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La vieja postergación

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Uruguayos residentes en el exterior discuten esta semana sobre juventud. Foto: F. Ponzetto
Jovenes interesados en politica, Palacio Legislativo, ND 20161208 foto Fernando Ponzetto
Archivo El Pais

Uruguay ocupa el puesto 59 entre 179 países en cuanto a la perspectiva de desarrollo que tienen sus jóvenes. Si bien la participación política y la facilidad de acceso a la educación entre los menores de 29 años están entre las mejores del mundo, el desempleo juvenil y la dificultad de obtener una vivienda propia lo hacen caer en el ranking.

Con el brazo en alto y la copa en la mano, varios jóvenes de Uruguay brindarán este fin de año por acceder a vivienda y trabajo propios. En ese orden. Porque aunque el 22% de la población uruguaya entre en la categoría de joven, el 15% del gasto público social —4% del PIB— es lo que se destina a este sector, y de esa inversión más del 80% se lo lleva la educación, la salud y la asistencia social. De modo que las oportunidades para lograr puestos de trabajo asalariados y los planes de vivienda parecen haber quedado relegados a un segundo plano.

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Si se mira la parte de la copa llena, el gasto público social para los jóvenes de entre 15 y 29 años viene en aumento —pasó de 3,45% en 2010 a 4,05% en 2013— y Uruguay es el que más invierte en la región en un comparativo de cuatro países que realizó el Fondo de Población de Naciones Unidas. El gasto es cinco veces mayor que en El Salvador, tres veces más que en Colombia y el doble que en México.

La mitad vacía, sin embargo, muestra que Uruguay es el que menos destina a vivienda y servicios urbanos para los jóvenes. Estos rubros no entran siquiera en las áreas prioritarias. Y si bien el 7% del gasto apunta a mejorar el acceso al trabajo, el país tiene la tasa de desempleo juvenil más alta en comparación con los países que incluye la investigación de Naciones Unidas.

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Uruguay ocupa el puesto 154 entre 179 países en oportunidades de trabajo, según el Índice Global de Desarrollo Juvenil 2016 que realizó la Commonwealth, una prestigiosa mancomunión entre naciones ligadas al Reino Unido. La baja puntuación del país en este rubro nos hace caer al lugar 59 en el ranking general y al octavo en la región.

Cuesta trabajo.

El Instituto Nacional de Estadística publicó el martes la tasa de desempleo de octubre, que descendió del 8,4% al 7,1%. También bajó entre los menores de 25 años, pero no en igual proporción que los mayores de esa edad. Los jóvenes representaron el 47% de quienes no tienen trabajo y sí pretenden conseguirlo. Es decir, aun en la mejora de los resultados globales no se logra acortar la brecha, reconoce Santiago Soto, director del Instituto Nacional de la Juventud (INJU).

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Cuando Uruguay obtuvo la tasa de desempleo más baja de su historia (6,3%), hace cinco años, entre los más jóvenes la tasa se situó en 18,1%. Jamás logró bajar de este porcentaje, sobre todo asociado a la dificultad de conseguir un primer trabajo estable y formal.

Desde hace un año y medio entró en vigencia la ley de Empleo Juvenil, que busca incentivar a las empresas para que den espacio a los más jóvenes a cambio de una retribución. La normativa intenta compatibilizar el estudio y el trabajo, al tiempo que procura que los empleadores no "pierdan" desde lo económico. Sin embargo, para algunos de los contratos establecidos en el texto, es necesario un mínimo de seis meses de desempeño, cuando el trabajo zafral —por ejemplo, en turismo durante la temporada estival— es menor a ese tiempo. Eso va a implicar algún ajuste, advierte Soto.

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Ya en la Encuesta de Juventud de 2013 se advertía que dos de cada tres jóvenes accedían a su primer empleo gracias a "conocidos". A priori esta particularidad no sería negativa si no existiera fragmentación social, "pero si mis conocidos son de mi misma condición social porque los distintos estratos sociales se mezclan poco, entonces el capital social de las personas tiene un sesgo de clase y con ello bajan las oportunidades de los más pobres de acceder a mejores empleos", explica Juan Pablo Labat, director de Evaluación y Monitoreo del Mides.

En América Latina la tendencia es que "la condición social se herede". En este sentido, en Uruguay los jóvenes "son un reflejo de la brecha que hay en la sociedad", dice Soto. La disparidad de los indicadores con solo recorrer la media hora que separa el sur de la capital con el área periférica, queda en evidencia entre los más jóvenes.

El embarazo en adolescentes es uno de los temas que más preocupa a las autoridades y uno de los que muestra la brecha. En los sectores socioeconómicos más bajos, nueve de cada 10 mujeres de 29 años ya tuvo al menos un hijo. En los sectores más pudientes el porcentaje cae por debajo del 30%.

Entre los más favorecidos, "Uruguay puede parecer un país chato", cuenta Soto, pero "es por un tema de escala: un país envejecido y chico". Hay carreras que "no pueden desarrollarse aquí por falta de masa crítica". Según la socióloga Verónica Filardo, las encuestas aplicadas a retornados que se habían ido cuando eran jóvenes, revelan que el principal motivo de salida no fue la falta de empleo sino la pretensión de "encontrar en otro lado un ingreso y una realización acorde a las expectativas del joven de hoy".

A su vez, estos jóvenes son quienes tienen más posibilidad de acceder a una vivienda propia, "pero suelen tener su autonomía en torno a los 30 años", dice Filardo. En cambio, entre los más pobres la búsqueda de autonomía ronda en los 18 años. Para Labat se resume en que la pobreza está mayormente concentrada en la infancia y la juventud.

El techo propio.

Del más de millón y medio de dólares que el Estado invierte por año específicamente en políticas para jóvenes, menos del 5% está destinado a la vivienda. Este componente ha sido, según Filardo, "el menos contemplado".

Desde el Mides coinciden con que el gasto es insuficiente para las expectativas del gobierno y de los jóvenes. "Si vemos que los jóvenes de los estratos más pobres tienen que solucionar su problema de vivienda con los activos propios o familiares", dice Labat, "veremos que la oferta programática para esos estratos es insuficiente pues difícilmente tengan la capacidad de ahorros necesaria". Según el director, "el problema sustantivo para esto es el elevado costo para el Estado de los programas de vivienda para la población con baja capacidad de repago".

Según el director del INJU, "hoy es más fácil alquilar porque es más flexible la tenencia de una garantía". No así el acceso a ser el propietario de una vivienda.

También es inferior al 5% del gasto en jóvenes de los servicios urbanos propios. En el interior del país apenas está cuantificado, y en Montevideo, dice Soto, "en los últimos años hubo algunas disputas entre vecinos, dueños de boliches y jóvenes, sobre todo en Parque Rodó y Pocitos.

En actividad.

"Los jóvenes no se interesan por nada". Esta trillada frase pierde fuerza cuando se mira el Índice Global de Desarrollo en Jóvenes. Uruguay ocupa el puesto 17 entre los 179 países. El buen posicionamiento tiene, según Filardo, un ingrediente adicional: "Está habiendo una repolitización de los jóvenes: la Primavera Árabe, los indignados en España, los universitarios en Chile, los anti-Brexit, las protestas por el precio del boleto en Río de Janeiro, o contra el precio de la vivienda en Israel".

Para el caso uruguayo los buenos resultados son reflejo de la participación de jóvenes en puestos políticos, incluyendo el Parlamento, la existencia de una política de juventud y la buena concurrencia electoral (aunque el voto sea obligatorio). Sin embargo, en este plano tampoco la distribución es equitativa y hay más oportunidades entre los sectores socioeconómicos más altos.

En la militancia civil el país cae al puesto 125. Uno de los factores que puede explicar el descenso, es la "falta de ayuda a los desconocidos", fruto de la poca integración, en comparación con otras naciones. El país sí tiene buena referencia en la cantidad de voluntarios que, según el Mides, supera al medio millón de personas. Cuatro de cada 10 uruguayos que realizan tareas no remuneradas son menores de 34 años.

El informe de Naciones Unidas destaca el programa Jóvenes en Red, que apunta a la población más vulnerable. Han pasado por allí más de 5.000 jóvenes y se han invertido casi US$ 5 millones al año desde 2013.

Si bien el gasto social que Uruguay realiza es más alto que los países de la región, sobre todo por el extendido sistema de pensiones, Labat concluye: "El gasto no es alto para los logros que quiere tener el gobierno".

Gráficas: UNFPA LACRO | EL PAÍS

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Uruguayos residentes en el exterior discuten esta semana sobre juventud. Foto: F. Ponzetto

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