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El peón que se convirtió en capitán celeste

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Diego Godín
JuanJo Martín

Diego Godín acababa de participar en la presentación del nuevo estadio del Atlético de Madrid, que va a ser de los mejores de Europa. Se llamará Wanda Metropolitano, por la empresa china que ha invertido en el club.

SILVIA PÉREZ

Un nombre que no tiene muy felices a los hinchas colchoneros. Se presentó también el nuevo escudo y a Godín le gusta. Antes de regresar por unos días para celebrar la Navidad con sus padres, le pasó raya al 2016 con Ovación.

—¿Qué te dejó el año que está por finalizar?

—Fue un año duro, con muchísimos partidos. Pero no puedo olvidarme de que volví a jugar una nueva final de Champions. Si bien nos tocó perder otra vez, llegar a una final de Champions, más para Atlético de Madrid, no es nada fácil. Más habiendo recorrido un camino más que importante enfrentando a equipos como el PSV, Barcelona y el Bayern Munich. Fue algo impresionante, espectacular, aunque el final no fue el deseado. Y con la selección vivimos cosas muy lindas en las Eliminatorias. Por más que nos tocó perder algún partido, fue muy bueno todo lo que vivimos. Estamos en una posición muy buena para afrontar el último tramo con chance de pelear una clasificación directa. De todas maneras, la irregularidad de Brasil y Argentina ha hecho que otras selecciones, tengan matemáticamente posibilidades de pelear la clasificación.

—Hace más de dos años que llevás la cinta de capitán, ¿sentís que te afianzaste en ese papel?

—Siempre repito, pero es verdad, que me siento muy orgulloso. Es una gran responsabilidad, que genera un compromiso muy importante, pero es divina. De a poco me he ido acostumbrando. Y la responsabilidad me motiva.

—¿Te costó al principio?

—Todo cuesta al principio. Jugué diez años o más con muchos de mis compañeros, desde la Sub 20. Pasé de ser un peón, uno que acompaña, a ser el capitán, que en el Uruguay no es solamente llevar una cinta, significa mucho más. Ser el capitán de Uruguay no es algo más, tiene un agregado, un plus, que no tienen otros capitanes. Cuesta cambiar ese chip, pero me lo tomé con naturalidad. Siempre intenté mantener la misma posición frente al grupo, sin querer ser o aparentar algo más. Siempre quise hacer sentir a mis compañeros igual o más importantes que yo en la selección. Y ellos lo han tomado con naturalidad también.

—Además de Lugano, que fue el capitán que tuviste en la selección y que es tu gran amigo, ¿hubo algún otro capitán del que hayas aprendido cosas?

—Siempre nombro a la "Tota" porque estuvimos diez años juntos y aprendí muchísimo de él. También he aprendido de otros compañeros, que de repente no han sido capitanes pero me han enseñado mucho. Como Diego Forlán, por ejemplo. Es de esos jugadores que no son de hablar demasiado, pero te marcan por su carrera intachable. Si eras inteligente, solo aprendías de él observándolo. Y tuve la suerte de tener grandes capitanes en Cerro, en Nacional y en Atlético de Madrid también. Referentes que transmitían siempre desde el ejemplo. Yo me pegaba a ellos y me enseñaron mucho. Por ejemplo en Cerro tuve al "Loco" Contreras, a Líber Vespa, a Andrés Silva, a Pablo Pallante. Y en Nacional a Diego Jaume, una persona muy centrada y un gran ejemplo como profesional, y al "Palillo" Vanzini. Y en el Atlético a Antonio López y ahora a "Gabi", Gabriel Fernández, que es el primer capitán. Nació acá en el club y es un ejemplo impresionante en el día a día.

—Tras seis años viviendo en la capital española, ¿te sentís un madrileño más?

—Yo soy uruguayo y me siento uruguayo. Pero siempre dije que mi segundo lugar en el mundo es Madrid. Es mi segunda casa. Nos sentimos tan bien, que mi novia quiere quedarse a vivir acá. Yo me siento muy uruguayo, extraño mi país y quiero volver a Uruguay. Pero estar lejos de mi país, de la familia, de los amigos se hace mucho más fácil en un lugar como Madrid que es espectacular, una ciudad divina, con gente super agradable que además habla el mismo idioma. He hecho muchos amigos acá y estoy en un club en el que me quieren muchísimo. ¿Qué más se puede pedir estando lejos de tu casa?

—¿Cómo conviven el jugador con el empresario, con el dueño de la cementera?

—Los jugadores siempre intentamos rodeando de gente que nos ayude a mirar hacia el futuro, para ver en qué invertir el dinero que ganamos en tan poco tiempo. La carrera es muy corta y hay que mirar bien dónde invertir para que cuando termine se pueda seguir generando un ingreso para vivir. Siempre quiero invertir en Uruguay. Mis inversiones son en Uruguay y la cementera es una de ellas. Lugano y yo somos socios, con un porcentaje bajo. No tenía ni idea cuando nos la presentaron, pero nos interesó. Estamos intentando crecer ahí, nuestra idea es estar en Uruguay, dar trabajo en nuestro país. Llevar el dinero que ganamos afuera a Uruguay. También he invertido en el campo, en Rosario, donde viven mis padres y es un lugar que disfruto mucho cuando voy.

—¿Crees que vas a quedar también en la historia por estas reivindicaciones que han conseguido los jugadores?

—No, me motiva representar a mis compañeros, a los futbolistas, por el bien del fútbol. Queremos hacer las cosas bien. Cuando uno recorre un camino con honestidad, con trasparencia y dignidad, intentando hacer las cosas bien, podés tener tropezones, pero al final del camino la gente lo reconoce. Y aunque el cambio sea chico o grande, se consiga o no, seguramente, se deje un legado o una semillita que va a dar sus frutos, más tarde o más temprano. Los jugadores de la selección y del fútbol uruguayo estamos en continuo contacto. Alineados y convencidos. Y cuando todos juntos buscamos lo mismo, es muy difícil que no se consiga.

—¿Te preguntan en España sobre la violencia en el fútbol uruguayo?

—Sí y siento una gran vergüenza.

Dos triunfos para ir a Rusia

"Con la cantidad de puntos que tenemos hoy, en otras Eliminatorias hubiera estado tranquilo. Hoy estamos en una buena posición, pero no creo que el trabajo ya esté hecho. Si seguimos por este camino Uruguay va a estar en Rusia. Dependemos de nosotros y el grupo está fuertísimo. Tendríamos que ganar mínimo dos partidos para clasificar. Es algo accesible para la regularidad que hemos tenido, muy diferente a la irregularidad que nos hizo sufrir tanto en otras".

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