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Borja: "Pensé en dejar el fútbol, hubo un tiempo que me puse a trabajar"

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Miguel Borja. Foto: Fernando Ponzetto
Fernando Ponzetto

Desde niño su sueño era poder jugar al fútbol a nivel profesional para ayudar a su familia, ya que creció y vivió en una casa con mucho amor, pero con carencias económicas.

Su fe en Dios le permitió salir adelante de momentos delicados de su carrera y hoy es el mejor jugador de América, gracias a una estupenda carrera en Cortuluá y Atlético Nacional, donde fue campeón de la Libertadores. Miguel Borja, callado, sonriente, educado y simpático, estuvo poco más de 24 horas en Uruguay para recibir el trofeo de Rey de América. Desde un inicio avisó en su nuevo club, Palmeiras, que tenía el compromiso de viajar a recibir el premio porque implicó para él una emoción muy grande y un mojón en su carrera.

— Tu hermano Luis Eduardo contó que de chico te metías en los picados de barrio a jugar con niños mucho más grandes que vos; ¿de chico tenías ya el sueño de ser futbolista?—Desde que empecé fue algo especial, nací y me crié en un pueblo muy chico en Colombia, en Tierra Alta, y es un pueblo que está lleno de necesidades. Se necesita de mucha perseverancia para llegar a ser futbolista profesional. Y lo veía lejos, veía los partidos del fútbol profesional colombiano y decía que era difícil estar, pero tenía el sueño, el deseo, y algo muy claro que tenía era que si llegaba iba a ayudar a mi familia, ayudar a mi mamá y eso era el motor para mí, para cada día trabajar más duro. Quería estar en la profesional y ganar dinero para poder ayudar a mi mamá, a mi familia.

— Sos el más chico de 7 hermanos; ¿es verdad que también sos el más mimado de la familia?

—(Risas) Si. Lo que pasa es que hay una anécdota, que cuando mi mamá tenía cierta edad dijo que no quería tener más hijos y yo salí de imprevisto. Entonces cuando ya nací y todo, pues, era el más chico y mi mamá me mimaba mucho, me daba todo y hacía que mis hermanos corrieran para comprarme todo a mí.

— Como dijiste, venís de una ciudad con muchas necesidades y de una familia muy humilde. ¿Cuánto influyeron estos aspectos en tu carrera?

—Cada vez que hacía un gol veía más cerca lograr lo que quiero, que es ayudar a mi familia. Es que viví con ellos en el medio de la necesidad que había en mi pueblo, en mi casa. Recuerdo que pasamos necesidades. Cuando muchas veces llovía tocaba poner la ponchera para que no se inundara la casa. Fueron momentos difíciles que de verdad me impulsaron a llegar a ser profesional y así ayudar a arreglar la casa de mi familia.

— Te tocó pasar por momentos complicados, como equipos que no te quisieron y otros en los que no jugaste mucho; ¿por qué pensás que pasó eso y qué te llevó a tener este presente?

—Si no hubiese tenido a Dios en mi corazón quizás ahora estaría trabajando de obrero en mi pueblo, porque cuando conocí a Dios fue el combustible que necesitaba para llegar a ser lo que soy. Muchas veces que se me cerraron puertas, yo me decía no le voy a creer a un hombre, le voy a creer a Dios. Dios prometió que va a tener cosas importantes, porque mi familia lo necesita. Yo sabía que iba a estar jugando profesional y le creí a Dios.

— ¿En algún momento pensaste en dejar el fútbol?

—Si. Es más, hubo un tiempo que me puse a trabajar en mi pueblo, a los 14, para ayudar a mi mamá y a mi sobrina, que estaba en el colegio. Yo estudiaba por la noche y trabajaba todo el día. Un día llegó una persona que me dijo vamos a probar el último cartucho, vamos a llevarte a Medellín, te vas a probar y si no quedás ahí te llevamos al América de Cali. Empecé a entrenar antes de irme a trabajar, recuerdo que entraba a las 8, me levantaba a las 5 y practicaba para estar bien para la prueba. Dios recompensó eso con todo lo que está pasando ahora.

— ¿Cuál fue tu análisis del 2016?

—Yo llegué campeón de la Sudamericana con Santa Fe a Cortuluá, donde muchos creían que eran retroceder. Pero sin embargo le creí a Dios, si él me puso acá la tengo que romper. Con esa mentalidad, Dios hizo algo especial en mí en esa temporada, en el primer semestre, donde hice alrededor de 22 goles en 25 partidos. Llegué a Nacional en una etapa importantísima; ellos ya estaban a un paso de la final y llegué a jugar ese partido contra São Paulo, que es algo que a veces uno no piensa y tampoco cree que le va a pasar. Puse la fe en Dios y él hizo un milagro en Morumbí, donde hice dos goles; luego pudimos hacer en Medellín otros dos y pasar a la final.

— Después de tu gran temporada tuviste varias ofertas concretas, como una de China, donde había mucho dinero en juego. ¿Por qué tomaste esa decisión y optaste por ir a Palmeiras?

—La decisión que tenía muy clara era la de no ir a China. Porque todos sabemos que el fútbol chino apenas está empezando a subir, a tener fuerza y muchos de los que se van para allá es por dinero. No le cerré las puertas, simplemente les dije que esta vez no era porque sentía que el Espíritu Santo me revelaba, que no tenía que ir para allá. Que con todo lo del 2016 no podía pagarle a Dios de esa manera, yéndome a China, donde la religión es totalmente diferente a la que yo practico.

— ¿Cuáles son tus expectativas ahora en Palmeiras?

—Llenar las expectativas que tienen los directivos y los hinchas. Tengo que prepararme muy bien. Yo llegué, pero sin la ayuda de mis compañeros no voy a poder hacer lo que vengo haciendo todos estos años. Necesito de la confianza del técnico, de la hinchada, que desde que llegué me hicieron sentir como en casa. El objetivo es ganar la Libertadores e ir al Mundial. Me gustaría jugar con Kashima de nuevo, je.

— Tras la tragedia de Chapecoense, fuiste uno de los que tomó la iniciativa de entregarle el título a ellos. ¿Cómo se gestó esa idea? ¿Fue grupal?

—Fue algo doloroso. Me levanté, vi las noticias y no lo podía creer. Yo me acosté pensando que en el día de mañana tenía que hacer las maletas e ir a la concentración para jugar la final. Fue algo desgarrador. No había otra acción que orar por ellos y darle el título porque se lo merecían. La hinchada también lo sintió así, no se sienten vacíos por ese título que se nos fue a nosotros, así se sienten más orgullosos, de dejar a Colombia en alto. En el país se veían otras cosas y este acto reflejó claramente otra cara de lo que es Colombia.

— ¿Qué significa este premio en tu carrera deportiva?

—Es algo que uno no dimensionó cuando empezó como profesional. Ahora que lo tengo en mis manos es una bendición de Dios. Espero que la gente de Tierra Alta se sienta muy orgullosa de lo que estoy haciendo. Ahora a seguir trabajando, porque pienso que quedó una vara muy alta y toca seguir trabajando para ganarlo nuevamente.

— ¿Seguiste de cerca la votación?

—Si. El último día recuerdo que yo me imaginaba que iba a ser por la tarde la noticia, pero llegó a las 7: Ey, que fuiste el mejor; sos el Rey de América, pero no me gustaba mucho la palabra Rey por mis convicciones, porque el único Rey es Jesucristo. Me impactó mucho, fue muy emocionante. La noche anterior sabía que la votación estaba muy pareja. Incluso nosotros a fin de año hacemos un partido en Tierra Alta, y los que estaban transmitiendo decían que la votación iba muy pareja entre Borja y Jesus y yo en el medio decía Dios mío ayúdame, ayuda a las personas que están votando para tener esa bendición. Me acosté pensando en eso y cuando me levanté me emocioné mucho.

¿Ya sabés dónde vas a poner el trofeo de El País?

—Ahorita tenía pensado llevármelo para Brasil, pero ya mi hermano lo empacó en la maleta para llevárselo para Colombia. Lo va a llevar a mi casa, para que mi familia lo vea, se tome fotos y se sienta partícipe de esto. Cuando deje de jugar tengo la idea de hacer un museo.

Selección: "Quiero hacer goles".

"En la selección quiero hacer goles. Los goles que vengo haciendo en mi club quiero hacerlos en la selección. Tuve la posibilidad de hacerlo con la Sub 20. De estar en un Mundial, de jugar y ser campeón sudamericano. Ahora quiero hacerlo con la mayor, aportar mi granito de arena para que Colombia esté en el Mundial", dijo Borja sobre lo que espera hacer en la selección y agregó sobre la clasificación que "está complicada porque se cedieron puntos como local. La última fecha no fue buena, sacamos un punto de seis. Ahora se viene Bolivia y Ecuador y son seis puntos que hay que ganar si o si para pensar en que Rusia está cerca de nosotros". Además, dijo sobre Reinaldo Rueda que "desde que llegué a Nacional tuve siempre el respaldo de él. Le agradezco a él, al profe Redín, al profe Velazco, que sin dudas fueron el bastón para estar hoy acá, para ganar la Libertadores. Ellos me transmitieron mucha confianza y tranquilidad en todo momento".

Miguel Borja. Foto: Fernando Ponzetto
Miguel Borja. Foto: Fernando Ponzetto
Ovacion - entrevista con Miguel Borja
Ovacion - entrevista con Miguel Borja

EL MEJOR DE AMÉRICAJUAN PABLO ROMERO

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