Cavallini vive días dulces como goleador de Fénix y como padre; quiere irse a España a finales de año.

Lucas Cavallini (22) es un joven acostumbrado a los cambios. Llegó a Uruguay desde Canadá con solo 16 años para probarse en Nacional y terminó asentándose cuando faltaban cinco meses para cumplir los 18 que lo habilitaban para cumplir su sueño: ser futbolista profesional. "Caí muy bien acá y me sentí muy cómodo", dice el delantero a Ovación antes de admitir que, a pesar de ello, el cambio de vida fue notable. Lo que más le gusta es el carácter abierto de la gente: ir al kiosko cada día y ponerse a hablar con el muchacho "de fútbol o de cualquier cosa".

Claro, sus compatriotas son más fríos. "Me gusta lo amistosa que es la gente acá y lo tranquila que es la vida", dice feliz, antes de confesar que una de sus pasiones es ir a la Rambla con su familia. "Sí, también con el mate", relata alegre. Sin embargo, el gran cambio en su vida llegó el pasado mes de noviembre, cuando nació su hija. Por ella es que el delantero no quiso aprovechar algunas de las ofertas que tuvo para jugar en el exterior. En realidad fue por ella y por quien ocupa la otra mitad de su corazón: su compañera, que será su esposa al final de este año.

"Decidimos irnos en fin de año. Mi mujer quiere recibirse de contadora, ya que es muy importante para ella. Después queremos tirarnos para España. Todavía no sé nada más pero estoy tranquilo jugando acá, aprovechando la oportunidad y disfrutando de la familia", sostiene Lucas, que no para de referirse a los suyos ya que son su "bálsamo".

Para él, encabezar la lista de goleadores del Apertura (3 tantos) es "algo extra" en comparación a que Fénix sea puntero. "Estar ahí es más importante que nada, lo otro es algo más. El equipo es muy bueno y podemos superar a cualquiera", comenta el canadiense. Gran parte de culpa es del trío ofensivo que forma junto a Ligüera y Maxi Pérez. "Nos entendemos muy bien dentro y afuera de la cancha y juntos podemos hacer mucho daño".

Aprovecha además el regreso de Pérez del Tenerife para saciar su curiosidad sobre el fútbol español: "en los entrenamientos y el vestuario siempre le estoy preguntando cosas de la Liga". Al ser preguntado por su referencia futbolística, el goleador del puntero responde casi al instante con un "Luisito" y añade que "es el mejor nueve del mundo. Fijate cómo pasó a Ronaldo en los últimos premios..." ¿Le tendrá ganas a Peñarol por su pasado tricolor? "¡No por favor! Yo juego por la camiseta de Fénix", contesta Cavallini quien, a pesar de tanto cambio, mantiene sus ideas bien claras.

Lucas Cavallini fue una apuesta de la cantera de Nacional. Vino con 16 años, pero no podía jugar hasta los 18 por la reglamentación de extranjería. Regresó con 17 y 7 meses, comenzó a prepararse en prácticas y amistosos, ascendiendo "la escalera" por quinta, cuarta y tercera hasta llegar al primer equipo, en el que entró en una pretemporada con Marcelo Gallardo, pero no llegó a debutar. Después se fue cedido a Juventud, anotó 10 goles en seis meses y regresó. "Quería jugar en Primera de Nacional. Tenía esa ilusión. Era un objetivo después de hacer las juveniles con ellos". Pero él mismo admite que "no ligó" en esos seis meses a las órdenes de Arruabarrena. "No era titular, ya que había muchos delanteros, grandes nombres como Alonso, Porta o el "Morro". Tuve cuatro oportunidades de entrar y no me pude mostrar", recuerda el delantero, que no oculta su parte de responsabilidad en perder ese tren. "No lo aproveché bien y a veces me arrepiento. Pero así es el fútbol. También eso me sirvió para madurar. Quizás al día de hoy hubiese tenido más oportunidades, pero se dio así y hay que mirar para adelante. Capaz que algún día me toca volver a Nacional. Andá a saber las vueltas que da la vida".

fénixJORGE ALDEA