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Los ídolos se ponen la camiseta

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Abreu regresa a Nacional, Forlán se dará el gusto de defender a Peñarol, Danubio recupera a tres referentes, Pellejero vuelve a calzarse la de Cerro y Quiñones la de Racing.

Y un buen día la diosa del viento besa el pie del hombre, el maltratado, el despreciado pie, y de ese beso nace el ídolo del fútbol. Nace en una cuna de paja y choza de lata y viene al mundo abrazado a una pelota", escribió en El Fútbol a Sol y Sombra, Eduardo Galeano.

La pluma inolvidable retrataba con claridad al ídolo, ese que corre detrás de una pelota y levanta a la tribuna, ese que es capaz de erizar la piel del hincha que está apostado en la tribuna, el que provoca su alegría, y también, por qué no, su tristeza.

El inicio de temporada se avecina y en el horizonte del Campeonato Uruguayo se vislumbra una constelación de estrellas.

No sólo en los grandes, también en varios de los equipos chicos, que han hecho un gran esfuerzo para contratar a figuras de renombre, de esas que bien pueden cargar con la mochila al hombro sin problemas.

Peñarol pegó fuerte al corazón del hincha. Trajo a Diego Forlán, el socio 40 mil del club, el hijo pródigo de los aurinegros, el heredero de Pablo, su padre, multicampeón con la casaca oro y carbón en la década del 60. Se demoró, es cierto, pero llegó y convulsionó el medio con su arribo. "Vengo a hacer realidad un sueño", dijo Diego después de estampar su firma con Peñarol.

Pero no es el único ídolo que va a calzarse la camiseta del club de sus amores.

Sebastián Abreu, luego de muchas idas y venidas, de marchas y contramarchas, va a poder vestir nuevamente la casaca de Nacional. Otro hincha de pantalones cortos que saldrá a la cancha a lucir la tricolor. "Pude haberme ido, pero elegí quedarme", dijo el "Loco", una de las atracciones que tendrá el Uruguayo 2015-2016.

Forlán, Abreu, ídolos de la gente, ídolos que unió la Celeste, estarán en veredas diferentes, pero siempre por encima de todos los colores. No serán los únicos, claro. Porque Danubio, por ejemplo, se la jugó de punta a punta. Apostó a sus referentes, a los nacidos en el club, y primero logró el retorno de Juan Manuel Olivera, y luego el de Pablo Lima, que llegó acompañado de otro ídolo danubiano, Carlos Grossmüller. Los tres pegaron la vuelta a "su casa", y están decididos a llevar a Danubio hasta lo más alto. Saben que la apuesta es grande, pero no los amilana. Los hinchas, agradecidos, claro.

En Racing pasó algo similar con el retorno de Líber Quiñones. ¿Quién no lo recuerda? Gritó más que nadie con la casaca albiverde. Hizo más goles que todos, y pegó la vuelta a los de Sayago. La hinchada de parabienes, y sus compañeros también. Saben que un goleador es un goleador.

Lo de Quiñones se parece al regreso de Richard Pellejero en Cerro. Un hombre de la casa, que volvió de la mano de Eduardo Acevedo para intentar regresar a los albiceletes a lo más alto de la tabla.

"JR" también volvió a River. Pero para revolucionar con su fútbol, y ya lo está mostrando: le dio confianza en la titularidad a un ídolo darsenero como Robert Flores. Quiere que vuelva a trascender.

Y Plaza, con la llegada de Sergio Leal apostó fuerte a los goles de otro crack sin fronteras.

"A veces el ídolo no cae entero. Y a veces, cuando se rompe, la gente le devora los pedazos", escribió Galeano. Que no sea así...

TORNEO APERTURAJOSÉ MASTANDREA

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