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Pegar donde más duele

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Multitudinaria movilización en Montevideo contra la violencia de género. Foto: Marcelo Bonjour

En el último año, 12 niños fueron asesinados en Uruguay víctimas de violencia doméstica. Al menos en la mitad de los casos el objetivo fue matar a un hijo para el sufrimiento de su madre. La crueldad de los hechos llama la atención de la autoridades y las ONGs reclaman más protección.

Dos detalles conectaron ayer a las distintas ciudades del mundo: la escarapela lila y las camisas negras. Miles marcharon en la celebración del Día Internacional de la eliminación de la Violencia contra la Mujer, también en Uruguay. Hubo un momento para recordar a las dominicanas hermanas Mirabal, asesinadas un 25 de noviembre por el dictador Rafael Leonidas Trujillo, para visibilizar a las nuevas víctimas de la violencia de género y para exigir justicia. Pero a diferencia de las últimas manifestaciones, un reclamo cobró fuerza esta vez: en el último año fueron asesinados en el país 12 niños víctimas de violencia doméstica. En al menos la mitad de los casos la Justicia constató que se trató de un feminicidio por conexión: un intento de pegarles a las madres donde más les duele.

El INAU ve con preocupación la cifra y crueldad de estos homicidios, que incluyen a niñas prendidas fuego en Paysandú y un niño ahorcado en Rocha. Desde Unicef se recuerda que los niños no son víctimas solo cuando la violencia se dirige contra ellos, sino también cuando presencian el maltrato cotidiano, cuando son testigos, cuando se lastima a alguien a quien ellos quieren.

Pero esta aparente obviedad parece no estar incorporada en las medidas cautelares que aplican los jueces o que exigen los fiscales uruguayos. Según datos a los que accedió El País, hoy hay 203 personas que usan tobilleras para evitar su acercamiento a las víctimas, 129 de ellos tienen hijos en común con la pareja golpeada. Sin embargo solo en 41 casos los ofensores tienen prohibiciones sobre los hijos, como la suspensión de visitas.

"Es un buen padre" o "el niño no tiene la culpa" son las excusas más recurrentes para justificar que la patria potestad esté por encima del interés superior del niño, explica la abogada Alicia Deus, experta en violencia infantil. El Código de la Niñez no prevé medidas de protección especial para los menores y la ley de Violencia Doméstica vigente pone el foco en el trabajo urgente con la víctima directa.

Este vacío legal es uno de los puntos que busca corregir la ley integral de violencia con perspectiva de género que está a estudio en el Senado y que la ONU instó ayer a que se "concluya" cuanto antes. Pero también es necesario saldar el vacío cultural, dice Ricardo Pérez Manrique, presidente de la Suprema Corte de Justicia. Refiere a que "hoy los jueces tienen la potestad de aplicar las medidas cautelares sin necesidad de un cambio jurídico".

"Las nenas".

Una imagen que se le repite a Liana es la cara de Óscar mientras observaba su casa arder con cuatro niñas adentro. Su expareja tenía los brazos en posición de jarra, la mirada clavada en el fuego y la determinación intacta tras haberlas quemado vivas. "¡Óscar, no! ¡Las nenas, las nenas!". Pero el hombre de 46 años estaba dispuesto a que pasara lo peor sin importar las consecuencias.

Liana había salido de la casa por la puerta de la cocina que daba al jardín. Pretendía que un vecino le ayudara a rescatar a sus tres hijas y a la amiga de una de ellas. Pero Óscar no la dejó escapar, la atrapó con sus brazos y la empujó intentado tirarla a las llamas. A tres meses de haber sido dada de alta médica, el resto son solo imágenes en negro y borrosas.

Los recuerdos más nítidos son de las horas previas a la fatídica madrugada del primero de junio. Se durmió poco después de las diez y media de la noche en la misma habitación que las pequeñas que no sobrevivieron. Era una casa precaria en el mismo terreno en que vive su madre, sobre la calle Cerrito de Paysandú, muy cerca del arroyo Sacra.

Aylén, la hija más pequeña, había pasado la tarde anterior pintando un librito que había traído de la capilla Santa Mónica. El libro se extinguió con el fuego, como también el texto con el significado de los nombres de las tres hijas: Ayelén (7), Noaya (6) y Aylén (4). Liana recuerda que eligió estos nombres de origen mapuche porque transmitían ternura, pero ya olvidó los significados. Hoy estos nombres dicen mucho más que un libro.

Cuando los bomberos llegaron a la casa, pasadas las cuatro de la mañana, no pudieron rescatar nada. Óscar había cercado la vivienda con combustible y las llamas hicieron el resto del trabajo. El hombre, dice el parte policial, murió por la inhalación de humo.

"La culpa es tuya".

Liana Duré (30) era la panchera en un carrito de hamburguesas que Óscar tenía en el centro de Paysandú. Así fue como se conocieron y al tiempo comenzaron una relación casual. Pero el vínculo no la convenció y ella quiso dejar. Entonces comenzaron las amenazas: "Si vos me dejás no laburás más"; "Sos mía o de nadie"; "La culpa de todo esto es tuya".

Liana no se había percatado de la seriedad de las amenazas hasta que un día, pasado de alcohol, él le dio dos golpes que le cortaron un ojo. Prefirió no denunciarlo porque había tenido una mala experiencia en 2011 con su expareja y padre de sus hijas fallecidas. "Recuerdo que empezó con insultos y luego con golpes", dice Liana, "pero el día que fui a denunciarlo nos mandaron a los dos juntos para casa y la paliza fue terrible".

Óscar tampoco le hizo fácil el camino para la denuncia. Los primeros 20 días posteriores a los golpes le escribía por Whatsapp: "De la cárcel yo salgo, pero vos de un cajón no". Luego estuvo un mes sin escribir hasta que apareció en la madrugada del incendio.

Según datos de la Fiscalía, Liana había sido vista con un ojo morado pero no había denuncias de violencia doméstica. Tampoco sus hijas estaban siendo atendidas por el Sistema Integral de Protección a la Infancia y a la Adolescencia contra la Violencia (Sipiav).

De todos los homicidios de niños por violencia doméstica en este año, solo en dos casos el INAU había recibido una denuncia previa. Pasó con Camila Rodríguez, la adolescente hallada muerta en Barros Blancos y con signos de abuso. Los vecinos advirtieron que la joven era golpeada por su padrastro, que había sido abandonada por su madre y tenía la contención de una ONG de la zona.

La otra denuncia fue una llamada anónima a la Línea Azul (0800 5050) por las agresiones de una madre a su hija de dos años y 11 meses. "Cuando fuimos a buscar a la madre se había mudado y los familiares no colaboraron en aportar datos", recuerda María Elena Mizrahi, coordinadora del Sipiav. Esa madre de 24 años asesinó este mes a la hija y está presa.

En este último caso las denuncias de violencia doméstica no cobraron relevancia judicial. La Fiscalía reconoce que hubo intentos de suicidio y que el padre reclamaba quedarse con la tenencia de la niña, pero que no "había elementos para sospechar sobre este desenlace".

Cambio de estrategia.

El reclamo para eliminar la violencia de género es uno de los asuntos que no muestra diferencias político-partidarias. Es una política de Estado terminar con ella, tal como reza el mensaje de texto que envió el Mides y que también figura en cartelería y folletería de la sede principal. En los últimos años aumentaron los centros especializados y la visibilidad. Como reflejo de ello, sostiene el Ministerio del Interior, la cantidad de denuncias vinculadas a violencia doméstica se cuadriplicaron en una década.

"La mujer está más consciente y contenida", dice Mizrahi. Puede que los "homicidios de sus hijos sean un cambio en la forma de actuar", reflexiona. Lo cierto es que desde el Estado no hay un seguimiento sobre las "trayectorias" de los asesinatos de menores de 15 años, las denuncias y la coordinación entre toda la red. Unicef inició un análisis con datos de los últimos dos años y el Ministerio del Interior se comprometió a incluir este aspecto para el año que viene, afirma July Zabaleta, directora de la división de Políticas de Género de esta cartera.

La evidencia más clara de la falta de coordinación se dio en un caso de Rocha, en el que un niño de tres años murió ahorcado por su padre hace dos semanas. Según supo El País, hubo intervenciones de la policía y del juzgado de paz de la zona el año previo. Pero jamás se dio pase al juzgado letrado, como debió haber ocurrido ante la sospecha de violencia doméstica.

El día previo al asesinato, el padre (53) había pasado con el niño y lo dejó en la casa de su expareja sobre la madrugada. Discutieron, él le pegó y se llevó al pequeño a un camino vecinal, cerca de Valizas. La madre del niño fue al hospital de Castillos para ser atendida y dio aviso de la situación. Se montó un operativo de búsqueda y, horas después, se encontró al niño ahorcado con una cuerda atada a un tronco y del otro lado al padre también ahorcado (por autoeliminación).

"Difícil darse cuenta".

Pasó un mes desde las últimas amenazas que recibió Liana hasta que Óscar incendió la casa. Durante ese tiempo la mujer pensó que "lo peor ya había pasado" y en todo caso "jamás hubiese pensado en algo así". No es fácil imaginar que un adulto sea capaz de asesinar a un niño.

"Es muy difícil la detección temprana de estas situaciones", explica Javier Donnángelo, director de la división de Estadística del Ministerio del Interior. En los casos en que la situación de maltrato es puesta en conocimiento de alguna autoridad, dice el sociólogo, los vecinos de la familia suelen jugar un rol importante. Las instituciones trabajan con los involucrados, la familia y la comunidad.

La escuela sigue siendo una de las más eficientes instituciones para la detección de estas amenazas. La hiperactividad de un alumno o, por el contrario, su retraimiento son llamados de atención para los maestros, según el protocolo que aprenden en Magisterio. Por eso en los centros educativos es donde se da la mayor captación de casos que son derivados al Sipiav.

Los niños atendidos en el INAU por ser víctimas de violencia aumentaron 53% en el primer semestre de este año, en comparación con igual período del año anterior. Según Mizrahi es un dato llamativo y que no responde a una mayor facilidad para denunciar. También explica que hay edades en las que la escuela "prácticamente" no llega a darse cuenta.

De los homicidios de niños de este año, la mayoría de casos se concentra en la franja de 0 a 4 años. La explicación, según Donnángelo, "es la falta de autonomía de estas víctimas y que sus cuidadores son, frecuentemente, los responsables del maltrato".

Entre los asesinatos de este año figura la muerte de una joven de 14 años (en Verdisol, Montevideo) a manos de su tío, quien terminó confesando el hecho.

El caso de Camila aún no está aclarado, pero se involucró al padrastro. Para Mizrahi "no tiene nada que ver" si son padres biológicos o no. Tampoco hay elementos suficientes para saber por qué hubo más homicidios en el interior, aunque "puede que en zonas más aisladas la violencia doméstica sea más difícil de detectar".

El día después.

Las únicas fotos de las hijas de Liana son las que sobrevivieron en su celular.

Cada tanto las mira y recuerda con orgullo: "La mayor estaba en la escuela 99, era muy buena alumna. Siempre me decía: Mami, quiero ser maestra".

La más chica también deseaba ser docente, aunque de jardín.

La del medio soñaba con ser asistente social "para ayudar a la gente".

Con la colaboración de los vecinos y familiares, Liana está intentado reconstruir su vida. La Intendencia de Paysandú le dará una vivienda nueva —la suya quedó deshecha—, recibió una canasta de alimentos y productos de limpieza.

Hoy tiene acompañamiento psicológico, pero para "el dolor del alma no hay terapia", repite. Tampoco se siente con el compromiso de "aconsejar" a otras mujeres. Sabe que la denuncia es importante, pero también que es muy difícil hacerse cargo luego de ella.

En todo caso prefiere "retomar fuerzas" por sus allegados y por el hijo mayor que justo la noche de la tragedia durmió en la casa de una abuela. Dice que darle lo mejor a él es una forma de que la historia no vuelva a repetirse.

Según la encuesta nacional de violencia basada en género, una de cada tres uruguayas mayores de 15 años ha vivido situaciones de violencia en la infancia. Liana quiere cortar con esa tendencia, aunque haya sido golpeada donde más duele.

Violencia doméstica: el delito más denunciado luego del hurto.

Cada 13 días una mujer murió en Uruguay durante el último año víctima de violencia doméstica. Estos 29 asesinatos colocan al país en el triste cuarto puesto de 23 países de América Latina y el Caribe con mayor cantidad de feminicidios. También significa un aumento de cinco víctimas fatales respecto a los dos últimos años.

La memoria de estas víctimas ocupó buena parte del silencio que acompañó ayer a la marcha por 18 de Julio, entre la Plaza Independencia y la Intendencia de Montevideo. Y en algunos carteles se podía leer un simple reclamo: "Respeto".

Distintas organizaciones, entre ellas las Naciones Unidas, piden al Estado uruguayo que apruebe una ley integral sobre violencia con perspectiva de género que está a estudio en la Comisión de Población y Desarrollo del Senado. El texto tiene el respaldo de todos los partidos, al menos en la visión global y busca que las denuncias estén centradas en un único juzgado para que se acorte el "periplo" al que se somete a los denunciantes.

El Fiscal de Corte, Jorge Díaz, explicó en rueda de prensa que los tiempos y las instancia a las que se somete a una mujer denunciante terminan por desanimarla e incluso revictimizarla.

Desde el primero de enero al 31 de octubre de este año, la policía recibió 24.454 denuncias: una cada 17 minutos. La cifra implica una baja respecto al año anterior, pero aun así es cuatro veces mayor a la registrada una década atrás. Seis de cada 10 de estas denuncias fue por problemas con la pareja o expareja.

La violencia doméstica es, según el Ministerio del Interior, el delito más denunciado después del hurto. A diferencia de otros delitos exige cambios culturales e incorporar la "mirada de género", un reclamo que este 25 de noviembre hizo público la Facultad de Derecho de Udelar.

También la división de género del PIT-CNT pidió la celeridad para la aprobación de la ley que está en tratamiento en el Parlamento y exigió que se incorpore al texto la obligatoriedad de días libres pagos a las mujeres víctimas de violencia.

El proyecto dedica un capítulo a los niños y prevé la suspensión de visitas a los hijos del golpeador como medida de protección.

En la marcha por 18 de Julio también caminaron niños en homenaje a los menores de 15 años que fueron asesinados.

El cierre de la marcha, como de costumbre, fue artístico: pasando del género clásico al tropical.

LAS CIFRAS

129

Uruguayos que usan tobillera por violencia doméstica tienen hijos con sus víctimas. Solo 41 cuentan con restricción de visitas a hijos.

53%.

Fue el aumento de niños atendidos por el Sipiav en el primer semestre de este año respecto al mismo período de 2015.

34%.

De las uruguayas mayores de 15 años han vivido situaciones de violencia durante su infancia, según los relevamientos el INE.

Multitudinaria movilización en Montevideo contra la violencia de género. Foto: Marcelo Bonjour
Multitudinaria movilización en Montevideo contra la violencia de género. Foto: Marcelo Bonjour
Multitudinaria movilización en Montevideo contra la violencia de género. Foto: Marcelo Bonjour
Multitudinaria movilización en Montevideo contra la violencia de género. Foto: Marcelo Bonjour
La movilización fue de Plaza Independencia hasta la IMM. Foto: M. Bonjour
La movilización fue de Plaza Independencia hasta la IMM. Foto: M. Bonjour
Multitudinaria movilización en Montevideo contra la violencia de género. Foto: Marcelo Bonjour
Multitudinaria movilización en Montevideo contra la violencia de género. Foto: Marcelo Bonjour
Multitudinaria movilización en Montevideo contra la violencia de género. Foto: Marcelo Bonjour
Multitudinaria movilización en Montevideo contra la violencia de género. Foto: Marcelo Bonjour
Multitudinaria movilización en Montevideo contra la violencia de género. Foto: Marcelo Bonjour
Multitudinaria movilización en Montevideo contra la violencia de género. Foto: Marcelo Bonjour
Multitudinaria movilización en Montevideo contra la violencia de género. Foto: Marcelo Bonjour
Multitudinaria movilización en Montevideo contra la violencia de género. Foto: Marcelo Bonjour
Multitudinaria movilización en Montevideo contra la violencia de género. Foto: Marcelo Bonjour
Multitudinaria movilización en Montevideo contra la violencia de género. Foto: Marcelo Bonjour
Multitudinaria movilización en Montevideo contra la violencia de género. Foto: Marcelo Bonjour
Multitudinaria movilización en Montevideo contra la violencia de género. Foto: Marcelo Bonjour
Multitudinaria movilización en Montevideo contra la violencia de género. Foto: Marcelo Bonjour
Multitudinaria movilización en Montevideo contra la violencia de género. Foto: Marcelo Bonjour
Multitudinaria movilización en Montevideo contra la violencia de género. Foto: Marcelo Bonjour
Multitudinaria movilización en Montevideo contra la violencia de género. Foto: Marcelo Bonjour
Multitudinaria movilización en Montevideo contra la violencia de género. Foto: Marcelo Bonjour
Multitudinaria movilización en Montevideo contra la violencia de género. Foto: Marcelo Bonjour
Multitudinaria movilización en Montevideo contra la violencia de género. Foto: Marcelo Bonjour
Multitudinaria movilización en Montevideo contra la violencia de género. Foto: Marcelo Bonjour
La explanada de la IMM colmada de personas en contra de la violencia de género. Foto: Twitter @MdNuruguay
La explanada de la IMM colmada de personas en contra de la violencia de género. Foto: Twitter @MdNuruguay

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