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Garrincha pudo ser puntero derecho de Nacional en 1968

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Foto: archivo El País.
Angel, Asteggiante

Miguel Restuccia iniciaba su presidencia en Nacional tratando de armar un gran equipo para la Copa Libertadores. Garrincha era un nombre atrayente, pero poco quedaba ya de su calidad en la punta derecha.

El presidente de Nacional Miguel Restuccia sonríe; el futbolista brasileño Garrincha mantiene una mirada seria. La foto, tomada en junio de 1968 en la sede de la avenida 8 de Octubre, registra el momento muy breve en que se cruzaron los sueños tricolores y las expectativas del más grande puntero derecho brasileño (¿y del fútbol mundial?).

Nacional necesitaba entonces un delantero que jugara por ese lado. Si era extranjero, mejor, en tiempos en que los clubes grandes uruguayos podían elegir entre lo más selecto del continente. Y Garrincha, doble campeón mundial con la camiseta verdeamarilla, era una propuesta muy tentadora. En realidad, el puntero ya había iniciado su decadencia, con los años acumulados en sus piernas arqueadas y un severo alcoholismo que todos conocían pero nadie frenó.

Dos años antes había abandonado su club de origen, Botafogo, para fichar por Corinthians, pero por razones reglamentarias, según se decía, en 1968 no podía defender al club paulista, por lo cual se dedicaba a jugar amistosos por unos pocos cruzeiros en el interior de Brasil.

Garrincha llegó a Montevideo el 10 de junio de 1968, acompañado por su pareja, la cantante Elza Soares. Y declaró que quería irse de Brasil “a cualquier parte”, para olvidar la mala actuación de su seleccionado en el Mundial de Inglaterra. Pedía mil dólares de prima, 500 de sueldo y los premios. Nacional empezó por realizarle un examen médico, que indicó que estaba en buenas condiciones, aunque le faltaba forma física porque hacía 20 días que no jugaba. Sin embargo, 48 horas después, Garrincha se volvió a Brasil sin avisar, cuando todavía no se había definido la situación. Diez días más tarde, Nacional anunció que desistía de contratarlo, porque no había podido probarlo en la cancha y la gira que el equipo principal estaba por emprender iba hacer imposible esa aspiración.

Garrincha apareció luego probándose en Boca Juniors, donde tampoco quedó: ya nada detenía su parábola descendente. Los tricolores salieron a buscar otro puntero. Lo encontraron después de seis meses en Buenos Aires, aunque era uruguayo y se llamaba Luis Cubilla.

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Foto: archivo El País.

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