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Cinco cosas que no sabías de Colin Farrell

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Se ganó el mote de ‘chico malo de Hollywood’ por su vida de excesos. Hizo infeliz a su madre por varios dichos, pero la alegró con filmes como Swat, Alejandro Magno, el musical In Bruge, y El sueño de Casandra, donde lo dirigió Woody Allen.

1 - SE NEGÓ A LA PORNOGRAFÍA.

Recibió una oferta por 5 millones pero la descartó.

El irlandés de 40 años está soltero por decisión propia. No sabe si algún día se casará y dice que el matrimonio no está hecho para todos. Él, por ahora, no encontró a la mujer de su vida, pero su lista affaires es extensa. Y en sus filas figuran nombres como Britney Spears, Angelina Jolie, Lindsay Lohan, y Rihanna.

Se le atribuyen romances por doquier y tuvo un hijo con dos mujeres distintas: James, de 13 años, que padece una enfermedad neurológica, y Henry, de 7. En 2003, grabó un vídeo con la conejita de Playboy, Nicole Narain, y le ofrecieron 5 millones de dólares para que se distribuyera mundialmente. Farrell se negó y frenó las imágenes con demandas judiciales. "Dios no permita que sea una película en un cuarto de hotel y la vea mi madre", se río.

2 - AMIGO DE ELIZABETH TAYLOR.

Pasaban madrugadas enteras hablando de poesía y viajes.

El vínculo le cayó del cielo y sucedió el día en que nació su hijo menor, Henry. Farrell salió a fumar y se cruzó con un grupo en la puerta del hospital. Ellos le comentaron que estaban junto Elizabeth Taylor, que había sido sometida a una intervención cardíaca. Muy cholulo, pidió que le mandaran saludos y alegó que seguro ella no sabría quién era él. Para su asombro, lo conocía.

Dos días después, llamó a su agente para que enviara flores a su ídola y hubo una risa al otro lado del teléfono: Taylor se había adelantado y le había enviado un ramo de orquídeas con una carta. El encuentro se concretó tras un par de llamados. Ella lo citó en su casa de Bel Air. Farrell llegó puntual y aguardó una hora en el jardín hasta que Taylor apareció en su silla de ruedas bien maquillada e impecable.

Desde entonces, fueron inseparables durante los dos años que vivió la diva. Farrell la llamaba de madrugada, hablaban de todo menos de cine y jamás le preguntó por James Dean. "Fue una amiga muy fiel. Lo que me pasó con ella superó las fiestas y mi vida como estrella".

3 - SE HIZO ACTOR POR VANIDAD

Entró al cine porque quería ser el centro de atención.

No creció en un hogar artístico. Actuar fue la forma que Colin Farell encontró para mantenerse en contacto con su imaginación y su voz interior. Así que vive la profesión con un dejo infantil. Se convirtió en artista en una búsqueda por comprender sus sentimientos y emociones, por eso está seguro de que si su vida no hubiera sido tortuosa desde los 14 años, no sería quién es. "Me hice actor porque quería ser el centro de atención. En mi casa nadie hablaba de sus emociones y la interpretación me permitió explorar un aspecto personal que estaba descuidado".

En ese momento precisaba ser reconocido. Hoy esa mentalidad quedó atrás. Ya no le importa si una película suya obtiene un Oscar, si se vuelve más o menos taquillera o cuán popular es. En sus inicios necesitó la aprobación de los demás, pero logró despojarse de ese ego y hoy ya no le preocupa que todo gire alrededor de su personaje. "Solo quiero ser un elemento de la historia que se cuenta".

4 - ADICTO DESDE LOS 7 AÑOS.

Siempre tuvo una personalidad compulsiva.

El niño Colin Farrell pasó de obsesión en obsesión: los chocolates Bar Leon, los Coco Pops, y el puré de papas. Siempre era el último en regresar a casa, "seguía con mis whiskys y mis polvos blancos hasta que amanecía". Empezó a tomar éxtasis a los 17, dijo que el consumo moderado de heroína no estaba mal, y durante años la bebida y el tabaco fueron sus grandes extravagancias.

Tocó fondo a nivel de excesos y tras el rodaje de Vicio en Miami (2006) se instaló en una clínica para rehabilitarse. Desde entonces, sus vicios se reducen a ingerir hamburguesas, pan, mantequilla y comer mucho chocolate barato que contenga más de 75% de cacao porque cuanto más sano, menos lo disfruta.

5 - NO LE TEME A NADA EN PANTALLA.

Hace lo que sea por construir un nuevo personaje.

Hacer ejercicio es un martirio, pero no se altera si un papel le requiere pasar horas levantando pesas. Tampoco le importa cambiar su pelo, o subir de peso. Para Langosta (2015) se dedicó a comer día y noche: tomaba helados y refrescos de madrugada, "me costaba respirar y me sentía muy mal". Para la serie True Detectives se dejó un bigote que calificaron como "porno setentero" y él lo odió. Le gusta andar en paños menores por su casa, no teme desnudarse en escena, ni se cuestiona si debe besar a un hombre o una mujer en una película.

El eterno femenino de una imaginativa pintora
Foto: Archivo El País

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