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"Me angustia pensar en hacer reír"

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Violeta Urtizberea

El humor de esta actriz argentina de 30 años surge sin intenciones preconcebidas: es espontáneo y que el espectador lo reciba como quiera, explica en la charla que sigue. Rostro conocido de la TV y el teatro, pisa cada vez más fuerte en el cine; en Uruguay acaba de estrenar la comedia Voley

A los 30 años Violeta Urtizberea es una veterana de la televisión; salió al aire por primera vez en 1995 cuando protagonizaba junto a su padre -el excéntrico y querido Mex- el programa de humor infantil Magazine For Fai. Aunque dice que hasta hace poco no se consideraba actriz sino estudiante, su pasaje por Lalola y el Martín Fierro Revelación que le valió, impulsó su carrera en teatro, cine y TV, de la comercial y la otra, la financiada por fondos públicos y que aprovecha los espacios digitales para su emisión. Los espectadores locales la vieron en Graduados (como la hermana de Daniel Hendler) y actualmente en Viudas e hijos del rock & roll. Acaba de estrenar en los cines de las dos orillas Voley, una comedia de enredos éxito de taquilla en Argentina dirigida por su viejo amigo Martín Piroyansky.

—A Martín Piroyansky lo conocés desde niña, cuando eran compañeros en Magazine For Fai.

—Sí, nos conocemos incluso desde antes: desde los 10 años fuimos compañeros de teatro en la escuela de Nora Moseinco, por eso somos muy amigos.

—Él dirigió varias veces en distintos formatos, ¿es la primera vez que te ofrece un personaje?

—Sí. Luego de trabajar juntos en For Fai nunca más volvimos a cruzarnos en un proyecto aunque yo lo seguí viendo por fuera del trabajo. Artísticamente Voley fue un reencuentro.

—Comentaste que como Martín también actuaba y dirigía el rodaje fue medio esquizofrénico.

—El rodaje fue increíble. Lo admiré día a día por cómo manejó ese rodaje. Fue su primera película producida por Patagonik, tenía mucha gente a su cargo y él era el personaje protagónico, era para brotarse y fue todo lo contrario, el rodaje más ameno del mundo, muy relajado, con mucha posibilidad de juego y de cambios de guión. En ningún momento percibí ningún tipo de tensión en él.

—¿Cómo se prepararon para el rodaje?

—Ensayamos por separado y todo el grupo nos habremos juntado un par de veces. Ensayábamos distintas escenas y discutíamos qué opinaba cada uno de cómo debería ser. De las escenas que compartí con Martín reescribimos muchas, unas tres escenas las inventamos en el rodaje porque la parte de los gags él la tenía más clara pero el recorrido amoroso de la pareja era lo que más había que trabajar. El asistente de dirección se agarraba la cabeza porque Martín le decía "vamos a agregar una escena hoy en el plan que no la tenemos escrita"…era todo un delirio, incluso las filmamos como plano secuencia (sin cortes) para hacerlo rápido y ahorrar tiempo de rodaje; son esas cosas que por accidente terminan siendo bellas.


—Esta película se rodó en una casa en Delta del Tigre, el año pasado filmaste Las insoladas (Gustavo Taretto) en una azotea; imagino que ambos rodajes deben haber tenido algo en común.

—Sí, tenían muchos puntos de encuentro. En los dos casos somos seis personajes compartiendo una única locación y ambos rodajes merecían mucha concentración de parte nuestra y mucha química entre los actores, porque son dos grupos de amigos, así que tuvimos que trabajar mucho eso de llevarnos bien y por suerte se recontra logró.

—Voley llevó más de 90 mil espectadores al cine, dijiste en una nota que no te sorprendía, que confiabas en su éxito. Algún crítico la definió como una película generacional, ¿vos la ves así?

—Siento que sí es una película generacional pero eso no quiere decir que los espectadores sean de una única generación. A mí me sorprendió que mucha gente más grande también hable sobre la película, que creo que también habla de temas universales como el amor y la amistad, pero sí: es una película que habla de una generación. No creo que haya sido a propósito. Creo que es una historia que cuenta Martín, que forma parte de una generación y por ende sucede esto; creo que fue una consecuencia.

—Dijiste que te interesa mucho la opinión de los demás. Para algunos periodistas argentinos Voley fue tu mejor trabajo, ¿lees las críticas que se publican?

—No leí ninguna crítica de ninguna película en la que trabajé, te lo juro. Me llegaron después algunas cosas por comentarios de amigos pero trato de no leer críticas porque no me hacen bien, siento que poner el ojo en la mirada de los otros me perjudica.

—Integrás una generación de actores que se prueban en la dirección y que actoral y autoralmente están muy enfocados en el humor, ¿te sentís segura en ese terreno o se da que es el más habitual?

—Para mí lo ideal es no tener del todo delimitado el género. Me siento cómoda porque es así mi punto de vista hacia la vida: yo soy una persona que mira así las cosas, esquivo bastante la solemnidad porque es algo que me genera rechazo tanto en la vida como en el arte. Como espectadora me gusta que no me expliquen bien si es una comedia o un drama, que me hagan experimentar en todo sentido, la típica de la "risa - llanto" pero porque para mí es un reflejo de lo que le pasa a uno en sus vivencias cotidianas. Si lo mirás de una manera puede ser gracioso y si lo mirás de otra puede ser trágico y eso es lo que me gusta reflejar. No me gusta cuando un actor me quiere hacer reír ni cuando me quiere hacer llorar. Me gusta que transite lo que está pasando y desde ahí me lo comunique.

—Al igual que otros actores lograste una marca registrada basada en tu voz y tu forma de hablar, aunque no eras consciente de que son particulares...

—No, -dice riendo-, mi mamá hasta el día de hoy me dice que no entiende qué es lo raro que ven en mi voz.

—¿Pero trabajás sobre tu voz como una herramienta?

—A veces trabajo internamente para que no se me quede tan aguda pero qué le voy a hacer...

—¿Te considerás comediante?

—Comediante, viste, siempre me suena medio a payaso, eso que te decía que veo medio superficial. Prefiero ser actriz y que decante si te causa gracia o no. Creo que el comediante tiene una exigencia de causarte gracia que me angustia, no quiero sentir que tengo que hacer reír a alguien. Yo admiraba mucho la forma de hacer humor de Alejandro Urdapilleta y me causa mucha gracia el humor de los antihéroes tipo Woody Allen o Ben Stiller, neuróticos y perdedores.

—Contaste que le huís a la angustia, ¿cómo te verías encarando un personaje dramático?

—En las obras de teatro que hago siempre hay un momento dramático, de llanto, pero le esquivo a lo solemne, no me gusta el efecto golpe bajo. Yo soy bastante dramática así que no me costaría demasiado pero mirá, te cuento un personaje que hice en Maltratadas (serie de unitarios): tenía que interpretar a una chica que había sido toda la vida violada por su padre, tenía una hija de él y estaba casada con Luis Machín, ¡que terminaba violando a la nena! Y antes de hacerlo lo pensé muchísimo porque sabía que me iba a golpear y sí, tuve una semana de rodaje donde anímicamente la pasé mal pero el resultado fue bueno. Lo agarré porque estaba bien acompañada en el elenco. No haría todo el tiempo drama porque me afectaría.

—Varias veces en TV, cine y teatro te cruzás con los mismos compañeros de elenco, ¿te parece beneficioso esas coincidencias?

—La verdad es que en todos los casos se dieron casualmente y los elencos es lo más importante en mi decisión de agarrar o no un proyecto, tanto pensando en el trabajo como en el esparcimiento, que es muy importante, entonces muchas veces volver a trabajar con gente con la que la pasé bien me parece buenísimo, y además se da de lograr una comunión artística.

—¿Dirías que el timing en la comedia te lo dio trabajar en TV?

—Supongo que me ayudó mucho, porque es un súper entrenamiento el tener que resolver escenas muy rápidamente y buscarle el remate. Y esas escenas son desechables porque al día siguiente hacés otra y otra. Aunque le tengo mucho respeto a ese espacio, la tele te da oficio pero solo oficio, no lográs profundidad.

—¿Un punto de inflexión en tu carrera fue Lalola?

—Puede ser, fue lo que me abrió puertas, y gané el premio Revelación en los Martín Fierro.

—Fuiste una de las entrevistadas por el programa cómico Famosos, ¿te sentís dentro de ese grupo de gente popular?

—No sé si soy famosa. Hay un porcentaje de gente que me conoce y otro que sabe bien quién soy...eh... normal.

—La carrera de tu padre y la tuya en los últimos años han ido en forma paralela en cuanto a presencia en tiras y en medios.

—Sí, pero no fue buscado, claramente. No me gustaba mucho la idea de trabajar con mi padre pero después todo bien, no nos cruzamos mucho y él no me invade tampoco.

—Enseñaste durante un tiempo actuación, ¿qué valor te parecía importante transmitir?

—Intentaba que cada uno explorara su propio imaginario que para mí es la mayor potencia de un actor. No sirve enseñar o intentar aprender un estilo o imitar a alguien, es fundamental estar comunicado con tu imaginación: esa es la particularidad de cada uno.

—Si bien a los ocho años tenías decidido ser actriz, trabajaste como camarera, promotora, cuidando niños y estudiaste psicología y filosofía, ¿cuándo empezaste a tomarte la carrera de actriz como medio de vida?

—Fue muy paulatino. A los 18 me di cuenta de que me gustaba la actuación, me busqué un representante, empecé a hacer castings...pero mirá que esto es reciente, hasta hace poco si tenía que llenar un formulario ponía profesión estudiante. Me costó llamarme actriz, me parecía extraño.

—Protagonizaste la miniserie del canal público El secreto de los Rossi, y últimamente tenés varias ofertas en cine, ¿para qué lado querés que vaya tu carrera?

—Mirá, soy re poco programadora de mi carrera. No sé, me gusta no pensar demasiado porque me frustro o empiezo a pensar que quiero cosas que quizás no quiero. Mi camino es muy intuitivo, voy viendo. Sí dejo un espacio para mis propios proyectos que tienen que ver con el teatro independiente, pero la verdad es que prefiero que la vida me vaya sorprendiendo. Siento que es más original esperar al destino que concretar lo que yo me proponga.

Perfil: Violeta Urtizberea.

Estudió actuación desde niña, donde coincidió con el actor y director Martín Piroyansky. Su primer trabajo en TV fue junto a su padre en Magazine For Fai. Recibió un Martín Fierro por su trabajo en Lalola. Protagonizó la tira Enséñame a vivir y actuó como secundaria en decenas de proyectos de TV. Actúa en teatro independiente y cada vez más en cine. Ya rodó para Ana Katz, Juan Taratuto, Adrián Caetano, Gustavo Taretto y Piroyansky.

El eterno femenino de una imaginativa pintora
Violeta Urtizberea

violeta urtizberea

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