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Power Chocolatín Experimento

Los hermanos Berocay -hijos del reconocido periodista, escritor y músico- realizan los últimos ensayos antes de presentar el 8 de mayo a las 21 horas en la sala Vaz Ferreira, el segundo disco de la banda que integran juntos: Power Chocolatín Experimento (PCE).

Jonathan Sánchez se editó en diciembre e integró varias listas de discos destacados del 2014. Son diez canciones que describen a una ciudad en llamas, con letras oscuras y un trabajo de composición en el que un género sobrepasa a otro en estructuras cambiantes, tanto como la respiración desequilibrada de los personajes de estas historias grises y rabiosas que crearon.

—Esta banda surgió en 2009 en un asado familiar. Entre sus experiencias tocando en La Conjura, Ruperto Rocanrol y La Berocay Blues, ¿qué tiene de especial PCE?

—Pablo: Hicimos un asado, establecimos un marco teórico, el nombre de la banda y que teníamos que hacer una canción sobre parodistas. Esta banda es la que tiene nuestra prioridad. El proyecto para niños va por otro lado y las otras cosas son más libres y experimentales, así que casi todo lo que compongo lo destino a PCE. Al ser hermanos compartimos códigos musicales, de letras, de humor, y podemos trabajar con ese "trato de hermanos".

—Demian: No nos ponemos reglas musicales, cada uno puede venir con lo que quiera. Acá no hay un líder, no está la visión de un músico por encima de la de los otros. Este es un proyecto muy artístico, que quizás funciona solo porque se da entre familiares.

—Pablo: No queremos buscar un género, nunca sabemos lo que vamos a hacer. Es probable que este disco sea la primera vez que logramos un lenguaje.

—Cada año van a tocar a La Plata (Argentina) ¿Piensan que tienen más público allá que acá?

—Demian: Tenemos poco público en ambos lados. En La Plata (Argentina) somos parte de una movida que recién se está formando acá, y somos amigos de Hijo Agrio que es la banda de rock under del momento, nos estamos colgando de las tetas de Hijo Agrio. En La Plata son muy fanáticos de Eduardo Mateo y empezaron a investigar la música uruguaya y llegaron a unas grabaciones horribles que teníamos en My Space. Nos empezamos a hablar por internet y hoy en día nos cruzamos para tocar cada año.

—Pero se está armando un circuito de "rock a volumen" acá...

—Demian: Sí, estamos muy cómodos tocando con Martes Mártir, Cadáver Exquisito, Hijo Agrio, Imao, sobre todo porque nosotros no sabemos conseguir toques y ellos sí y nos invitan.

—Es la segunda vez que titulan un disco con un nombre propio. Antes fue Ernesto Paz (2011), ahora Jonathan Sánchez (2014).

—Demian: Son los nombres de personas muy especiales que conocemos.

—Pablo: Jonathan Sánchez era compañero del liceo, después estudiamos psicología juntos. Iba a vernos por compromiso pero le gustó en serio la banda y va siempre, es incondicional.

—En comparación a sus discos anteriores, querían que este tuviera un trabajo más dedicado en su construcción.

—Demian: Fue el primer disco que llegamos a grabar sabiendo bien lo que queríamos, estos son temas que veníamos tocando desde hace años y por primera vez el resultado está muy cerca de lo que queríamos hacer.


—Habitualmente sus canciones surgían en zapadas.

—Bruno: Bueno, el tema con el que cierra el disco, La reivindicación cheta de la cumbia, lo improvisamos en el momento de grabar.

—¿Están en contra de las nuevas bandas de cumbia?

—Pablo: Es una observación. Igual me refería al fenómeno surgido antes, entre Djs. Es para pelear un poco, desde que empezamos quiero hacer la táctica vedette y pelearnos con otras bandas para tener prensa.

—Eso que se elogia tanto de la banda, que es la variación de estructuras dentro de las canciones, me habían comentado que tiene que ver con que no pueden ponerse de acuerdo y cada uno toca lo que quiere.

—Demian: Sigue siendo así, pero llega un momento en que tocamos dos veces la canción de la misma forma y así queda.

—Pablo: Lo que hacemos es probar todas las ideas que tenemos. Por ejemplo Nylon es un tema que cambió muchísimo y terminó siendo una balada de piano. Nos estaba quedando demasiado rebuscada y decidimos volver para atrás, a la simpleza. Con otros temas sucede lo contrario: sale un tema armado, que perfectamente podría funcionar así, y empezamos a boicotearlo.

—Entonces las canciones suelen salir en ensayos.

—Bruno: Sí, tratamos de ensayar una vez por semana siempre y viene uno con una idea previa...

—Demian: Que puede ser un riff o una frase de teclado, algo acotado. También partimos de ritmos y usando el boicot: viene Bruno con un ritmo de batería y nosotros lo seguimos pero haciendo lo opuesto, y al revés: si venimos con un tema muy para abajo Bruno lo levanta.

—¿Y las letras?

—Demian: Estamos en un momento maduro de la banda, antes una letra podía surgir alrededor de un chiste. Por lo general tarareo, sale una frase y escribo a partir de ahí.

—Este disco tiene canciones oscuras que parecen escritas desde la crítica social, política.

—Demian: Pero cuando grabábamos el disco nos cagábamos de la risa.

—Los cito en El vecindario: "dale a la turba algo que odiar/hay un vecindario en llamas/que no se puede defender".

—Demian: Tiene que ver con algunos sucesos que pasan acá como la necesidad que tenemos como sociedad de salir con las antorchas cada vez que pasa algo. Habla de la manija de los medios, de la sensación de paranoia medio entre impuesta y asumida y la amplificación que se le está dando a esas noticias en las redes sociales.

—Bruno: La gente tiene necesidad de reaccionar y lo hace contra lo que puede y no contra lo que debería. Y se está masificando, se reacciona en cadena.

—Pablo: Se hace un cuestionamiento superficial de todo lo que pasa, no se intenta ir más allá, siempre es un enojo dañino que dura dos días.

—Demian: Son temas que charlamos entre nosotros, nunca fue una postura tomada como banda ni como concepto, ni queremos que sean canciones con mensajes. Ni siquiera creemos que las canciones emitan demasiado juicio de valor, son más de observación.


—¿Fueron escritas desde qué sentimiento?

—Demian: Hay una postura que te la da la música misma, algo más literario: si la letra la vas a gritar arriba de un sonido al palo, la postura para escribir va a ser más agresiva, la imagen que te da es otra. El enojo te lo da la propia música también, y nosotros somos mejores gritadores que cantantes. Nos pasa mucho que nos dicen que es un disco lleno de enojo y realmente nosotros nos divertimos mucho grabándolo, se ve que la pasamos bien haciendo música llena de odio.

—Incluyen una versión del tema de Fernando Cabrera Informe sobre Valeria, que podría resumir el ánimo del disco con el verso "una historia de grisuras, realista y fantasiosa".

—Demian: Es una de las letras más enojadas de Cabrera, pero fue un poco casualidad. Los cassettes de los 80 de Cabrera siempre estuvieron en casa y los tres terminamos escuchándolos por nuestro lado. Y es una canción que nos resultó muy fácil de tocar porque era un arreglo que nos imaginábamos en nuestro sonido.

—¿Son de tocar covers?

—Bruno: Al principio como no teníamos muchos temas hacíamos un enganchado que incluía a La Gasolina y Tu Veneno de Natalia Oreiro. A medida que tuvimos temas lo eliminamos, lástima que hay gente que todavía nos lo sigue pidiendo en los toques.

Circuit bending.

Pablo Berocay aprovechó el disco para experimentar la técnica del circuit bending. "Es una técnica y una postura. Se trata de agarrar cosas cerradas que están funcionando y abrirlas para generar corto circuitos y lograr otras funciones. Muchos son juguetes. De esta forma podés generar ruidos únicos, porque es ese aparato, intervenido de esa manera que suena así. Esto se hace en vivo", dice mostrando una mochila atiborrada de objetos de plástico transformados.

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