Atenas es uno de los equipos que tienen algo que a Peñarol le molesta.

Cuando pasa eso, hay que irse a casa, razonar y esperar a que llegue la tarde de hoy (ayer)", dijo Pablo Bengoechea en "100% Deporte" de Sport 890, acerca del resultado de la práctica de fútbol semanal que la tarde anterior terminó con el triunfo de los suplentes sobre los titulares por 3 a 0, y enseguida agregó: "Sirve para dos cosas; una, para hacer modificaciones, o lo otro para que el jugador abra los ojos y se dé cuenta que hay que reflexionar para el fin de semana".

El entrenador aurinegro fue analítico y directo, como siempre; y en ese sntido cabe preguntarse si Peñarol tiene qué cambiar para jugar ante cierto tipo de oponentes; porque tal vez esa sea también su idea, pero el "Profesor" recibió una herencia: de Diego Aguirre para acá, todos los técnicos armaron el equipo con un mediocampo donde sólo uno de los volantes que formaron el "doble 5" era de contención, lo que hizo que el cuadro fuese ofensivo, pero le costara más recuperar la pelota, o al menos fuera una tarea que, luego de perderla, le llevara más tiempo, y/o la necesidad de cometer faltas para cortar el juego.

En el caso de este Peñarol actual, la pueba surge de la cantidad de amarillas que han recibido sus mediocampistas y defensas (ver tabla adjunta), lo que puede tratarse de un tema de orden individual, o quizá colectivo: los del medio y los de atrás hacen fouls para contener a los rivales, porque quedan muy expuestos.

Un ejemplo es el de Píriz; no jugó ante El Tanque Sisley por haber sumado cinco tarjetas, volvió contra River Plate y le sacaron una, y frente a Danubio no sólo recibió otra: fue por el foul que tuvo que hacer para frenar un contragolpe rival, y la falta derivó en el tercer gol rival, anotado en jugada de pelota quieta.

La situación se pone de manifiesto, además, frente a los rivales con mayoría de jugadores de buen pie; que apuestan a jugar corto, ante los cuales a Peñarol les cuesta más imponer su estilo, que también es el de apoyarse en la posesión de la pelota, pues tiene figuras con características para hacerlo.

Tacuarembó, Sud América y Danubio, a los que Peñarol no les pudo ganar, le jugaron de esa manera, y River Plate, que es del "palo", fue el que le hizo sacar más tarjetas; y eso representa un toque de atención, sumado al 3 a 0 de los suplentes a los titulares, a pocas horas del partido con Atenas: sexto, pero a sólo 4 puntos de los aurinegros, el equipo carolino es el que más goles hizo de los 16 que juegan el Torneo Clausura: 19. También es el más goleado, por algo no empató nunca, gana o pierde, pero su fe para la tenencia es una de las armas que a Peñarol más molestan.

Tacuarembó le jugó a Peñarol con dos líneas de cuatro bien apretadas y no le dejó espacios entre ellas. Además de que asi se robusteció en la faz defensiva, cerrando los laterales ante las pasadas de Urretaviscaya, el "Japo" y Diogo Silvestre, después fue un equipo corto, que tocó, se pasó la pelota, y al que sólo le faltó más "punch" en la delantera.

Sud América fue el otro rival que le jugó a Peñarol como lo hizo Tacuarembó en Rivera: con un 4-4-2 que no lo dejó desbordar mucho por afuera y, sobre todo, con una cuota de buen pie que hizo que, fundamentalmente en el primer tiempo, los "buzones" se juntaran con cierto "aire" a espaldas de los los volantes y delante de la zagueros aurinegros.

Danubio fue el único rival que pudo con Peñarol, al que le ganó en forma contundente, pese a jugar con tres zagueros; para El Tanque Sisley fue letal en el primer tiempo tratar de de defender de esa manera. Claro, además, Danubio tuvo buen pie, y fue encarador y profundo cada que salió —o pudo— a buscar el arco de enfrente.

PeñarolJORGE SAVIA