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Coco Rivero vuelve a ponerse la pilcha de actor después de 13 años

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Coco Rivero vuelve a actuar y hace un monólogo
INES GUIMARAENS

Afrontó una difícil enfermedad, se recuperó y salió fortalecido. Una propuesta de su amigo Leonardo Martínez cayó del cielo en medio del tratamiento: Coco Rivero aceptó volver a actuar después de 13 años dedicado exclusivamente a la dirección. Hoy se estrena Temporada Amarilla en el teatro Sin Fogón (Fray Bentos). Está feliz por reencontrarse con el público desde la vereda de enfrente y por los proyectos que desarrollará en 2016: se encargará de la puesta en escena de Don Timoteo y Tronar de Tambores y dirigirá a Esmoris, Diego Bello y Pinocho Routin en Nadie entiende nada, una obra de Juceca.

Se despidió de la interpretación por la puerta de atrás: la última función de La cinta magnética (Elena Zuasti) se hizo a sala vacía, “no fue nadie, un final trágico”, recuerda el talentoso Coco Rivero.
Retorna 13 años después con otro monólogo. Se titula Temporada Amarilla (Leonardo Martínez) y se estrena hoy en Sin fogón (Fray Bentos), teatro donde debutó como director fuera de Montevideo con La cena miserable.

Lo convocaron un par de veces más para actuar pero la dirección ganó territorio y se acomodó en esa posición. Está seguro de que aceptó la propuesta de Leonardo Martínez porque estaba con "la guardia baja"; si hubiera sido hoy, la rechazaba.

Coco Rivero necesitaba algo que lo sacara a flote, que lo sacudiera y la invitación cayó del cielo. Sucedió un día que la sesión de quimioterapia lo había dejado por el piso. Esa tarde, Leo y él hablaron cuatro horas sobre Hamlet (Shakespeare) y salieron a comprar un libro, "fue una inyección que derivó en una obra divina que está a millones de kilómetros de la idea del cáncer".

En medio de la enfermedad apareció este "riesgo" que lo movía, lo obligaba a "emprender un nuevo viaje" y lo desacomodaba. Comenzaron a plasmar ideas en agosto de 2014, trabajaron sobre Hamlet, leyeron La Trilogía de Auschwitz (Primo Levi), se contaron anécdotas y lograron trascender la temática de la enfermedad.

"La obra empieza diciendo, 'tuve la suerte de...,' igual que el arranque de Si esto es un hombre (Primo Levi) y cada espectador rellenará los puntos suspensivos con su experiencia, su camino".

Describe Temporada Amarilla como "un canto a la vida, una tragedia elaborada desde la pasión y el amor más enorme". Este monólogo retrata a un hombre al que le diagnostican cáncer y debe re acomodarse para afrontar esa temporada.

La ficción y la historia personal se chocan, se funden, se mezclan en esta obra que permite a Coco Rivero plasmar su verdadera convicción filosófica e ideológica acerca de su concepción sobre el intérprete: "la actuación es un lugar de exposición; llega un momento en que no recuerdo qué cosas pertenecen a la esfera de lo real, es increíble pero todo lo que está ahí es ficción", dice el actor, director de teatro y Carnaval.

Temporada Amarilla le sirvió para sanar y superar el dolor, "parte del oficio del creador es sublimar lo que le pasa". Y dice que si no fuera así, no se dedicaría al teatro, "haría cualquier otra cosa". 

Por primera vez en 13 años, Coco Rivero solo tiene que preocuparse de memorizar la letra y "volver loco al director con propuestas" (ese rasgo no cambia). Superó "el territorio de espanto y terror"; ahora es capaz de disfrutar del rol. "Actuar es pisar arenas movedizas, siempre hay gran inseguridad, altísima exposición, todas cosas que me enloquecen". Pero le inyectan felicidad. 

Cada ensayo lo deja molido, se agota porque el monólogo implica un alto grado de soledad, todo recae en él, no hay descanso y presume que en las funciones será peor "porque el público es un dragón que pide, demanda, exige". Pensar y hablar sobre eso lo carga de energía.

No consiguieron sala para estrenar en Montevideo así que lo harán hoy sábado 21 de noviembre en el teatro Sin fogón de Fray Bentos. Proyectan una Temporada Amarilla larga: en marzo del 2016 estarán en Montevideo, quieren recorrer el interior y Argentina.

Derrocha alegría por los poros, "todo es ganancia, estoy muerto de cansado pero feliz de hacer y decir lo que me gusta". La ansiedad se nota en su voz. No ve la hora de abrazar al público desde la vereda de enfrente, "volver a actuar ya es un éxito".

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