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Aldo Silva: La cara de las noticias

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Aldo Silva. Foto: Daniel Ayala

MOMENTO DE CAMBIOS

"Es mentira que todos los periodistas tiran para algún lado. Que digan eso me molesta profundamente", enfatiza el conductor central de Telemundo. Aldo Silva íntimo, en medio de los grandes cambios del noticiero que conduce desde hace 14 años.

Lo caracteriza la amabilidad, el respeto y la sobriedad. Por eso a muchos les cuesta imaginarlo afuera de su rol como conductor central de Telemundo. Aldo Silva reconoce que ese papel lo condiciona en su vida privada pero se define como un hombre “formal” también puertas adentro. Su público se lo elogia: durante la hora de diálogo con Sábado Show, una señora se acerca para felicitarlo por su “caballerosidad”. El periodista habla sobre la renovación que hubo en el noticiero que conduce y otros asuntos de índole profesional, pero también se refiere a cómo es cuando las cámaras se apagan. Un poco sobre quién es y cómo piensa el periodista estrella de La Tele.

—Pasaron más de 14 años de tu debut como conductor en la edición central de Telemundo, ¿cómo se hace para conservar ese lugar de tanta importancia con el correr del tiempo?

—Lo esencial es que yo cuido mucho mi trabajo. Me preparo mucho para salir al aire todos los días y me lo tomo con mucha seriedad. Además yo me hice en el canal, toda mi vida fue Canal 12 y eso también incide. Soy consciente de la responsabilidad que tengo encima: soy el conductor central. Eso me lo tomo muy en serio. Y me hace muy feliz abrir Telemundo todos los días. Es un orgullo enorme. Soy un agradecido de las oportunidades que he tenido.

—¿Cómo viviste el proceso de cambios que hubo en Telemundo en los últimos meses?

—No ha sido fácil. Se fue gente muy querida para mí y llegó gente nueva. La parte afectiva ha sido muy golpeada, pero somos profesionales, así que las heridas se cierran y la vida sigue. Además, todo se dio en un contexto de mucho diálogo. Telemundo ha dado un giro muy importante y yo estoy en una readaptación profesional que vivo muy intensamente.

—¿Te ha costado más la parte afectiva por los periodistas que se fueron o los cambios que hubo en cuanto al formato?

—No puedo diferenciar una cosa de otra. Me entristece llegar y no encontrar a determinadas personas, como (Alejandro) Etchegorry, (Alfonso) Lessa y otros compañeros que no están. Es un proceso que está hablado y ya está superado. También me resulta raro darle paso a gente que es nueva, pero está bueno el reto. Gastón Solé, Federico (Sierra), Leandro (Gómez) y todo el equipo de coordinación que ha llegado respeta mucho mi tarea. Lo bueno de los procesos de cambio es que la gente nueva trae cosas nuevas. Es un intercambio cotidiano, se respetan las trayectorias, se escucha y se dialoga.

—¿Y en cuanto al cambio de formato?

—Es un cambio muy grande: Telemundo ya no es "el noticiero", ahora es una propuesta más abierta. Voy bien y a fin de año tal vez me ponga a hacer un balance más profundo. Ahora estoy expectante y viendo algunas cosas que me gustan y otras que las estoy observando y me cuestan un poco más.

¿Cuáles?

—Lo que más me costó fue salirme del noticiero. Ahora es un escenario de más columnas, más análisis. Hay varias oportunidades en las que aparece gente con cosas para que sean dialogadas. Yo estoy ahí y voy para adelante. Noto que hay cosas que le gustaron a la gente. Cuando hay un tema puntual que tiene que ser explicado, si la explicación es adecuada gusta. Me pone contento que funcione.

—En una nota destacabas la importancia de ser concreto en un noticiero de televisión, ¿cómo se logra en uno de dos horas que incluye entrevistas y mesas de análisis?

—Ahí está el desafío. Si yo me tomo siete minutos para explicar un tema, está mal. Hemos ido mejorando ese aspecto. El lenguaje televisivo en un noticiero tiene que ser muy concreto y contundente.

Aldo Silva en su debut en la conducción de Telemundo Central en enero de 2003, junto a Alberto Kesman y Laura Daners.
Aldo Silva debutó como conductor de Telemundo Central en 2003, con Alberto Kesman y Laura Daners. "Ese día marcó mi vida. Me di cuenta de que ese era mi lugar", recuerda.

—A la distancia, ¿cómo evaluás la decisión del canal de no darle continuidad a Código País?

—Yo ya estoy trabajando para el proyecto nuevo del año que viene con Antonio Ladra. El canal lo ve con buenos ojos, aunque todavía hay que bajar a tierra una cantidad de cosas. Eso no quita que me haya generado un profundo dolor terminar Código País, aunque también entiendo que era necesario un cambio porque se había agotado un poco. Ahora me encuentro con mucha gente que constantemente me dice "qué lástima que no esté Código País justo en este momento". Yo extraño mucho el programa y lo lamento profundamente. Soy muy autocrítico y me replanteé una cantidad de cosas. Me siento responsable directamente de que el programa haya dejado de salir. Creo que fallé en el liderazgo porque hay cosas que yo tenía claras pero no supe materializarlas en hechos. Me refiero a situaciones que tienen que ver con la dinámica del programa. Si uno no se renueva, termina en lo mismo todos los años.

—Decías que sos consciente de la responsabilidad que tenés como conductor del noticiero, ¿cuánto te condiciona en otros trabajos?, ¿te cuidás de dar opiniones en Fuentes confiables de Radio Universal, por ejemplo?

—Yo me cuido mucho en mis opiniones porque soy el conductor de Telemundo. Soy muy feliz en Radio Universal y hago un programa de tres horas en el que muchas veces me voy del tema noticioso, pero en materia política no me meto a dar opiniones por más que me muera de ganas de hacerlo. Una opinión mía puede flechar el informativo por completo. Entonces cuido muchísimo eso.

—¿Y ser el conductor de Telemundo te hace más cuidadoso al momento de enfrentar un entrevistado en otros programas?

—No, en ese sentido yo me siento más liberado. Hay algunas notas que se pican más que otras. Pero yo puedo plantearle algo al entrevistado sin editorializar. Siempre trato de contraponer, a veces me sale bien y a veces no.

MÁS PROYECTOS

Nuevo programa y primer libro

Además de estar al frente de Telemundo (La Tele) y Fuentes Confiables (Radio Universal), el periodista tiene planeado embarcarse en nuevos proyectos. Prepara un nuevo programa periodístico junto a Antonio Ladra para 2018, y también quiere escribir su primer libro. Sería sobre Aguada-Goes, para despuntar su pasión por el básquet.

—A nivel general, ¿cómo creés que debe manejar el periodismo el límite con la opinión?

—A mí me parece importante el abanico de posibilidades: que sepas que hay un medio orientado para acá y otro para allá, pero también están los que tratan de no estar casados con nadie. Porque se puede no estar casado con nadie. Es mentira que todos tiran para algún lado. Eso me molesta profundamente. Estamos para hacer periodismo, a veces nos puede salir mal porque somos seres humanos pero no le hacemos mandados a nadie. Con el caso del vicepresidente sobrevolaba por parte de algunos sectores que había un complot armado de los dueños de Canal 12 que me ponían a mí a pegarle. Mentira. Esas cosas son hirientes, pero estoy grande y me las banco.

—¿Cuánto te condiciona ser el conductor de Telemundo en tu vida cotidiana?

—Muchísimo. Tremendamente. Me condiciona hasta en la forma de expresarme. Pongo un ejemplo muy básico: Empecé a jugar al básquetbol otra vez con mis compañeros de Aguada y me doy cuenta de que estoy como cohibido. La gente mira raro: "¿este tipo de pantalón corto?". La gente te observa, te mira, en una buena o en una no tan buena. Eso hace que me sienta condicionado en mis actitudes públicamente. De todos modos no me parece mal. Y tampoco me afecta para mal.

—¿Qué tan distinto sos de la puerta de tu casa para adentro?

—Yo siempre fui un tipo formal. Conducir Telemundo y mi vida privada tienen cierta coherencia, no es que me tengo que transformar en un personaje para salir al aire.

—¿En tu juventud ya eras de esa forma?

—Sí, en lineas generales sí. Recuerdo escenas que no puedo reproducir ni dar nombres, pero estaban todos tirados y yo no. Llevaba a la gente a su casa. Eso me pasó muchas veces.

—Se suele mencionar el contraste entre tu trabajo en el noticiero con haber sido manager de los Buitres y amigo de la banda...

—Claro. Cuando sigo a Buitres, a las nuevas generaciones les llama la atención que yo esté ahí. A mí me encanta. Los Buitres también son tipos formales, tenemos mucho en común y mantenemos el vínculo a pesar de los años. Hay una amistad.

—¿Cómo sos como espectador de recital de rock?

—Tengo mis días. A veces estoy más tranquilo y otras más liberado. Obviamente me mando algún pogo de vez en cuando.

—¿Tenés vicios?, ¿fumás, por ejemplo?

—Fumé desde los 12 años hasta hace cuatro años cuando mi hija Julieta me congeló con su mirada y logró lo que nadie había logrado. No fumé nunca más. Me gusta mucho tomar alcohol, por lo cual me controlo y lo tengo restringido a los fines de semana.

—¿Te cuidás físicamente?

—Mucho. Soy una persona sana, no tengo mayores inconvenientes pero estoy en una etapa en la que es difícil mantener cierta línea entonces me cuido severamente. Hago ejercicio, deporte y tengo dietista. También intento liberar mi cabeza e ir al cine y al teatro. Y me gusta mucho la vida de familia, me divierto con mis hijos, mi mujer y mi madre.

—¿Y cuidás la estética?

—También. La estética a la hora del informativo es muy importante. Yo tengo que estar impecable para salir al aire porque es una señal de respeto hacia el televidente. Hasta me perfumo para salir al aire, lo que puede sonar como una ridiculez.

ALDO EN LÍNEA

Su llegada a Twitter

El conductor de Telemundo fue uno de los últimos periodistas locales en sumarse a Twitter. Abrió su cuenta @aldo_silva12 en mayo de este año por pedido de "gente más joven". "Es una experiencia nueva. Lo utilizo para informar lo que estoy haciendo pero cuido mi privacidad", explica.

—¿Cómo sos en tu rol de jefe?

— Salir al aire es estresante y uno se puede calentar pero hay que tener cuidado con el respeto. Yo me caliento pero soy mucho de dialogar. No me gusta imponer. Yo quiero que todos estén cómodos y se luzcan. Quiero estar rodeado de un equipo que rompa todo. Me gusta mucho el trabajo en equipo, siempre y cuando en el equipo haya retorno.

—¿Te ha tocado trabajar con gente conflictiva?

—He tenido en mi equipo gente con la que no se puede conversar. Cuando no hay más remedio, le buscamos la vuelta para convivir. Pero no puede haber manzanas podridas en un equipo porque hacen mucho daño. La gente que pudre se termina aislando, pero puede hacer mucho daño en el transcurso de ese tiempo. Es muy importante el relacionamiento humano en este trabajo.

—¿Por qué no vas a los Premios Iris?

—Yo me sentí menospreciado por los Premios Iris y dejé de ir. La fiesta sigue. Tampoco me siento muy cómodo con tantas luces y prefiero que me cuenten al otro día qué pasó. Me gustaba más cuando era algo más concreto, ahora es una fiesta muy grande.

—¿Cómo es la relación con tus colegas de otros canales?

—Tengo buena relación. Nunca tuve un problema con nadie porque soy muy respetuoso del trabajo de los demás. Por ahí me puede molestar si veo que un colega me critica. No me parece adecuado que el conductor de otra radio esté criticando lo que yo hago: hacé tu trabajo, no te metas conmigo.

—¿Te pasó?

—Me ha pasado. Si lo hace Darwin (Desbocatti) está buenísimo, pero una vez hubo un periodista que habló sobre mi ética. Me sorprendió ingratamente. Un día lo vi por la calle y crucé para preguntarle si había dicho eso pero agachó la cabeza y desapareció.

—En 2014 hubo declaraciones tuyas en una entrevista para un blog que sorprendieron justamente porque eras muy crítico con colegas...

—Fueron declaraciones poco felices. Pero en ese caso todo partió de un error mío: yo me confundí de grupo, y pensé que era una charla informal. Hablé desencajadamente, dije cosas que no eran del todo ciertas y otras como comentarios al pasar. Lastimé a personas que no se lo merecían. Algunas de las cosas que dije las sigo pensando pero no debería haber acusado a nadie, y ahí yo acusaba a compañeros de trabajar mal. Después di la cara y pedí disculpas que fueron aceptadas, más allá del malestar que pueda haber generado.

—¿Cómo has visto todos los movimientos en radio que hubo este año?

—Fue bueno, revitalizó todo el mercado. En Universal nos favoreció y cambió enormemente. Se encontró una vuelta para modernizar una radio que estaba un poco anquilosada en el tiempo. Generó movida en todos lados.

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