—¿Por qué decidiste presentarte en el casting de Maybelline?

—¿Por qué decidiste presentarte en el casting de Maybelline?

—Hace años que sigo el programa y siempre me daban ganas de participar pero al mismo tiempo me frenaba el miedo a la exposición. Esta vez me llamaron de la agencia y tomé coraje. Fue increíble cuando me enteré que había quedado. Saltaba de alegría.

—¿Esperabas ganar?

—Sí y no. Lo deseaba pero al mismo tiempo sabía que mis compañeras tienen también muy buenas condiciones. Además, era consciente que mi desafío final no había sido tan satisfactorio.

—¿Sos de Fray Bentos?

—Sí, pero desde hace tres años estoy radicada en Montevideo. Me vine a estudiar. Terminé el liceo y estoy haciendo un curso de inmobiliaria. Aquí también viví mis primeras experiencias como modelo. En mi ciudad era muy difícil, no solo por el tamaño sino porque era muy chica y mis padres tampoco querían que me metiera en el ambiente tan joven.

—¿Cómo viviste los tres meses de reality?

—Muy intensos. Comenzamos con el primer desafío en febrero y hubo experiencias de todo tipo. Hicimos una campaña social en contra de la violencia de género, hubo desafíos con personajes deportivos o de pasarela. Fue un gran experiencia.

—¿Cuánto te costó la integración con las demás participantes?

—Al principio me costó integrarme. Soy un poco introvertida y al principio no hablaba. Luego sí me fui soltando e hicimos un buen grupo con mis compañeras.

—¿Dirías que el ambiente fue el mejor?

—Sí, salvo por un episodio sobre el final que enrareció todo el ambiente. Otra de las participantes, Lucía Bentancor, se concentró en los desafíos y no en la integración con los demás e incluso quedó afuera de un abrazo general que nos dimos en la semifinal. Eso nos marcó en el tramo final.

—¿Cómo sigue tu carrera?

—Ahora tengo contrato con Maybelline por un año. Pero el programa terminó de convencerme de que esta es mi vocación. Y quiero dedicarme lo más que pueda a ello.

LUCÍA PESSI