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La génesis bloggera del multi premiado corto "Fluir"

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Cristhian Orta es el director del multi premiado corto 'Fluir'. Foto: M.Bonjour

Viene de una familia de carnavaleros (nieto, hijo y sobrino) pero eligió el lenguaje audiovisual y el dibujo para comunicarse. Cristhian Orta cursa el último año en la Escuela de Cine del Uruguay (ECU), en 2014 filmó el corto Fluir y arrasó con los premios. Obtuvo una beca gracias al concurso Direct TV Cinema y en junio irá a Estados Unidos para perfeccionarse en producción y negocios cinematográficos. Entrevista al realizador.

Hacer hablar a sus muñecos era su modo de contar historias. Cristhian Orta es nieto del ‘Tucho’ Orta (dueño de Los Gaby’s), su padre sacó Los Gurrumines (parodistas) y su tío, Maxi Orta, es el cupletero de La Trasnochada.

Él consume Carnaval pero nunca rumbeó para ese sitio; eligió el camino audiovisual porque ese lenguaje le permite picotear en varias disciplinas: escribe, dibuja y dirige. Los trabajos formales no le duran: renuncia o lo echan. Cursa el último año en la ECU y publica ilustraciones en la página de Facebook titulada ‘Corta la bocha’ bajo el seudónimo Corta. Allí realiza viñetas sobre asuntos cotidianos, cuyos mensajes apelan a estimular el pensamiento.

En 2014 filmó el corto Fluir y arrasó con los premios a nivel local a internacional. Obtuvo una beca y en junio se irá a Estados Unidos durante un mes para perfeccionarse en producción y negocios cinematográficos.

Si no puede ver el video, haga click aquí.

Tiene amigos cinéfilos y aunque él no cree serlo, en su estado de whatsapp figura ‘en el cine’. Cristhian Orta es capaz de pasar el día entero entre lápices y papeles. Le fascina dibujar y por hacerlo en exceso lo echaron de la agencia de publicidad en la que trabajó durante siete meses como redactor creativo. Fue un tiempo récord para él que nunca dura mucho con un jefe.

En su casa no lo tomaban en serio, dejate de jorobar, te la pasás dibujando y haciendo pavadas, le decían. Pero esta vez estaba concentrado en cranear un corto animado de un minuto para el concurso Hacé Cine de la ECU. Realizó Soñé que volaba sin conocer a ciencia cierta ninguna técnica y por eso le consumió horas y horas. Llegaba a su casa y pasaba hasta las cuatro de la mañana dibujando cuadro por cuadro, se levantaba ojeroso y llegaba tarde al trabajo. Así fue que perdió el empleo en la agencia de publicidad pero ganó una beca en la ECU y de golpe sus padres empezaron a mirarlo con otros ojos: por fin estaba haciendo algo serio.

En noviembre de 2014 filmó Fluir junto a sus compañeros de segundo año de la Escuela de Cine. Este corto en blanco y negro costó unos 20 mil pesos y se financió gracias a rifas, fiestas, kermeses y algunas gentilezas: el Club Piedra Alta les cedió sus instalaciones sin pagar alquiler, algunos compañeros pusieron dinero de su bolsillo y hubo préstamo de equipos.

Fluir se estrenó en el Festival Internacional de Escuelas de Cine en Cinemateca Pocitos y se llevó tres galardones: Jurado Estudiantil, Jurado Internacional y Voto Popular.

Ganó Mejor Corto Nacional en el Festival de Piriápolis y Cristhian obtuvo una mención como director. Se presentaron en el Direct TV Cinema, concurso a nivel latinoamericano que organiza la empresa de televisión para abonados junto a Sundance Channel, y repitieron triunfo. El premio obtenido fueron cinco mil dólares para los realizadores y otros cinco mil para la institución educativa. Ese dinero servirá para costear los seis cortos de egreso (tres dentro de la ECU y otros tres por fuera) que filmarán a lo largo del año. Pero él no estará para los rodajes, llegará para la fase de post producción: es que también ganó por Direct TV una beca para hacer un curso de verano sobre producción y negocios cinematográficos en la Escuela de Artes Cinematográficas de la Universidad del Sur de California.

Cristhian y sus compañeros de clase tienen una mini productora que se llama Filmcito y planean comprar algunos equipos con el fin de alquilarlos y luego volcar ese dinero en otros proyectos. Pero el paso más inmediato es subtitular Fluir y continuar moviéndolo en festivales.

Acción.

Una noche de enero en 2014 se sentó en la computadora y empezó a escribir un diálogo de forma automática para subirlo al blog Somnolencia diurna donde comparte charlas sin mucha coherencia que se disparan a raíz de situaciones cotidianas.

Matías decide dejar a Tatiana en un bar y se desencadena una conversación donde prima la relación de poder, el que se impone sobre el problema de fondo. En el corto se mantuvo el título de la publicación original del blog (Fluir) y la esencia de la charla; se cambiaron los nombres de los protagonistas por Alfonso y Francis y se agregó la técnica del stop motion.

Cuando escribió ese primer boceto no tenía en mente hacer un corto pero apenas empezó a manejar la idea se le ocurrió convocar a los actores Chiara Hourcade y Hugo Piccinini. Le había gustado lo que ella había hecho en la obra Bienvenido a Casa (Roberto Suárez) y en el corto Mojarra, por el que salió Mejor Actriz en el Festival de La Pedrera. A él lo conocía de diversos trabajos audiovisuales, lo invitó pensando que lo iba a "escupir" y no solo aceptó, sino que terminó poniendo su casa para los ensayos.

—Los convocaste vía internet y pactaron una primera reunión los tres, ¿qué les dijiste?

—Hablé con ellos y les dije que lo fundamental era esta charla medio costumbrista y con humor donde la tipa es mucho más inteligente que él y lo que a ella justamente le molesta y la humilla es que venga este gil y la deje. Les conté que teníamos muchas ganas de mezclar la conversación con el stop motion pero no sabíamos si iba a funcionar porque había muy pocas referencias que mecharan esta técnica con diálogos.

—Fuiste flexible. Dejaste que cambiaran aspectos del guión, hubo gestos, miradas y frases que se improvisaron sobre la marcha, ¿hubo algo en lo que no cediste?

—Con lo único que no cedí fue con el color.

—¿Por qué en blanco y negro?

—Me gusta mucho el blanco y negro, me joroban que es porque soy daltónico y no me gusta hacer cosas en colores, pero me interesa el contraste, te ofrece otra cosa, quizá porque el mundo está abarrotado de colores. Y además afecta el código: aviso que es una historia que no quiero que se interprete como real porque uno no ve en blanco y negro.

—Los silencios, los gestos, las miradas son tan importantes como el guión, ¿querías transmitir estados de ánimo desde lo corporal?

—En la edición llevamos hasta el límite los momentos de silencio, sobre todo en la primera parte. Me parecía interesante porque genera cierta desesperación: ¡qué diga algo!, pensás. Prefería que arrancara lento e ir de menos a más con el ritmo.

—La tormenta y los sonidos adquieren cierto protagonismo también…

—Sí, queríamos dar la sensación de algo medio oscuro, de terror. La intención era sumar tensión a través del sonido. El corto dura diez minutos, hay tres posiciones de cámara, puede ser medio quieto, entonces teníamos que buscar la manera de que el sonido agregara dinamismo.

—Se nota que le dieron un papel preponderante al arte y el vestuario, ¿cómo lo trabajaron?

—Juan Gallo se encargó del arte. Tiene 21 años, ha hecho películas, publicidades y anda volando. Me interesaba que tuviera una estética sobre cargada, vintage, retro y conseguir algo medio siniestro. No trabajamos paleta de colores porque lo hicimos en blanco y negro, pero sí las texturas. Filmamos en el Club Piedra Alta. Es un espacio enorme vacío, armamos cinco mesas atrás y con las luces hicimos que pareciera un bar.

—El centro de mesa llama la atención, está presente en todo momento, ¿tiene un por qué?

—Fluir se filmó el 27 de noviembre de 2014. Esa mañana me levanté temprano y hacía un par de días que la planta de casa había empezado a dar jazmines, así que llevé varios para el rodaje porque íbamos a hacer el stop motion, y como el personaje de Chiara se comía la mesa pensé que estaría bueno que también se comiera las flores. No lo llevé con la idea de que fuera un centro de mesa, pero se decidió el mismo día.

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Cristhian Orta es el director del multi premiado corto 'Fluir'. Foto: M.Bonjour

cristhian orta

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