda familia hay una cosa que es fundamental: la mujer. Necesariamente es una mujer la que está en el centro de la familia porque es la que tiene el espíritu de sacrificio, de lucha, de aferrarse a la vida y de volver a empezar.

—¿No cree en una familia encabezada por una pareja homosexual, por ejemplo?

—No, no creo. Me parece que dos hombres o dos mujeres se pueden querer y tener hijos, pero no es el concepto que tengo de familia. Y los hijos precisan la figura de un mamá y un papá. Hay algunos que defienden otro modelo de familia, pero a mí me asiste el derecho de defender este modelo.

—¿Haría un programa sobre una familia encabezada por dos hombres o dos mujeres?

—No tengo ningún problema. También plantearía las dudas que a mí me generan este tipo de temas. A esta altura tengo un alto grado de comprensión y entendimiento. De todos modos yo no soy el que selecciona las historias del programa, hay una producción detrás. Y me parece que por lo que propone el ciclo, si se enfoca sobre las opciones sexuales se estaría cambiando el centro del programa. Cuando vamos al encuentro de una familia y sus vidas pensamos en padres, hijos, abuelos con desafíos, caídas y vueltas a levantarse. El planteo de otros temas tienen sus espacios y especialistas.

—¿Está de acuerdo con la ley de matrimonio igualitario?

—Estoy más de acuerdo con la ley de unión conyugal, que es anterior a esto. Porque la institución "matrimonio" es otra cuestión. Una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa. Cuando se trata de meter todo en la misma bolsa a veces me pregunto "¿para qué?".  Yo me crié en un ambiente artístico donde tenía amigos gays y amigas lesbianas, pero lo sabíamos los que éramos de la barra. Nunca se sacó un cartel de "soy hetero", o "soy gay". La sexualidad es de la puerta para adentro. Que el valor sea que uno es diferente por su sexualidad no me lo banco. Eso no hace a nadie ni mejor ni peor que nadie, lo hace igual.

Juan Carlos López y Pepe Guerra.
Lopecito se encontró con Pepe Guerra por casualidad en la Expo Prado. Trabajaron juntos en  la primera etapa de Americando en Canal 5. Foto: Ariel Colmegna. 

—Estuvo cerca de ser candidato a intendente de Paysandú por el Partido Nacional en las pasadas elecciones pero al final no se concretó. ¿Lo intentaría de nuevo?

—Me apasiona la política activa, pero tengo una edad que complica algunas cosas. Como dirigente político en el interior hay que estar las 24 horas al servicio de la gente. Hay una edad para todo en la vida. Yo a los 70 ya no me animo a manejar de noche y ya no tengo capacidad física para determinado tipo de actividad. Lo que puedo hacer es estar a la orden para cuando pueda. Voy a hacer todo el esfuerzo para que gane el Partido Nacional.

—En Paysandú el Partido Nacional perdió la intendencia. ¿Cree que usted como candidato hubiese ganado la elección departamental?

—Sí. Yo tengo un muy buen feeling con la gente, un ida y vuelta natural y creo conocer muy bien el paño. Las ideas me brotan las 24 horas del día. En Paysandú lo que pasó fue que el Partido Nacional no fue todo lo abarcativo que debería haber sido. Por otro lado, había dos o tres puntos en los que el Frente Amplio le dio mucho por el lomo a la administración de exintendente Bertil Bentos. A veces es difícil salir airoso de esas cosas, más allá de la verdad o de la mentira. De todos modos si la gente entendió que era mejor que se renovara el ejecutivo y gobernara otro, bárbaro. De la misma forma creo que a nivel nacional debería pasar lo mismo.

—¿Qué le gusta de Luis Lacalle Pou?

—Es un tipo novedoso que prioriza el equipo. Yo no creo en los liderazgos absolutos, y Luis es una opción de equipos modernos y trabajadores. Hay un respeto por el pasado pero una forma de ver las cosas hacia adelante.

—¿Qué opinión le merece el último gobierno blanco, liderado por Luis Alberto Lacalle?

—Fue una presidencia muy buena, muy interesante y muy importante. Después vino todo lo demás. Pero la historia y el tiempo van a dejar muy bien parado al Dr. Lacalle.

—Al caminar por la Rural se le acerca muchísima gente emocionada a saludarlo, ¿qué le generan esos encuentros?

—Yo a cada uno le doy un beso, un abrazo y lo miro a los ojos. Yo sé que me quieren y yo también los quiero aunque los conozca en ese momento. A mí me hace muy bien. Es lo que me empuja para adelante porque es el fruto de una semillita que no fue sembrada en vano.

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