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Dos presidentes hablan del clásico

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Julio Sanguinetti y Luis Alberto Lacalle. Foto: Marcelo Bonjour

ENTREVISTA

El locatario, en este clásico, fue Julio María Sanguinetti. Hasta su casa de Punta Carretas llegó Luis Alberto Lacalle el viernes, tras la convocatoria de Ovación a ambos. Y los expresidentes de la República hablaron del partido de hoy como los hinchas que son y siempre fueron.

-¿Desde cuándo es hincha de su club?

SANGUINETTI:-Desde siempre. En mi casa mi padre era gran peñarolense y se vivía ese clima. Fue algo heredado y además, a los 18 años me ennovié con Marta y entré en una especie de secta religiosa. Pasé a integrar otra dimensión de la afición.

LACALLE:-Desde que nací, porque me hicieron socio de Nacional apenas nací. Y eso pesó mucho. Pesan las tradiciones familiares y en este caso fui reafirmando esa condición de hincha a lo largo de toda mi vida.

-¿Cuál es el primer partido que recuerda?

SANGUINETTI:-Fue en el año ‘44 cuando retornó Gestido al club y fui al estadio, me llevó un tío.

LACALLE:-En la época de Julio Pérez, de Aníbal Paz, de Souto. Pero no recuerdo un partido en especial. Tuve un momento en que fui de niño, me llevaban. Después de adolescente teníamos un grupo en una esquina de la tribuna Olímpica y más adelante, en los años gloriosos de Nacional, iba con mis hijos. Recuerdo que ellos me decían: “Vamos a ver ganar a Nacional”.

-Cuando era niño, ¿quién era su ídolo?

LACALLE:-Primero Martino, porque era un gran jugador. Y más adelante Artime. Martino y Artime fueron dos grandes incorporaciones argentinas que tuvo Nacional.

SANGUINETTI:-Schiaffino. Nunca vi un jugador de esa categoría, de esa calidad, de esa elegancia. No era ídolo de la hinchada, que festejaba mucho más los lujos de Míguez o la potencia de Hobberg. Schiaffino era una computadora jugando, entonces no tenía esa carga emocional. Pero a mí siempre me pareció impresionante, y nunca hubo otro que se le pareciera. Recuerdo un clásico en el que ganamos 4 a 0 y se vio claramente la clase de Schiaffino y las locuras de Míguez, que era un fenómeno pero erraba goles porque los quería hacer de taquito o de chilena. Ese clásico fue célebre porque erró dos goles hechos por querer hacer esas diabluras.

-¿Cuál fue el mejor partido que vio en su vida?

SANGUINETTI:-Vi muchos. De repente uno de los mejores que vi fue uno que perdió Peñarol 5 a 4 frente al Santos de Pelé en San Pablo. Nos hicieron tres goles en 15 minutos, luego nos pusimos 3 a 2 y al final terminamos perdiendo 5 a 4, pero fue un partido extraordinario, con un “Tito” Goncálvez impresionante, en el quite, la construcción y el liderazgo. Los liderazgos siempre han sido importantes en todas las cosas y en el fútbol también. Y Peñarol ha tenido grandes líderes como Obdulio Varela o Goncálvez. También hubo clásicos inolvidables por otras causas. Me acuerdo uno en que el juez expulsó a ocho jugadores. A cuatro de cada lado. Fue una final, el primer partido que jugó Spencer en Peñarol. Fue increíble, en el segundo tiempo hubo un incidente y vino la expulsión ¡de ocho jugadores!

LACALLE:-No recuerdo uno en particular, pero seguramente fue un clásico.

-¿El gol que más gritó?

LACALLE:-No sé si el que más grité, porque yo era muy chico. Pero sí fue uno de los que más me gustó. Recuerdo que Ambrois, un delantero de Nacional que tenía una característica muy peculiar porque jugaba con las medias caídas, hizo un gol espectacular. Pateó desde la mitad de la cancha, no sé si quiso levantar un centro o qué, pero la pelota hizo una comba en el aire, como estas que hace Messi o las que hacía el “Chino” Recoba y entró al arco. Era casi imposible físicamente que fuera gol. Pero fue.

SANGUINETTI:-No sé… muchos. Pero debe haber sido en la Libertadores. Seguro que fue en la Libertadores.

-¿La alegría más grande?

SANGUINETTI:-Un partido que no vi, que escuché por la radio. El de Santiago de Chile frente a River Plate argentino. Cuando el arquero Carrizo la paró con el pecho y pasó a integrar la mayor leyenda del equipo. Como alegría fue la más fantástica. Saltábamos todos junto a la radio. Escuchándolo por radio uno se apasiona más, vive más nervios. Más que cuando uno está en la cancha. La radio es dramática y maravillosa a la vez.

LACALLE:-Salir campeón del mundo en Japón. Sobre todo en el año ‘80 contra el Nottingham Forest inglés, cuando el “Cucho” Sienra era el presidente. Y también después, en el ‘88, contra el PSV de Holanda. Sentirse el mejor del mundo, ¡fue impresionante!

-¿Y la mayor tristeza?

LACALLE:-Una vez que fui al estadio y Peñarol nos ganó 5 a 0.
SANGUINETTI:-Las olvidé. Yo soy un religioso, cuando ganamos, festejo y cuando no ganamos renuevo la fe. Tan simple como eso. La adhesión es algo emocional.

-Cuando era presidente, ¿se perdió un partido importante por sus obligaciones?

LACALLE:-Como presidente fui una sola vez al estadio y fue antes de asumir. Después dejé de ir prácticamente a todos lados y seguramente me perdí algunos buenos partidos. Estaba ocupado en cosas un poco más importantes.

SANGUINETTI:-Seguramente me debo haber perdido algunos. Igual iba a los partidos, lo más que podía.

-¿Qué piensa del equipo que va a jugar un nuevo clásico esta tarde?

SANGUINETTI:-Tenemos la expectativa de jugar un buen partido. Tenemos jugadores para ello, pero el equipo recién se está afiatando. Pero confiamos, uno va con fe, con alegría. Soy hincha del fútbol, espero que juguemos bien y que tiremos al arco que es lo que más me preocupa. ¡Nos cuesta tirar al arco! Y eso que tenemos jugadores para hacerlo. Recuerdo el último 5 a 0, cuando jugaba Zalayeta y el famoso gol de Macaluso. Uno sueña todavía con esas extrañas posibilidades.

LACALLE:-Los clásicos nunca tienen un resultado lógico ni predecible, pero creo que Nacional va a ganar. Hay que confiar en los jugadores.

-¿Va a ir al estadio?

LACALLE:-No, hace bastante que no voy porque se ha convertido en una experiencia que puede resultar muy desagradable. Por la mala educación y la guarangada que reina en mucha parte de las hinchadas. Dejó de ser un espectáculo agradable.

SANGUINETTI:-Sí, voy.

-De los actuales jugadores de su equipo, ¿cuál es su preferido?
LACALLE:-Rodrigo Aguirre es el que más me gusta hoy. Y espero un gol suyo. Hay que ponerle una ficha.

SANGUINETTI:-No tengo preferidos. Hay muy buenos jugadores, pero ninguno se ha configurado todavía como líder. Teníamos a Nández, encaminándose para eso, pero se fue. Peñarol tiene buen equipo, con jugadores de experiencia y jóvenes destacados. Confiamos en que aflore la clase, que es muy importante en los clásicos. Hay una anécdota clásica del primer partido que jugó Spencer, ese que recordé antes. Entró a la cancha y vio aquella multitud a la que él no estaba acostumbrado. Se acercó al “Tito” Goncálvez y le preguntó qué era lo qué pasaba. “Es un clásico, Alberto, es un clásico”, le respondió Goncálvez. El clásico es un partido que mide la pasión, la afición, y que es muy importante en la vida de nuestro país.

-¿Le preocupan los hechos de violencia que han ocurrido en clásicos anteriores?

SANGUINETTI:-Nos preocuparon a todos, pero también me ha indignado mucho porque bastaban cuatro cosas para pararlo. Con la policía adentro de la cancha no hubiera pasado. Si eran cuatro atorrantes... Unos grupúsculos absurdos a los que se los envalentonaba por deserción. Fue algo que le generó al fútbol un descrédito innecesario. Un descrédito injusto, porque esas expresiones no eran del fútbol sino de la violencia que hay afuera. Y se arreglaba con cuatro cosas, fue un crimen lo que pasó.

LACALLE:-Son un síntoma terrible de un mal social que debe ser más profundo que eso. Eso fue una erupción en una ocasión, pero seguramente tiene raíces más profundas.

El arquero Manga tuvo diferentes admiradores

Después de los saludos, el aurinegro Sanguinetti y el tricolor Lacalle conversaron sobre política, historia y libros.

Pero enseguida surgió el tema futbolístico. El dueño de casa, conocido fanático de Peñarol, afirmó no ser contra de Nacional. Y recordó que en una época iba al palco en los partidos de su club y a la Amsterdam cuando jugaba Nacional, para ver en acción de cerca a Manga, el gran golero brasileño.

Lacalle, en tanto, recordó que en su infancia trataron de hacerlo de Peñarol, que era el club de su famoso abuelo, Luis Alberto de Herrera. Y también contó de la admiración de su hijo Luis Lacalle Pou por Manga, quien de niño iba al arco y quería que lo llamaran así. Todavía algunos amigos lo apodan Manga.

Luis Alberto Lacalle. Foto: Marcelo Bonjour
Luis Alberto Lacalle “Espero un gol de Rodrigo Aguirre. Hay que ponerle una ficha”.
Julio María Sanguinetti. Foto: Marcelo Bonjour
Julio María Sanguinetti“Confiamos en el equipo. Uno va al partido con fe y alegría”

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