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Juan Salgado: el asesor honorario del presidente

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Juan Salgado y Tabaré Vázquez. Foto: Adrián Giudice / Presidencia.
Adrian Giudice

Es una historia de amistad, o de cómo un amigo llega a ocupar el cargo de “asesor de Presidencia” con título y todo. Juan Salgado cumplió sus 57 años en la última gira de Tabaré Vázquez por Europa y festejó con parte de la delegación: una demostración de lealtad que llega hasta el círculo más íntimo del mandatario.

La parábola que hace la caña al lanzar la carnada al río es acompañada por un zumbido que para cualquier pescador de ley es sinónimo de placer por venir: comienza la espera. La dulce, pacífica, tranquilizante espera. Y si es domingo, más todavía. Y si hay un buen amigo a metro y medio de distancia haciendo exactamente lo mismo que está haciendo uno, en complicidad, todavía mejor. Y si ese acompañante es tan "leal" que además de amigo es un asesor de confianza y con quien uno se siente cómodo volcando sus ideas y proyectos, probablemente estemos describiendo la intimidad conocida entre una de las personalidades políticas más importantes del país de los últimos 30 años. Probablemente estemos describiendo una parte de la relación de amigo y asesor que une al presidente de Cutcsa, Juan Salgado, con el presidente de la República, Tabaré Vázquez.

Ya es conocido el gusto de Vázquez por la pesca de río, un hobby que comparte con una "barra" de hace 40 años. En este tiempo son pocos los que han logrado ingresar a esa intimidad para participar de esos domingos en calma, que se repiten entre dos y tres veces por mes. Son jornadas en que se conversa de los aspectos más mundanos, con énfasis en el fútbol, y en los que el presidente de la República suele demostrar sus dotes para la cocina. Y Salgado se ha ganado la confianza para entrar en ese círculo.

Por eso, 19 días después de haber asumido su segundo mandato, Vázquez resolvió —acto público mediante— designar a Juan Antonio Salgado en "carácter de asesor honorario de la Presidencia de la República, en materia de desarrollo de líneas estratégicas en logística comercial, comercio exterior y competitividad integral asociado a ambos". Es decir: "le puso título" a una relación de confianza, "todo un acto de transparencia", según entiende el prosecretario Juan Roballo.

Si bien este cargo carece de horarios y de reuniones fijas entre semana, el vínculo más estrecho entre Vázquez y Salgado se da en las giras al exterior. De hecho, el día de su cumpleaños 57, el presidente de Cutcsa lo pasó en Hamburgo junto a la delegación oficial que visitó Alemania, Rusia y Finlandia. Por supuesto que hubo tiempo para un brindis, pero en la noche.

En la gira Salgado hace las veces de nexo con los empresarios y es quien se asegura, señala Roballo, que los interlocutores sean lo suficientemente poderosos como para llegar a invertir en Uruguay. Pero mientras pasea con la delegación, el presidente de Cutcsa lleva un cartelito de "asesor", el mismo rótulo con el que Vázquez lo presentó en Finlandia ante un auditorio repleto de parlamentarios. El "hombre fuerte del transporte", como le dicen, devolvió una sonrisa y ante la consulta de los periodistas se limitó a decir: "somos amigos, solo amigos".

Si uno escucha con atención el discurso de quienes lo conocen, comprenderá que el término "amistad" es el que más se repite. En cierto punto parece la frase hecha de algunos periodistas deportivos, acostumbrados a catalogar de "amigo" a cualquiera con quien hayan compartido solo un café. Pero en el caso de Salgado se le suma, dicen, su gusto por agasajar con asados en la casa de La Paloma, acompañado de truco y "buenos vinos", acota el periodista Fernando Vilar, cara visible de Cutcsa. Y, sobre todo, sus allegados recalcan que Salgado es "leal".

Esa fraternidad, mezcla de hermetismo y discreción, en el caso de Vázquez y Salgado contó con una tercera figura: Óscar Magurno. Los tres trabajaron en la Asociación Española, donde se conocieron en los 90, aunque también habían tenido que lidiar en la Intendencia de Montevideo. En una entrevista que concedió a Búsqueda, Salgado recalcó que sentía que a Magurno y Vázquez los unía un mismo pasado: vinieron de "abajo" y, "con esfuerzo", lograron conquistar importantes cargos. Esa química consiguió sortear las diferencias políticas y, sobre todo, futboleras de estos hombres. La amistad ante todo.

Salgado no quiso hacer declaraciones sobre el vínculo con el presidente.

El masón.

Cuando la izquierda llegó por primera vez al gobierno, había desconfianza respecto a cómo sería el relacionamiento con los militares. Pero el vínculo fue mejor de lo esperado, en buena medida por la intervención de la masonería, explica el diputado colorado Fernando Amado, quien investigó sobre el funcionamiento de este grupo en el país. Vázquez, que había ingresado a la logia General Artigas a la salida de la dictadura, colocó en los cargos de confianza a personas que compartían esos principios de la Revolución Francesa (y de la masonería): "Libertad, Igualdad y Fraternidad".

Hay quienes especularon que Salgado, también masón, había intervenido en esta decisión. Pero en una entrevista que le realizó el programa En Perspectiva, el presidente de Cutcsa aclaró que, por entonces, "no integraba" ninguna logia.

Amado recuerda que Salgado entró en La Razón en 2008. Se trata de uno de los grupos centenarios de la masonería uruguaya, compuesto solo por unos 40 hombres, entre los que figura José Ramón Bonilla, designado por Vázquez como comandante en jefe de la Fuerza Aérea. Magurno también integraba esa logia, aunque había superado los 33 años de hermandad, con toda la simbología del número "33" y no precisamente por el nuevo precio del boleto.

"La masonería no tiene nada que ver", cuenta el diputado Guillermo Facello. "Magurno y Salgado compartieron comités electorales en la Española, uno era el administrador general y el otro candidato a tesorero". De hecho, dice, "cuando murió Magurno, Salgado era visto como el sucesor para el cargo". Pero el presidente de Cutcsa optó por continuar con su rol al frente de la empresa de transportes, una misma explicación que lanza cada vez que se lo consulta por un cargo político.

El arranque.

Hace 20 años que Salgado es el presidente de la Compañía Uruguaya de Transportes Colectivos S.A. (Cutcsa), en 80 que tiene la empresa. Lleva más del doble de años adentro de la compañía a la que ingresó como cadete, a los 17, porque no quería seguir estudiando. Su padre, Antonio Salgado, había sido chofer y propietario de un ómnibus, por tanto la decisión del joven Juan fue un reflejo de la herencia familiar.

Juan Salgado vivió los primeros 24 años de su vida en Guarapirú y Niágara, a medio camino entre el Marconi y Flor de Maroñas. Fue a escuela pública y, por reiterada mala conducta, sus padres probaron suerte en el colegio "Los Vascos". Pero no hubo caso: el joven estaba decidido a hacer carrera en Cutcsa.

Ya de pequeño su padre le prestaba el ómnibus para manejar una cuadra en el barrio con compañía de un adulto. En una entrevista con el periodista Leonardo Haberkorn, recordó: "Había solo dos días en el año en que el ómnibus paraba, el 1° de enero y el 1° de mayo. Y como forma de mostrar el agradecimiento al barrio, porque a veces se prendía el ómnibus de madrugada y molestaba, nos íbamos para afuera en el ómnibus a pasar todo un día de campamento con todo el que quisiera venir. Y el ómnibus se llenaba hasta la puerta. El 1° de enero íbamos al Parque Roosevelt. ¡Era como ir hoy a La Paloma! Y para el otro lado hacíamos el viaje que más nos gustaba a los chiquilines, que era ir a Santiago Vázquez. Nos gustaba porque de tarde, antes de volver, pasábamos por el parque Lecocq. ¡Veíamos los animales!".

Aquella diversión fue tomando forma de empleo y Salgado logró recorrer buena parte de los escalafones de la compañía. Sus cuatro hijos y él son algunos de los 3.500 socios que tiene la empresa que maneja el 65% del transporte de pasajeros de la capital. Por eso el presidente de Cutcsa insiste en "la responsabilidad" y en que su trabajo es "incompatible" con la actividad político-partidaria.

La confianza más fuerte se la ganó al reestructurar la empresa y al sacarla de una profunda crisis. Desde entonces el título de asesor no solo lo mantiene con Vázquez, sino que es de consulta obligada para las gremiales de transportistas, la Cámara de Comercio y la Española, dice su gerente general, Julio Martínez.

El mandatario uruguayo ha participado de varios lanzamientos de Cutcsa, y Salgado le ha prestado un ómnibus para la campaña electoral. Porque aunque no ha tenido militancia política conocida, Salgado se define como "tabarecista". Fernando Vilar recuerda que en la última campaña, el líder de Cutcsa era quien compartía un vaso de agua con el entonces candidato frenteamplista cada vez que terminaba una locución en un acto.

Fuentes del Frente Amplio contaron que Salgado fue una pieza "clave" para incorporar nuevas figuras a la campaña, sobre todo cuando las encuestas no eran favorables para la actual fuerza de gobierno. Un ejemplo fue su recomendación de incluir en Economía a Pablo Ferreri, integrante de una "barra" con quien veía los partidos del Mundial 2010 y con el que comía "algún que otro asado en El Tigre".

Aunque su perfil empresarial no se ajusta al clásico estereotipo de hombre de izquierda, Salgado no ha cosechado demasiadas disputas a la interna de la coalición. Su mayor confrontación fue el año pasado con el intendente Daniel Martínez, cuando en entrevista con El País dijo que no entraría en el intercambiador Belloni porque ese sistema era una "pérdida de tiempo" que no le serviría a la gente. El jefe de la comuna salió al cruce y luego Salgado pidió disculpas.

La incidencia que tiene al dirigir la principal empresa de transporte de Montevideo hace que las acciones que lo rodean no estén exentas de sospechas. La compra del avión presidencial es una de ellas. El empresario Carlos Bustin, representante de Mercedes Benz en Uruguay, fue el único ofertante para el llamado que hizo Presidencia. Se trata de un modelo Hawker HS 125-700ª, cuyo valor asciende a US$ 1 millón. Por más que el precio no fuera "el mejor", Pedro Bordaberry ha insinuado que Vázquez se dejó influir por las palabras de sus allegados.

Bustin es otro de los amigos de Salgado. De los 1.090 ómnibus que componen la flota de Cutcsa, según la página oficial, 959 son Mercedes Benz. A tal punto llega esa dependencia que el director para América Latina, Matthias Barth, había dicho a El País: "Estamos seguros de que si Cutcsa en Montevideo cambia la flota, nosotros (Mercedes Benz) vamos a estar con 100% de ella".

El ministro de Transporte, Víctor Rossi, cuenta que Salgado "no se mete en decisiones de su cartera y es muy respetuoso de los roles que juega cada uno". El secretario de Estado, que compartió el festejo de cumpleaños en la noche de Hamburgo, dice que Salgado "jamás" le presentó su intención de ser ministro o de incidir en ese tipo de asuntos.

A nivel público, el único comentario que Salgado hizo y que no involucra a Cutcsa directamente, fue haber opinado sobre Uber, pidiendo no verlo como a "un cuco". Aun así, es un "referente" para la gremial del taxi, dice su otro amigo Óscar Dourado, quien recuerda que en su juventud "Juan también fue taximetrista".

Salgado admitió públicamente que ha pensado en ser candidato a intendente porque Vázquez lo quería en ese puesto. Pero optó por no seguir ese camino. Al respecto, el excandidato a jefe comunal, Ricardo Rachetti, dijo a Búsqueda que el "Frente tiene una mentalidad que favorece al poderoso", y puso como ejemplo a Juan Salgado, quien es socio en el Nuevocentro Shopping de quien fuera otro candidato, Edgardo Novick.

Porque en esto de la amistad no hay colores políticos, aunque se trate de aconsejar al mismísimo presidente de la República. En este sentido, el senador Enrique Pintado, concluye: "Juan, por su perfil empresarial y diferente al del dirigente tradicional de izquierda, logró que el Frente Amplio ganara tres gobiernos", y eso que le implicaba "asumir un costo empresarial muy alto".

El regalo más esperado por los amigos.

El día que asumió su segundo mandato, Tabaré Vázquez viajó desde el Palacio Legislativo hasta la Plaza Independencia en una camioneta Fordson, similar a la que había comprado cuando era un joven médico. La odisea para conseguir aquel vehículo, que tenía en su chapa la cruz verde en alusión a la medicina, había recaído en Juan Salgado, el amigo y asesor del mandatario. Junto al grupo de pesca, un selecto círculo de compañeros que Vázquez deja entrar a Anchorena, optaron por restaurar la camioneta y se la regalaron.

Esa complicidad también ha tenido su sentido inverso. Cuando Peñarol inauguró el estadio Campeón del Siglo, Vázquez se hizo presente y dio el puntapié inicial. Más allá de su compromiso con una obra pública de millones de dólares y su pasión por el fútbol, el presidente de la República quería acompañar en ese momento a Salgado, un ferviente hincha de Peñarol que llegó a ser vicepresidente bajo la gestión de José Pedro Damiani.

Compañeros en los negocios y opositores en la política.

Poco antes de las elecciones a la presidencia de Peñarol, Juan Salgado le dijo a su compañero de fórmula, Edgardo Novick, que quería bajarse de la carrera. Pero por pedido del hoy líder del Partido de la Gente siguieron unas semanas más, supuesto atentado mediante, hasta que el propio Novick notó que debía dar un paso al costado. Tanto Novick como Salgado han manifestado públicamente su vínculo, que los llevó a ser socios de un shopping, y que se basa "en haber venido de abajo y compartir gustos similares". Sin embargo, la participación política de ambos, uno como opositor y el otro como asesor de Presidencia, ha hecho que la relación esté en su momento más distante.

En el ambiente político hay quienes creen que el vínculo entre Novick y Salgado ha sido determinante para que el líder del Partido de la Gente se volcara a criticar más la gestión de José Mujica que la de Tabaré Vázquez, algo que el propio Novick ha desmentido. La distancia política, sin embargo, no hizo perder la pasión por Peñarol que siguen compartiendo Novick y Salgado. Ambos tienen palco en el estadio.

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Juan Salgado y Tabaré Vázquez. Foto: Adrián Giudice / Presidencia.

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