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Dunga va con "cartao amarelo"

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Dunga, entrenador de Brasil. Foto: EFE
Silvio Avila

Cuando Dunga llegó a una 'canarinha' devastada tras el Mundial 2014 afirmó que las heridas de aquella humillación sólo cicatrizarían con resultados, pero los números no responden y Brasil sigue atrapado en un túnel que podría engullir al propio seleccionador si la pentacampeona del mundo no resucita en Estados Unidos.

En aquel regreso de urgencia al cargo del que había sido despedido cuatro años antes, Dunga volvió a mostrar su carácter espartano y afirmó serio que no iba a "vender sueños", aunque tampoco imaginaba que sería tan complicado detener la hemorragia de decepciones de una Seleçao en los años más oscuros de su historia.

Casi dos años después, el técnico llega a la misma Copa América que ganó en 2007 y perdió en 2015 con el cargo en juego y la presión de los Juegos de Rio tras la nuca.

Con apenas dos victorias en seis partidos, Brasil es sexta del premundial sudamericano, fuera de los puestos que dan un boleto a la Copa-2018, y empatada a nueve puntos con Paraguay. Sólo Perú, Bolivia y Venezuela han sido peores desde que comenzaron las eliminatorias en octubre.

Pese a que todavía quedan 12 encuentros para definir cuáles serán las cuatro selecciones que representarán a Sudamérica en Rusia, y la quinta que disputará el repechaje, lo que preocupa a una hinchada que creció levantando Copas es no reconocer a una Seleçao gris, ahogada en las cinco estrellas de su camisa.

En el país que hizo del fútbol una cultura, nadie quiere acostumbrarse a que un seleccionador considere meritorio empatar en el tiempo añadido con Paraguay (2-2), como ocurrió en marzo, en el último cruce del premundial.

Sereno, Dunga enfrió tras el encuentro los rumores que ardían en Brasil sobre su inminente salida del cargo.

"La responsabilidad es siempre del entrenador. Felipao, campeón del mundo, fue contestado. Zagallo, campeón del mundo, fue contestado. (...) Tenemos nuestra forma de jugar y no vamos a cambiarla", lanzó en Asunción.

La Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) decidió entonces mantenerlo en el puesto, pero con una condición: que la 'canarinha' saliera de Estados Unidos y Rio con la cabeza alta, según informó la prensa local.

Pocos sobreviven.

Aunque, frente al ultimátum de los próximos meses, Dunga respondió siendo más Dunga que nunca. Conocido por su carácter áspero y sus ideas firmes, el seleccionador sorprendió con una lista repleta de jóvenes y llamativas ausencias.

No estarán en Estados Unidos grandes protagonistas de las mejores ligas del mundo como el lateral del Real Madrid Marcelo, los titulares del Paris Saint Germain Thiago Silva y David Luiz o Fernandinho, del Machester City.

Apenas 10 jugadores sobreviven de la Copa América de Chile y sólo tres de la catástrofe del Mundial-2014: Dani Alves, Luiz Gustavo y Hulk.
Fiel escudero del técnico, el coordinador de selecciones, Gilmar Rinaldi, defendió a Dunga de los rumores que apuntan a su mala relación con algunos pesos pesados como Marcelo, con quien hubo una polémica sobre una convocatoria anterior.

"¿Queremos cambiar o estamos contentos con como estaba el fútbol? ¿Alguien estaba contento con lo que ocurrió en la Copa [del Mundo-2014]? ¿No hay que hacer cambios? Nosotros estamos cambiando. La culpa es siempre le cae a él [Dunga, ndlr]", reclamó Rinaldi la semana pasada en un programa de SporTV.

Últimas cartas.

La mayor ausencia en la Copa América será, sin embargo, la de Neymar. Tras negociar con el FC Barcelona, la gran esperanza de esta generación descolorida sólo fue autorizada para disputar los Juegos de Rio, donde volverá a cargar con la responsabilidad de liderar a la 'canarinha' hacia un título, esta vez inédito.

Único destello de un pasado mejor en el equipo derruido que heredó tras el Mundial, Dunga diseñó sobre el joven delantero su proyecto de reconstrucción y certificó el compromiso dándole el brazalete de capitán.

Pero la dinámica gris de una Seleçao deprimida manchó también el juego alegre y descarado que ha convertido a Neymar en una estrella del fútbol mundial, apagado y descontrolado en su último año vestido de amarillo.
Es esa frescura perdida la que el técnico quiere recuperar ahora en Estados Unidos, apoyado en los siete jugadores sub-23 que llegan para airear las viejas heridas.

"La Seleçao tiene que ser un equipo competitivo, en busca de la victoria, y, principalmente, usar el talento. Tenemos que tener jugadores que driblan, buscan el gol y, principalmente, divertirse", afirmó el técnico al anunciar la convocatoria.

Un regreso desesperado a los orígenes con el que Dunga se jugará sus últimas cartas, en una partida a la que, pese a todo, llega con mucho más que ganar que por perder.

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Dunga, entrenador de Brasil. Foto: EFE

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