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Tiene un estilo con dos caras

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Munúa.  El entrenador tricolor llevó a su equipo a otro gran rendimiento en el exterior. Foto: Darwin Borrelli
Archivo El Pais

Nacional demostró saber cómo jugar de visitante pero todavía no encontró el camino para ganar como local.

Jugando como visitante en la Copa Libertadores, Nacional ha conseguido hasta el momento los mejores resultados en este 2016 empatando en Rosario y ganando en San Pablo.

Y en esos dos encuentros utilizó un sistema de juego al que Gustavo Munúa no suele recurrir en el plano local, donde ya jugó cinco partidos con tres victorias, un empate y una derrota contra Plaza Colonia, líder del Torneo Clausura.

El equipo tricolor comenzó el año jugando en Maldonado frente a Villa Teresa y para ese partido, Munúa dispuso de un 4-2-1-3, con Ignacio González como enganche y Leandro Barcia, Nicolás López y Kevin Ramírez como delanteros.

Esa formación era con la que había insistido el entrenador tricolor en la gran mayoría de los encuentros que disputó en la pretemporada y con la que consiguió buenos resultados, no solo desde el marcador, sino también desde lo más importante para el técnico: el funcionamiento.

En la segunda jornada del Clausura, Nacional enfrentó a River Plate, también en el Campus Municipal de Maldonado y Munúa repitió el esquema. El tricolor goleó al darsenero 3-0 con un hattrick de Nicolás López y otro muy buen desempeño colectivo en todas las líneas.

El siguiente encuentro de los albos en el Clausura fue frente a Wanderers y marcó el debut en el Gran Parque Central en 2016. Munúa mantuvo el sistema de juego con "Nacho" jugando por detrás de los tres delanteros y a pesar de que comenzó perdiendo, Nacional lo dio vuelta y se quedó con el triunfo 2-1.

Cinco días después de vencer a los bohemios, llegó el debut en la Copa Libertadores 2016. Fue en Rosario ante Central en un colmado Gigante de Arroyito. Para este encuentro, el entrenador tricolor modificó sistema, pero no la idea. Nacional salió a jugar con un 4-4-1-1. Fueron dos líneas bien definidas más el "Diente" López como volante adelantado y Sebastián Fernández como único delantero.

La cuestión era que el tricolor enfrentaba a uno de los mejores equipos de Argentina como Rosario Central, que llegaba con un invicto de 18 partidos y con una clara idea ofensiva: atacar y lastimar.

El equipo de Munúa supo cómo jugar ese encuentro. El entrenador lo planificó y los jugadores respondieron al punto tal que Nacional hizo el primer gol a los 56 y lo fue ganando hasta el final, cuando el colombiano Wilmar Roldán le cobró un penal a Mauricio Victorino y Marcelo Larrondo puso el 1-1 para el canalla.

Nacional quedó cerca del triunfo, pero más allá de eso, el técnico cambió el sistema para enfrentar a un gran equipo que en los papeles era superior, pero que no lo fue.

El equipo tricolor volvió al plano local y Munúa cambió a 10 de 11 jugadores para enfrentar a Plaza en Colonia. Perdió 2-0 y se perdió la primera oportunidad para superar a Peñarol en la Tabla Anual.

La rotación se debió a que cuatro días después, Nacional volvía a jugar por la Copa, pero de local ante River Plate.

En el Gran Parque Central y a pesar de haber hecho un gol que los árbitros no le cobraron, el tricolor igualó sin goles con los darseneros y las dudas comenzaron a formar parte del diario vivir de un equipo que para ese encuentro volvió a jugar con un 4-2-1-3, pero con López retrasado, de enganche, y Barcia, Sebastián Fernández y Ramírez arriba.

El sistema no cambió para enfrentar a Juventud de Las Piedras en el GPC y los jugadores tampoco. El 1-1 final le impidió a Nacional desperdiciar una segunda oportunidad para superar a Peñarol en la Anual y muchos se fueron masticando bronca de la cancha.

Con otro examen internacional a la vista y Palmeiras como objetivo, Nacional viajó a San Pablo para romper una racha de cuatro partidos sin triunfos y lo logró.

Con un 4-4-2 bien definido, con Barcia y Ramírez sumándose a la zona de volantes con Romero y Porras, y con López y Fernández como delanteros, Munúa planificó otro partido en el que los jugadores respondieron y se llevaron un triunfo que valió oro.

Nacional ya mostró dos caras. En lo internacional, el equipo se hace fuerte como visitante y consigue buenos resultados, pero en lo local, los rivales se le cierran demasiado y al equipo le cuesta ganar.

EN LOS CÉSPEDES.

Lesionados - Acá y también allá.

Diego Polenta, quien no viajó a San Pablo por una molestia en la zona de los abductores, ayer comenzó a trabajar de manera normal en Los Céspedes. El zaguero y capitán tricolor no sufrió desgarro y se presume que podrá estar a la orden de Gustavo Munúa para el partido del miércoles en el Gran Parque Central frente a Palmeiras a partir de la hora 21:45. Por otra parte, Sebastián Gorga, quien debió quedarse en San Pablo debido a que le diagnosticaron paperas, sigue con dolor de garganta y fiebre, aunque está mejorando favorablemente. En la ciudad paulista, el futbolista tricolor se quedó junto al kinesiólogo Daniel Calimares. El resto del plantel que llegó el jueves a Montevideo, retomará hoy los trabajos en Los Céspedes a partir de la hora 10:00 a puertas cerradas.

De visitante consiguió resultados.

Tanto en Rosario, donde estuvo a punto de vencer a Rosario Central, como en San Pablo, donde derrotó a Palmeiras, Nacional supo cómo jugar, lo hizo de muy buena manera y suma cuatro puntos de seis jugando afuera.

De local solo logró un triunfo.

En lo que va del 2016, Nacional jugó tres partidos en el Gran Parque Central. Venció a Wanderers 2-1 y empató con Juventud por el Clausura. En la Copa, igualó sin goles con River Plate con un gol que no le convalidaron.

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Munúa. El entrenador tricolor llevó a su equipo a otro gran rendimiento en el exterior. Foto: Darwin Borrelli

NACIONALENRIQUE ARRILLAGA

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