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Frentistas al costado del camino

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Foto: AFP
Supporters of the presidential candidate of the Frente Amplio (Broad Front) party for the October 26 general elections, former president (2005-2010) Tabare Vazquez, waits for the start of the closing rally of the campaign in Montevideo on October 23, 2014. An oncologist and former president whose impressive resume also includes stints as a paperboy, waiter, carpenter and football club director, Tabare Vazquez, 74, is looking to regain the presidency after sitting out the mandatory five years between terms. AFP PHOTO / Guillermo LEGARIA URUGUAY-ELECTION-CAMPAIGN-VAZQUEZ

Sienten la bandera roja, azul y blanca en sus corazones, pero no creen que el Frente Amplio de hoy le esté haciendo honor a su historia. Rumbo a 2019 hay quienes empiezan a mirar hacia otras fuerzas políticas, piensan en armar un nuevo partido o, directamente, en votar en blanco o anulado.

Ellos se emocionaron hasta las lágrimas el 31 de octubre de 2004. "Festejen, uruguayos, festejen que la victoria es de ustedes", dijo Tabaré Vázquez desde el balcón del Hotel Presidente, ante una multitud que lo ovacionaba, y ahí se conmovieron aún más. Por primera vez la izquierda llegaba al poder. Era la oportunidad de cambiar la historia. Ahora, 13 años después, no pueden evitar el desánimo. Algunos se definen como enojados, otros se autoproclaman desencantados. Son los frentistas que ya no se sienten frentistas, o que al menos advierten que esta no es la fuerza política por la que ellos militaron. No saben a quién van a votar en 2019. Están desconcertados.

Viven convencidos de que la esencia del Frente, del verdadero Frente, está en ellos y no en las bases de un partido que, a su entender, no hace más que caer en contradicciones con su pasado. Entran en cólera por lo que entienden es una defensa a ultranza de un gobierno dictatorial, en referencia al del venezolano Nicolás Maduro. Alertan que en sus épocas de militancia siempre estuvo sobre la mesa que la base de todo cambio social era la educación, y no ven que se hayan logrado avances en este sentido. Disparan contra el vicepresidente Raúl Sendic: algunos por el déficit de Ancap, otros por el gasto de US$ 370.000 en la fiesta de inauguración de la planta desulfurizadora, y todos se enervan por ese título de licenciado que nunca apareció.

Los enojados y desencantados que están a la vista de todos son aquellos que han estado en el gobierno, o han sido defensores públicos de este, y ahora buscan alternativas de cara a las elecciones que se celebrarán dentro de dos años. Los que no se ven, en tanto, son los que reflejan las encuestas, que muestran una baja en el caudal de adeptos del Frente Amplio, al tiempo que engordan la masa de indecisos y de los que sufragarían en blanco o anulado, que oscilan entre el 20% y el 30%, según quién haga el sondeo.

Sin banderas.

A Gonzalo Mujica nunca le gustaron los pegotines. En la campaña para las últimas elecciones puso algunos de la lista con la que fue electo diputado, la 609, en el parabrisas de su auto, pero la misma noche del balotaje, cuando ya se sabía que Vázquez había ganado, los sacó. Su despacho, en el piso 2 del edificio anexo al Palacio Legislativo, es el único que no tiene pegotines, ni banderas, ni ningún distintivo político. Esto del lado de afuera, porque colgados de una pared de su oficina hay dos retratos de líderes que supieron defender la divisa blanca, el general Aparicio Saravia y el coronel Diego Lamas. Él dice que esos cuadros no son nuevos. Que están ahí desde que asumió como diputado en 2005. "Es que mi familia es de origen blanco. Cuando salí diputado le prometí a mi viejo que iba a tener esas fotos en mi despacho, porque eran los ídolos de mi adolescencia", dice el disidente que le hizo perder la mayoría al Frente en la Cámara de Representantes.

Mujica cumple esta semana 61 años. Empezó a militar cuando tenía 14 en el Partido Comunista, apenas iniciada la década del 70. En 1986 renunció a ese sector. "Todas mis amistades, mi pareja, todos mis vínculos sociales eran comunistas. Y yo me iba solo. Fue algo terrible", cuenta. Él sostiene que esa experiencia le está sirviendo mucho para enfrentar su realidad actual. Son muchos los frentistas que le retiraron el saludo. "Esto pasa sobre todo con los más jóvenes", cuenta. Él dice que hay otros, más grandes, con los que la relación no cambió. E incluso sostiene que hay algunos que meditan la posibilidad de seguir sus pasos.

Es que el caso de Mujica es el más extremo de todos. El legislador dejará su banca en septiembre, luego de que se vote el Presupuesto y que dé su aval a la apertura de una investigadora propuesta por Unidad Popular para indagar las actuaciones de la Administración de Servicios de Salud del Estado. Dice que si no consigue un trabajo en el sector privado, se va a jubilar.

Mujica todavía no tiene decidido a quién va a votar en primera vuelta en las elecciones de 2019: puede ser al Partido Nacional, al Colorado, al de la Gente o al Independiente. Pero sí está convencido de que en el balotaje, que "de seguro habrá", su sufragio irá para los blancos. Tiene "un grupo de amigos" desencantados del Frente con los que preparará un plan en materia de educación, seguridad y política internacional, "los temas esenciales", que espera sean incluidos en el programa del Partido Nacional.

"Los que queremos que la cosa cambie vamos a votarlos (a los nacionalistas). Entonces yo quiero tener que ver con el armado de ese gobierno, participar. Yo ya tengo decidido que no voy a votar el continuismo", explica, y advierte que ha recibido ofertas de todos los partidos de la oposición. Asegura que aún no tiene decidido si se integrará a alguno de ellos, pues no cree que sean tantos los que quieran sumarlo a sus filas una vez que deje su banca. "No sé si voy a tener tanta relevancia cuando me vaya de acá", reflexiona.

Golpe a la identidad.

Pero no todos los enojados con el Frente tienen las cosas tan claras. El exdirector de Educación, Juan Pedro Mir, que fue sacado del gobierno por orden del propio Vázquez, luego de plantear dudas sobre la capacidad de poder verdaderamente "cambiar el ADN" de la enseñanza, dice que si hoy fueran las elecciones "no sabría a quién votar". Mir sostiene que las personas como él, "que vienen de familias fundadoras del Frente, que no son recién llegados, para los que este no es solo un partido sino una identidad, una manera de concebir el país, la situación es muy difícil". Y advierte que "el derrotero político de estos últimos años, primero con José Mujica y ahora en el segundo período de Vázquez, no representa esa identidad frenteamplista".

"Hay cosas que son centrales. En el gobierno tienen que estar los más capaces y no los que llegan por acuerdos partidarios. Hay que separar la estructura de gobierno de la del Estado y la del partido, porque esto obstaculiza el desarrollo de la sociedad democrática, de los procesos transparentes y de los gobiernos republicanos. Este fue el gran pecado del Partido Colorado durante el siglo XX, pero le llevó 80 años; el Frente Amplio hizo lo mismo en muy poquito tiempo", sentencia Mir.

Lo mismo opina el histórico dirigente de la bebida Richard Read, que al igual que Mir supo estar cerca del astorismo, pero hoy se define como un "frenteamplista crítico". Manifiesta que aún no tiene definido su voto, y que las "actitudes políticas son las que pueden llevar a que uno se vaya o se quede".

Para Read la izquierda "perdió algunas cuestiones elementales" que había cuando él ingresó al partido. Que a diario escucha planteos "que están en las antípodas de lo que fue la gestación del crecimiento del Frente Amplio desde 1985 hasta 2004". Y pone como ejemplo el pago en negro de una parte del salario a trabajadores de Alcoholes del Uruguay (ALUR), lo que el ministro de Trabajo, Ernesto Murro, justificó diciendo que se "pone el grito en el cielo" por "solo 600 pesos". "No importa cuánta plata sea, está mal. Me entristece este papel, este perfil que ha tomado la fuerza política", se queja Read.

Otro de los críticos más activos es el publicista y exasesor del Frente Líber Seregni, Esteban Valenti. Suele pegarle al gobierno a través de sus columnas en su sitio UyPress y mucho también desde las redes sociales. "Al principio estaba solo enojado. Ahora tengo grandes desilusiones. Porque primero fue el tema de Ancap, pero después todo fue creciendo y creciendo hasta llegar a la locura de justificar una dictadura en Venezuela", sostiene. Le molesta que "el FA esté copado por una estructura en retroceso".

"La última declaración sobre Venezuela —en la que el Frente llamó a respetar su soberanía— se cocinó en su propio equilibrio interno. Negocian sobre sus principios. Hay compañeros que yo sé que no piensan así, pero igual lo votan. Es el frenteamplismo de la unanimidad", critica Valenti. Él tampoco tiene claro lo que hará en la próxima elección, pero advierte que las soluciones no son muchas: dice que se vota en blanco o anulado, o se arma una agrupación dentro del Frente Amplio para tratar de cambiar las cosas desde allí, o se funda una nueva fuerza de izquierda. Esta última postura es la que pretende tomar el senador y líder del Partido Independiente, que quiere armar un nuevo movimiento en el que puedan estar estos frentistas desencantados (ver recuadro).

Algunos enojados ya empiezan a reunirse por su cuenta. El año pasado el abogado Federico Arregui, hijo del dirigente socialista Roque Arregui, inauguró los Fogones Artiguistas. Se llaman así porque "emulan la figura de José Artigas, que fue rechazado por las autoridades de la Revolución de Mayo, y se fue al desierto, a la parte rural, a juntarse con los indios, con los mestizos, los españoles; así nos sentimos: desplazados", explica.

Arregui también quiere que de esos fogones salgan propuestas programáticas para entregar a los partidos de la oposición, y para luego quizá hacer una alianza con quien tome las ideas. Los fogones hasta ahora se han hecho en Mercedes, Tacuarembó, Salto, Río Negro, y también en Montevideo, donde Arregui sostiene que el exministro de Economía, Fernando Lorenzo, ayudó en su organización. Consultado por esto, Lorenzo se excusó de hacer declaraciones. Pero no lo negó.

Apuesta al menos peor.

El presidente de la Cámara de Diputados y vicepresidente del Frente, José Carlos Mahía, no disimula su inquietud. "Hay gente que está enojada, y hay otra que está decepcionada. Hay distintas razones para ello. Esto no significa que mañana no voten al Frente. Pero sí, es una preocupación, es algo nuevo a lo que hay que prestar atención", admite.

Él, astorista como lo fueron muchos de sus críticos, entiende que la identidad del Frente Amplio está justamente en sus líderes y que la renovación que muchos piden no se puede hacer sin la presencia de ellos. Él quisiera que el ministro de Economía, Danilo Astori, fuera el próximo candidato a presidente. Y alerta que no se puede prescindir de los otros "grandes dirigentes", como Mujica y Vázquez. "Es que yo no veo que la gente esté cansada de ellos, yo veo que son tipos lúcidos. Creo que son los que tienen que promover la renovación dentro del partido, para que surjan nuevas figuras, sean o no sean ellos candidatos", reafirma.

Mahía, sin embargo, reconoce que se cometieron errores por parte de la fuerza política, como defender a Sendic respecto a su virtual título universitario y en cuanto a lo que sucede en Venezuela. "Lo que pasa es que hay sectores del Frente que dentro de la estructura tienen mucho peso, y son más afines al chavismo que otros. En cuanto a lo del título, creo que eso está focalizado en el propio Raúl y su espacio político. No lo veo como un tema general del Frente", señala.

Admite que no tiene certezas de qué va a pasar en 2019, qué es difícil preverlo, pero tiene fe en que se "va a lograr un cuarto gobierno". Lo cierto es que en las encuestas los votos que pierde el Frente no están yendo a parar a los partidos tradicionales, y es allí donde está la esperanza de la izquierda. "Los que están enojados no se van a otros partidos. Están lejos de la oposición. Y la gente va a tener que elegir entre los partidos, con sus propuestas y sus candidatos", dice confiado Mahía. Valenti advierte que esta vez va a ser distinto. "Yo me niego, los izquierdistas hoy se niegan a elegir al menos peor".

Mieres sale a la pesca de los desencantados con el gobierno.

Todos los desencantados con el Frente Amplio recibieron una llamada de Pablo Mieres. El dirigente cuenta con ellos para armar un "frente de izquierda democrática, o de centro izquierda, un nuevo partido más amplio", cuenta el legislador. Tanto Richard Read como los exjerarcas de la educación, Juan Pedro Mir y Fernando Filgueira, han dado conferencias en eventos organizados por Mieres y su partido. Sin embargo, por ahora todavía no le dieron el sí. Gonzalo Mujica también recibió la propuesta, pero aún no contestó. "Es un plan demasiado ambicioso", alerta, aunque aclara que no lo descarta. "Estoy esperando respuestas. Sé, por experiencia propia, que cuesta mucho. Cuando alguien se va de un partido es un dolor, lo que pesa es la identidad de la marca", considera Mieres, que fue parte del Partido Demócrata Cristiano del Uruguay cuando este era parte del Frente Amplio y también integró el Nuevo Espacio cuando este estaba por fuera de la coalición de izquierda.

DECEPCIÓN Y PREOCUPACIÓN.

Gonzalo Mujica - "No peleé toda la vida para hacer la plancha".

"Este no era el gobierno que quería. No peleé toda la vida para terminar en el Parlamento haciendo la plancha, y solo pensar en seguir ganando elecciones".

Esteban Valenti - "El Frente perdió las referencias democráticas".

"La interna del FA está copada por una estructura en retroceso. Lo que se hace con Venezuela muestra que hasta se perdieron las referencias democráticas".

Juan Pedro Mir - "El FA era una opción de cambio, de ruptura".

"Tocaron resortes que tienen que ver con la identidad frentista y esto hace que no me sienta representado. Esto era una opción de cambio, de ruptura".

Richard Read - "El FA está en las antípodas de lo que era en 2004".

"Se perdieron cuestiones elementales. No hay autocrítica. No hay sinceramiento con la política. Se está en las antípodas de lo que era el partido de 1985 a 2004".

José Carlos Mahía - "Hay gente enojada y esto es una preocupación".

"Hay gente enojada y desencantada. Esto no significa que no vayan a votar al FA. Pero nos preocupa porque está pasando con mayor intensidad que antes".

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Foto: AFP

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