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Una mancha más

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Óscar Rojas en el partido entre Defensor y Peñarol. Foto: Fernando Ponzetto.

Defensor y Peñarol perdieron puntos y el arbitraje credibilidad.

Se hace difícil abstraerse de tantas emociones negativas luego de 90 minutos que debieron ser de un gran partido de fútbol y terminaron siendo de un espectáculo desvirtuado.

El 2-2, desde el punto de vista de los merecimientos, está bien, porque Defensor Sporting empezó mejor y se puso en ventaja; Peñarol mejoró, empató y cuando estaba para seguir de largo, Gonzalo Bueno hizo un jugadón que Maxi Gómez transformó en el 2-1 violeta. Y en el complemento, cuando mejor jugaba el local, llegó el empate mirasol de penal.

Peñarol volvió a ser todo entrega y poquísimo fútbol. Defensor reiteró su imagen de que apuesta a jugar bien, pero también de ese manojo de nervios que son sus jugadores que los lleva a cometer excesos y a ser contraproducentes para el equipo.

En definitiva, con el empate perdieron los dos, pero sobre todo Peñarol, que empieza a ceder terreno en el Apertura.

Ojalá se pudiera hablar más de las excelentes corridas de Bueno, de las triangulaciones violetas, del gran gol de taco de Junior Arias... pero no. Una vez más hay que hablar de fallos arbitrales y ya se está haciendo una mala costumbre.

Óscar Rojas (árbitro central) y César Sebastiani (segundo asistente) tuvieron incidencia directa en el resultado del partido perjudicando notoriamente a Defensor. Pero también lo fue Gastón Guruceaga. ¿Por qué? Analicemos el minuto 71, que fue el clave del encuentro, porque allí se produjeron dos jugadas que marcaron el resultado.

Maxi Gómez recibió una habilitación desde el piso de Andrés Lamas, a quien le estaban haciendo penal. Quedó mano a mano con el arquero aurinegro y éste ganó el duelo mandando el balón al córner. Defensor desperdició allí una gran ocasión para el 3-1. A la salida del córner, la jugada se rompió y el balón terminó con pase de Gómez a Matías Zunino y la definición de éste que el línea Sebastiani anuló por inexistente offside. Allí cambió todo, porque los violetas se quedaron con esa jugada y se descontrolaron y Peñarol lo aprovechó para —tres minutos más tarde— generar la jugada del penal que Cavallini transformó en el 2-2.

Todo lo demás quedará bajo un manto absoluto de irregularidad, incluida el reclamo de un supuesto periodista a sus colegas de que digan lo que en verdad pasó.

Defensor fue perjudicado, sí, nadie lo niega; así como también lo fue Peñarol en algún partido anterior.

Todas las apreciaciones, como tales, son subjetivas, pero hay dos hechos objetivos a destacar luego del 2-2: Defensor está primero, al menos hasta que juegue Cerro. Y Peñarol sigue invicto y remontando partidos. Ah, también jugando feo.

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Óscar Rojas en el partido entre Defensor y Peñarol. Foto: Fernando Ponzetto.

TORNEO APERTURADANIEL ROSA

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