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El plan que dio en la tecla

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Plan Ceibal.

Con $ 201 por mes se financia una computadora en manos de cada alumno, y con el 5% del presupuesto de Primaria y de la Educación Media se sostiene el Plan Ceibal, tal vez la política más exitosa de la izquierda en 10 años de gobierno.

Si su marcha parece tener respaldo casi que unánime, ahora el desafío es que pueda superar las últimas resistencias ante su uso y los cuestionamientos por su real aporte pedagógico.

El Plan Ceibal se encamina a cumplir nueve años y se ha consolidado no sólo como una de las políticas centrales aplicadas por la izquierda en sus 10 años en el gobierno, sino como una de las más exitosas. Si bien aún lucha con resistencias y cuestionamientos asociados a su utilidad educativa, y con problemas asociados al uso que dan los niños a la computadora, el programa se posicionó como una herramienta incuestionable.

En Uruguay hay 785.450 computadoras del Plan (las famosas ceibalitas) en manos de estudiantes o en centros educativos. Los alumnos de primero y segundo de escuela cuentan con tabletas, los de tercero en adelante con computadoras (las más conocidas XO, las de color verde, de las cuales las entregadas el año pasado ya cuentan con pantalla táctil), y los estudiantes de tercero de liceo en adelante y de UTU disponen de laptops o netbooks con pantallas de trece u once pulgadas.

El programa actualmente demanda unos US$ 55 millones anuales, y ya logró alcanzar a la gran mayoría de su público objetivo: tiene 99% de penetración en Primaria, 94% en el Ciclo Básico y en la Educación Media Rural, 99% en la Educación Técnica, y 97% en el Consejo de Formación en Educación.

Del total de máquinas repartidas, el 85,5% está en funcionamiento, mientras que hay un 6,8% que están declaradas directamente rotas, según datos aportados por el Plan Ceibal. En tanto, el resto está en servicio técnico, lo cual demanda gran atención de la institución. Por ejemplo, por mes se reciben 6.600 consultas por problemas de funcionamiento. Además, se hacen en promedio 1.200 visitas a centros de enseñanza para realizar reparaciones, y en lo que va de 2015 ya se atendieron 255.549 incidentes.

Respecto a los alumnos que no han podido ser alcanzados por el programa, Miguel Brechner, presidente del Plan Ceibal y director del LATU, explicó a El País que eso ocurre principalmente porque hay estudiantes que no tienen cédula al ingresar al sistema educativo, porque hay alumnos recién llegados del extranjero, o porque hay niños que se cambian de una escuela privada a una pública después de mitad de año. De todos modos, el jerarca destacó: "Gracias a Ceibal recuperamos a 15.000 niños que no tenían cédula".

Sobre las altas cifras de reparaciones y los registros de ordenadores que ya no funcionan, Brechner explicó que, más allá de los problemas asociados al uso y al funcionamiento, "las máquinas se rompen porque los niños se olvidan que las tienen en la mochila y de repente las tiran en el recreo, o porque sin querer incrustan el lápiz en el teclado o ponen mal el conector y lo quiebran", relató.

Entre la tiza y la pantalla.

Si hay un área donde el Ceibal se ha establecido con suerte dispar es en la educación. Desde el inicio las ceibalitas no la tuvieron fácil para entrar en las aulas, y hoy en día, a pesar de que se han desarrollado fuertemente las herramientas y las plataformas de enseñanza en línea, la inclusión de los ordenadores en la dinámica pedagógica sigue dando dolores de cabeza. Y los efectos del plan sobre una mejora real de la calidad educativa son puestos en duda con gran frecuencia.

A fines del año pasado, por ejemplo, un informe titulado "Profundizando en los efectos del Plan Ceibal", realizado por profesionales del Instituto de Economía de la Universidad de la República y financiado por el propio plan y por la Administración Nacional de Educación Pública, afirmó que la distribución de computadoras portátiles no generó una mejora en los resultados académicos.

"Los resultados sugieren que el Plan no habría tenido un impacto en matemática y lectura ni a nivel general ni según nivel socioeconómico", se planteó. El estudio subrayó que los resultados "se encuentran en línea con la mayor parte de la literatura sobre el impacto del uso de computadoras en el aprendizaje, la cual encuentra resultados nulos o negativos".

Un alumno usa su ceibalita en el aula entre tres y cuatro horas por semana. En general, el principal uso se vincula con la búsqueda de información, y luego aparecen, en distintos porcentajes y según el grado del alumno en el sistema, el uso con fines educativos, el uso de redes sociales y también el uso para jugar.

En Primaria, por ejemplo, entre los principales usos que se le dan al ordenador los datos muestran que el 77% de los niños usan la XO para trabajar en clase, 39% para jugar, 37% para hacer los deberes, 28% para bajar o escuchar música y 20% para usar Facebook, Twitter o blogs.

Mejorar la preparación.

Un estudio publicado el año pasado por las investigadoras Ana Rivoir y Susana Lamschtein, referido al Ceibal y su incidencia sobre la brecha digital y la inclusión social, señaló que si bien las maestras dicen que los niños "están más motivados para aprender cuando usan la computadora", muchas de ellas "solo planifican actividades con las XO cuando está en la clase la maestra de apoyo Ceibal, porque no se sienten lo suficientemente capacitadas para conducir la clase por sí solas usando las TIC".

El informe planteó que "los maestros en general han asistido poco a los cursos por la distancia a la que se encuentran. Es por este motivo que los cursos que hay, que son bastantes, no se han aprovechado. No obstante, también se dijo que los cursos realizados no fueron satisfactorios porque, o no fueron lo suficientemente prácticos, o supusieron un nivel de conocimientos previos que no tenían" los docentes, remarcó el estudio.

Las investigadoras plantearon que "la formación de las maestras para explotar este recurso y para resolver los problemas que surgen son limitadas. Es así que cuesta que se den las condiciones para un uso permanente para el aprendizaje".

Consultada sobre si el plan incidió en una mejora de los resultados y la formación de los alumnos, Rivoir dijo a El País: "Creo que tiene que haberlo hecho pues cuentan ahora con acceso a Internet, habilidades digitales y por tanto acceso a la información". Igualmente, agregó: "Que eso sea aprovechado para su aprendizaje curricular específicamente depende de otros factores de índole humano (contexto del hogar e iniciativa y motivación propia), e institucional y no tecnológico" (ver entrevista en página 6).

Brechner, por su parte, dijo que, si bien hoy "casi no hay resistencia" al plan, "como sucede con toda incorporación tecnológica, hay quienes la utilizan bien y quienes no. Eso pasa con el médico, con el abogado y también con la maestra", comentó. El jerarca opinó: "En Uruguay ya no se discute si la tecnología sirve o no, se discute qué hacer con ella".

El estudio de Rivoir y Lamschtein constató como principal conclusión que: "Una política universal de acceso a tecnologías de la información y de la comunicación, como el Plan Ceibal, tiene que ser más específica desde el principio en su implementación. Esto contribuiría a resolver los problemas en las escuelas de contexto socioeconómico más pobre que impiden que los estudiantes obtengan las competencias y el bienestar".

De yapa.

En tanto, Brechner destacó que el Plan Ceibal generó determinados logros a pesar de que no estaban entre sus objetivos centrales. "Hoy hay conectividad en todos los centros, esa es una consecuencia del Plan que no era el objetivo en sí mismo. Incluso las familias más humildes tienen acceso a Internet y compran computadoras para sus casas. Nos sorprendió cómo muchos padres usan las computadoras de sus hijos para hacer trámites, trabajar, buscar información, comprar o divertirse", destacó el jerarca.

Y si se sacan cuentas, y si se aprecia que el gasto que implica el Ceibal es solo el 5% del presupuesto de Primaria y Educación Media, queda en evidencia que, en muchos casos, una política de Estado efectiva y útil, que de verdad logre dar en la tecla, no depende sólo de los recursos.

Matemáticas e inglés ganan popularidad.

Las herramientas que brinda el Plan Ceibal a través de sus distintas plataformas hacen que gran cantidad de niños y jóvenes se vuelquen a la práctica y el aprendizaje del inglés y las matemáticas. En 2015, por ejemplo, se llevan realizados a través de la plataforma de matemáticas casi 29 millones de ejercicios, y hubo 52.000 alumnos que hicieron por sí mismos más de 100 ejercicios. En tanto, 108.000 alumnos aprenden inglés a través del plan, mientras que en 2012 esa cifra era de 33.000. Miguel Brechner, presidente del Ceibal, recalcó que "las plataformas son para ayudar a los docentes, pero no suplen la enseñanza".

Próximo paso: mejorar la conectividad.

Cuando se le pregunta qué queda por hacer, Miguel Brechner, presidente del Plan Ceibal y director del LATU, afirma sin vueltas: "Mejorar mucho la conectividad". Según explica, "desde el punto de vista técnico hay complejidades no menores. Por ejemplo, en inglés son 700 clases por día a través de videoconferencia, dividido en ocho horas, son 90 grupos al mismo tiempo. Debemos mejorar la calidad de los dispositivos, el software y la bajada de libros, entre otros puntos. El desafío, en resumen, consiste en cómo poder mejorar la tecnología y de esa forma hacer que contribuya aún más al aprendizaje".

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Plan Ceibal.

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