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Tiger, un ídolo por el piso

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Tiger Woods
ROSLAN RAHMAN

Después de los escándalos, llegaron las lesiones para poner en duda el futuro del exnúmero uno.

LUIS PRATS

Qué se siente al caerse del pedestal y estrellarse contra el suelo? Tiger Woods podría contarlo: durante 683 semanas fue el número uno mundial, una estatua dorada que todos admiraban, pero de pronto se vino al suelo. Esta semana figura en el puesto 704 del ranking, atrás de cientos de golfistas anónimos.

Y lo peor es que no consigue levantarse del piso. Primero fue el escándalo sexual que destruyó su imagen de intachable padre de familia. Otros escándalos de menor magnitud se sumaron al enchastre. Después, las continuas lesiones que han frustrado cada intento de regreso. En particular, los insistentes dolores en su espalda.

A comienzos de febrero se retiró del torneo de Dubai en la segunda ronda porque no soportaba más el dolor lumbar. Pocos días más tarde comunicó que no se presentaría en dos certámenes ya agendados este mes, incluso uno que patrocinaba su fundación. El futuro aparece sombrío para quien parecía destinado a arrasar con todos los récords de su deporte.

A lo largo de 20 años de carrera profesional, Woods tuvo ganancias cercanas a los 1.500 millones de dólares. Si bien es cierto que su divorcio le costó varios cientos de millones, su cuenta bancaria sigue siendo muy considerable. Con tanto dinero y a los 41 años, el común de la gente ya estaría pensando en dedicar todas sus horas a disfrutarlo. Pero Tiger siempre fue diferente: con una disciplina espartana impuesta por su padre sostuvo la ambición máxima para cualquier deportista: ser el mejor de todo, no ya de su país, tampoco del mundo, sino de toda la historia. Cuando parecía que iba a tocar esa estrella inalcanzable, llegó el derrumbe.

Un choque...

A fines de 2009 todavía todo parecía marchar sobre ruedas cuando un tabloide de Estados Unidos publicó que Woods tenía una amante. No hubo repercusiones inmediatas. Pocos días después, sin embargo, un extraño accidente de tránsito se convirtió en noticia de primera plana. Primero se informó que el golfista estaba grave. Luego se comprobó que el choque había sido menor, pero que se había originado de manera rocambolesca, cuando su esposa, Elin Nordegren, harta de sus infidelidades, persiguió su Cadillac con un palo de golf. El jugador estrelló su lujoso auto contra una toma de agua, a poca distancia de su mansión.

Durante los días siguiente aparecieron en la prensa otras diez mujeres que relataban encuentros amorosos con Tiger. El Daily News de Nueva York aseguró que había 120 denuncias de adulterio en su contra, desde modelos a actrices porno. Varios de sus sponsors se apuraron en abandonarlo porque ya no representaba "los valores de sus organizaciones". Y como se suele decir, los acontecimientos se precipitaron: Tiger se borró de varios torneos, ingresó a una clínica para tratar su adicción al sexo y después se divorció.

En marzo de 2010 volvió a jugar. Eso implicaba comparecer ante el periodismo, que tenía mucho para preguntarle. El jugador pidió disculpas. "No soy una máquina, soy humano y cometo errores", comentó entonces.

Sus actuaciones posteriores comenzaron a mostrar, en efecto, que era de carne y hueso y no la máquina de jugar al golf que todos creían. Las victorias se volvieron cada vez más escasas: lo habitual fue que quedara lejos de la punta o, incluso, que no pasara los cortes clasificatorios.

Los escándalos se fueron acumulando. En 2011 despidió a su caddie, el neocelandés Steve Williams, simplemente a través de un comunicado. Williams se tomó venganza revelando intimidades del golfista en un libro: "Lo que realmente me molestaba era la manera descarada con la que tiraba su palo hacia la bolsa, esperando que yo fuera a recogerlo. Entonces me sentía como su esclavo, al agacharme para recoger sus palos y ponerlos en la bolsa", dijo.

Tiger rompió también de malas maneras con su entrenador, Hank Haney. También este relató todo en un libro, The big miss, un título que podía interpretarse de varias formas, desde "El gran error" hasta "La gran pérdida".

Con el tiempo, y sobre todo debido a sus prolongadas ausencias del circuito debido a las lesiones, se empezó a hablar menos de Tiger. El golf conoció a nuevas figuras, que coparon los puestos altos del ranking. Las únicas noticias sobre el antiguo número uno fueron sus tres operaciones en la espalda y las cuatro en las rodillas, así como sus intentos de regreso.

Exigencia...

El rendimiento de Woods en sus años de oro tenía varias explicaciones. Por un lado, su impresionante capacidad de concentración. Este cronista lo comprobó una vez, durante la Copa del Mundo 2000 en Buenos Aires, con un episodio banal. Tiger, sin detener su marcha, accedió a firmar algunos autógrafos a espectadores ubicados atrás de un cerco. El alboroto que provocó hizo que la gente se agolpara, perdiera el equilibrio y terminara rodando por el suelo, una escena tragicómica y ruidosa. Tiger siguió su camino, imperturbable. La misma frialdad mostraba cuando había que embocar desde tres metros para ganar.

En cualquier deporte, y seguramente más en el golf, el hecho de ganar genera confianza mientras que perder agita fantasmas.Tiger fue ganador casi desde el principio y se acostumbró a ver a sus rivales de arriba. Muchos incluso se sentían cohibidos si tenían que enfrentarlo mano a mano.

Otra de sus virtudes era una pegada larga y exacta, que se apoyaba en un swing casi perfecto. Para pegarle bien a la pelota, el jugador de golf debe realizar un movimiento combinados de brazos, espalda, cintura y piernas (se asegura que el swing involucra 124 músculos), primero lentamente y luego a la mayor velocidad posible. Pero repetir ese movimiento cientos de veces al día, como lo hace cualquier jugador profesional, a la larga puede tener consecuencias en su salud. Y más cuando lo realiza al ritmo que le imprimía Tiger.

Algunos observadores piensan que su cuerpo está pasándole factura por tantos años de golf (juega desde que tenía dos..). De la misma forma, la mezcla de escándalos con problemas físicos y técnicos erosionó aquella confianza de acero. Quizás la mente sea más importante que el cuerpo: en 2008 ganó el U.S. Open disputando un desempate. Tras la victoria, se supo que había jugado con un dolor insoportable y los ligamentos cruzados de la rodilla izquierda seriamente afectados, al punto que tuvo que operarse pocos días después.

Volver...

Su meta —ahora puesta en duda por el recrudecimiento de los dolores— era llegar en forma adecuada al Masters de Augusta, el primero de los cuatro grandes torneos del golf, que empezará el 3 de abril. Fue en Augusta, hace veinte años, cuando se reveló con todo su potencial. Hasta ese momento era un joven profesional prometedor, que muchos distinguían principalmente por su piel morena, notoria en un deporte dominado por los blancos. Su arrasador triunfo, por 12 golpes de diferencia, reveló al mundo que se iniciaba la era de un fenómeno.

El golf tiene parámetros que permiten medir, con bastante certeza, el nivel de un jugador. Las clasificaciones de los circuitos se confeccionan en base al dinero obtenido, ya que el monto de los premios va creciendo a la par de la jerarquía de cada torneo. Claro que hoy se pagan sumas muy superiores a las de hace 30, 40, 50 años, en buena medida por el espectáculo que Tiger aseguraba. Por eso, para comparar las diferentes épocas se toma en cuenta la cantidad de campeonatos conquistados.

Woods acumuló fortunas con sus premios (a lo que se sumaron jugosos contratos de publicidad). En la lista de torneos conquistados estaba segundo en la historia de la gira americana, muy cerca del primero, Sam Snead. Y entre los Majors también estaba cerca del hombre récord, Jack Nicklaus. Era cuestión de un par de temporadas más y Tiger se convertiría en el número uno de todas las épocas. Así se pensaba en 2008. Casi una década más tarde, muchos se preguntan si volverá a ganar aunque sea un torneo.

DOLORES.

"Necesitaba ayuda para salir de la cama.

"Muchas veces pensé que nunca volvería a jugar en la élite. Eso suponía un enorme esfuerzo. Había veces que necesité ayuda para salir de la cama", relató Tiger Woods a comienzos de 2017.

"Me siento bien, no genial. No pienso que alguna vez estaré al cien por cien porque he sufrido tres cirugías en la espalda y cuatro operaciones de rodilla", añadió el golfista. "Pero mientras pueda estar en condiciones, estaré bien jugando al golf".

"RECORDS.

Desde los dos años, una larga lista de hazañas

Cuando tenía apenas dos años de edad, Tiger asombró con su juego en una programa de televisión. Obtuvo tres veces el campeonato amateur de Estados Unidos y a los 19 se hizo profesional. Desde entonces ganó 79 títulos en la gira estadounidense y 60 en otros circuitos internacionales. Entre esas victorias, 14 en los Majors, los cuatro grandes torneos del golf mundial. Fue el jugador del año del PGA Tour once veces y fue el primero de la lista de ganancias (ranking) diez veces. Su promedio de golpes en el PGA Tour es el más bajo de la historia.

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