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Se olvidó de jugar

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Alejandro Silva. El uruguayo terminó siendo el verdugo de Nacional al anotar, con toque magistral sobre el cuerpo de Conde, el gol del triunfo granate.
GERARDO PEREZ PALADiNO

Nacional avanzó pese a perder, pero cada vez gusta menos.

Debe haber sido de las noches en que el hincha de Nacional fue más tranquilo a asegurar la clasificación a una nueva instancia de la Copa Libertadores. Luego de la ansiedad por el fallo que tanto demoró la Conmebol para ratificar lo que todo el mundo esperaba (quitarle a Chapecoense los puntos que había ganado en Buenos Aires sobre Lanús), todo fue calma porque solo una catástrofe podía dejar al tricolor afuera de los octavos de final.

El empate alcanzaba para avanzar y, en caso de una derrota, Zulia debía vencer de visita a "Chape" y limar una diferencia de ocho goles que le llevaba el tricolor. Prácticamente un imposible. Por eso, el gol que a los 26 consiguió Alejandro Silva para poner en ventaja a Lanús apenas si generó algún murmullo. Y eso que a esa altura los venezolanos ya habían logrado a través de Arango el 1-0 allá en Santa Catarina.

Desde el punto de vista del resultado había poco para ponerse nervioso. Sin embargo, lo que el hincha tricolor no consigue es sacarse ese feo sabor de boca que le provoca ver el rendimiento del equipo. Martín Lasarte ha tenido muchos problemas para armar la oncena ante cada encuentro y ello seguramente conspiró en contra de que el equipo consiga una armonía, un funcionamiento colectivo adecuado. Sin embargo, con los jugadores que hay en el plantel es lógico exigirle mucho más.

El técnico ha optado por darle continuidad a un sistema 4-4-2 porque aduce que así sus jugadores se sienten más cómodo. Sin embargo, está claro que se ha resignando mucha generación de fútbol. Lasarte convive con los jugadores cada día, los mira a la cara, a los ojos y sabe mejor que nadie cómo están, pero a esta altura y viendo su escasísimo fútbol hasta parece ridículo que en cada encuentro permanezcan como alternativas Tabaré Viudez, Brian Lozano y Martín Ligüera al mismo tiempo en el banco.

¿Que algunos tuvieron la oportunidad desde el inicio y no lo aprovecharon? Es verdad, pero también lo es que cuando alguno de los tres salió como alternativa respondió. Entonces, ¿por qué no a apostar a tener siempre uno de ellos en cancha?

Otro tema es la defensa, cada vez más frágil. Era uno de los puntos altos del equipo, pero últimamente —y por aquello de la falta de acople ante tantos cambios obligados por lesiones y/o suspensiones— ha mostrado una inconsistencia llamativa. A los laterales los desbordan, a los centrales los pasan en velocidad, Polenta es una sombra del muro que era y Rafa García es un saco de nervios.

Nacional volvió a jugar mal, lo que ya no llama la atención. Perdió 1-0 y Zulia perdió 2-1, pero clasificó sin preocupaciones a octavos de final. Eso sí, si no mejora solo llegará hasta allí.

El eterno femenino de una imaginativa pintora
Alejandro Silva. El uruguayo terminó siendo el verdugo de Nacional al anotar, con toque magistral sobre el cuerpo de Conde, el gol del triunfo granate.

NACIONALDANIEL ROSA

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