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Hicieron una apuesta... ¡de maravilla!

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Foto: Marcelo Bonjour
Marcelo Bonjour

Carlos Grosmüller se va a préstamo al Sandefjord noruego.

Carlos Grosmüller es la gran apuesta del Sandefjord de Noruega, que está en las últimas posiciones de la liga Eliteserien. Por obvias razones de frío la liga se juega de abril a noviembre y el talentoso volante firmará por cinco meses.

La posibilidad surgió por Intermedio de Tergi, un ojeador del Schalke 04 alemán, donde Grosmüller jugó entre 2007 y 2009. “Desde que estuve allá quedamos con una muy buena relación. Siempre estamos en contacto, hablando, y cuando viene a Uruguay nos juntamos. Él es noruego y me propuso ir al equipo de su ciudad que está un poco complicado en el descenso. Es por cuatro o cinco meses y la idea es ayudar al equipo para que se quede en Primera. Tergi es hincha del equipo de su ciudad y quería darle una mano”, contó “Maravilla”, quien aseguró que sabe con lo que se va a encontrar.

“Yo estuve con el Schalke en pleno invierno, cuando fuimos a jugar la Champions contra el Rosenborg, que está en la capital. Sandefjord está a una hora y media de Oslo y es una ciudad pequeña de 50.000 habitantes. Se juega en estos cuatro meses porque es cuando hace menos frío. Yo agarraría un mes y medio de las temperaturas más bajas. Recuerdo que cuando estuvimos anochecía a las tres de la tarde. Pero ya sé cómo es y a lo que voy. Nunca viví en Noruega, pero calculo que es muy parecido a Alemania, capaz que anochece una hora o dos antes, nada más”, dijo el jugador, que también tiene claro en qué liga jugará.

“No es muy competitiva, el Rosenborg es el que va primero y el equipo al que voy está más o menos. Cuando comenzamos con las tratativas estaba cuarto empezando de abajo y descienden tres. Pero ahora ganaron el último partido y ya se metieron en un pelotón donde con diferencia de ocho puntos está el que baja y el que clasifica a la UEFA”, explicó quien se sabe la gran apuesta de su equipo.

“Sé que el fútbol es muy duro y hay algunas canchas sintéticas; que mi equipo es muy bueno en lo físico, pero no en calidad técnica, por eso apuestan por mí”, agregó. Sabe también que el régimen de entrenamiento es similar y que se trabaja por las mañanas. “Es una zona pesquera y de caza de ballenas. Y a mí no me gusta nada el pescado, je”, dijo y contó que cuando regrese tendrá un año más de contrato con Danubio, el equipo del que es hincha.

“La gente de Danubio se portó muy bien y tengo la traquilidad de que vuelvo y sigo con el contrato. Eso también me empujó a irme. La verdad no me lo esperaba, estaba con la cabeza puesta en Danubio y en hacer una buena preparación física para poder levantar este mal momento en que estamos. Va a ser duro para Danubio porque se le fueron una cantidad de jugadores y se siguen yendo. Van a tener que recomponer. Por eso mismo capaz que es momento de salir y cuando vuelva la institución se endereza, que es lo que queremos todos”, afirmó quien a esta altura de su carrera no ve la chance de Noruega como una opción para seguir en el fútbol europeo.

“Siempre depende de uno, de cómo te vaya, pero más que nada, a esta edad pienso en abrir puertas para que sigan confiando en los jugadores uruguayos y puedan ir los jóvenes”.

Grosmüller puede tener un compañero de lujo: Diego Forlán. “Sé que se lo plantearon y le gustó la idea. Ojalá vaya, estaría buenísimo. Para mí, un placer. Estuvimos juntos en la selección de Carrasco y de Tabárez, un corto tiempo. No he hablado, pero ojalá vaya”.

FAMILIA.

Ahora “Maravilla” se va solo. Era imposible que su esposa Johanna y sus hijos Luna, de 14 años, y Bastian, de 7, dejaran el colegio por sólo cinco meses. “Como me voy solo para mí es mejor que sea una ciudad tranquila y que oscurezca temprano. Me pasaré adentro comunicado con mi familia. No me hago drama”.

Sabe sin embargo que los que se vienen serán meses duros para todos. “Nunca estuvimos tanto separados y ya lo estamos sintiendo. Pero es mi última chance de salir y una oportunidad linda de volver a Europa. Vale la pena en lo económico que también está en juego. Sé que va a ser bravo, Luna es una adolescente, que sabe que es mi trabajo porque siempre estuvo de un lado para el otro. Capaz que el chico es el que más lo va a sufrir”.

El volante tiene 34 años y sueña con retirarse algún día, que aún ve lejano, en Danubio. “Uno es consciente que queda poco, pero no se sabe cuanto. No planifico mucho. No tengo el curso de técnico hecho ni nada, ni lo he pensado. Hoy sólo me veo jugando. Y en un futuro me veo dentro de Danubio, pero no sé haciendo qué”, reconoció.

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