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Diego Gurri quiere hacer historia

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Foto: archivo El País.
GERARDO PEREZ PALADiNO

Cuando en el año 2009, Diego Gurri llegó desde la ciudad de Santa Rosa (Canelones) a probarse a la quinta división de Boston River, nunca pensó que siete años después, iba a estar viviendo lo que vive hoy en Primera División. "Es increíble, un sueño hecho realidad", dijo a pura sonrisa.

Diego, además, tiene el orgullo de ser el único futbolista del plantel nacido en las divisiones formativas del club. Y no es poca cosa.

Sentado en el living de su casa, ubicada en el barrio Brazo Oriental, contó que ha sido testigo de diferentes situaciones en el club, "pero el ascenso a Primera, fue lo mejor, inolvidable", indicó.

El futbolista vive en pareja con Gabriela desde hace tres años, quien está embarazada de cuatro meses. El futuro padre está muy expectante de la llegada del bebé, al que todavía no le han elegido nombre.

Su felicidad es palpable. Al hablar de su hijo que viene en camino.

En su rutina diaria, su perra Dana, es el "despertador que no falla" para levantarse a eso de las siete para ir a entrenar al complejo deportivo en la zona de Manga.

Gurri, uruguayo de ley, se apronta el mate y espera que lo pasen a buscar algunos compañeros del plantel. "El problema con Dana (una pitbull), es que los días que no entreno igual me despierta", comentó sonriendo.

Cuando tiene libre, viaja a Santa Rosa, su ciudad natal, a compartir con su familia y "comer algún asadito. Ellos me acompañan a todas las canchas desde que estaba en Segunda División", dijo haciendo mención a su madre, padrastro y sus tres hermanos.

Boston River ha tenido diferentes gerenciamientos y Gurri ha estado vinculado como jugador en estos procesos. "Cuando comencé en el club habían unos gerenciadores de Argentina y entrenábamos en el Estadio Charrúa. Les daban mucha importancia a los juveniles y fueron dos o tres años muy buenos. Era un entorno profesional. Después de eso (2012) hubo varios problemas y los gerenciadores se fueron. En esa época se complicó, porque pasábamos seis meses sin cobrar", recordó de las dificultades que le tocó vivir.

Gurri afirma que actualmente la situación mejoró. "Para mí el club es como una familia. Viví en la sede durante un año y conozco todo el entorno. Los dirigentes eran como mis familiares", señaló el volante de 23 años.

En el Baby Fútbol, defendió los colores del Unión Santa Rosa. En ese tiempo también entrenó en las categorías infantiles de Nacional. Luego siendo adolescente probó suerte en Danubio en pre-séptima y en Juventud de Las Piedras en séptima y sexta división. Pero su carrera profesional iba a desembocar en Boston River, institución que está atravesando un momento histórico, por su clasificación a un torneo internacional. Este fin de semana pretende cerrar el Campeonato Uruguayo Especial 2016, tratando de truncarle la vuelta olímpica a Nacional en su Parque Central.

Gurri debutó en "el Boston" con 17 años en 2010, luego de haber sido Campeón con la 5ª división el año anterior. Recuerda que fue en un partido ante Deportivo Maldonado disputado en el Complejo de Rentistas, por el Campeonato de Segunda. "Ganamos dos a cero y el pase del segundo gol fue mío", recordó.

El club recién había ascendido, de la Liga Metropolitana Amateur a Segunda Profesional. A Diego le tocó también ser parte del ascenso a Primera División, otro momento histórico para la institución.

"Suena mal, pero queremos arruinarle la fiesta a Nacional. Tenemos que demostrar lo que sabemos. Sería feo que nos den la vuelta en la cara y pienso que si seguimos jugando como venimos haciéndolo, podemos hacerles partido", afirmó.

Si bien Gurri no es el goleador del equipo, igualmente no deja de pensar en poder marcarle a los tricolores el próximo fin de semana. "Hacerle un gol a Nacional es un sueño de todas estas noches, pero trato de no pesar mucho, para poder dormir. Sueño hasta las jugadas, sería algo muy lindo", dijo ilusionado.

Alejandro Apud, entrenador del equipo, lo ha hecho un polifuncional. Gurri ha jugado en diferentes posiciones. Le ha tocado cubrir el lateral izquierdo, también volante, y en el último partido ante Rampla Juniors, acompañó en ofensiva a Federico Rodríguez y convirtió uno de los goles de la victoria en Trinidad. "Ahí cerca del arco me gusta más", dijo sobre el lugar donde más le gusta jugar.

Gurri sostuvo que el trabajo del cuerpo técnico ha sido clave para lograr la campaña y también para su mejor desempeño en cancha. "Armaron un plantel nuevo, nos hicieron funcionar bien y nos convencieron de lo que querían", indicó el futbolista.

Pero no todo fue color de rosa. "Al comienzo de la pretemporada no arrancó bien mi relación con Apud. Pensé que me iban a ceder a préstamo a otro club. Sentía que no me registraba y hablé con él. Después nos fuimos entendiendo y me dio la confianza que necesitaba. Hasta el día de hoy me puso en casi todos los partidos", relató.

Gurri jugó trece de catorce encuentros en lo que va del torneo. Siente como ninguno la camiseta del club. Es que es un hijo pródigo de la casa. Nació en el viejo y querido "Boston".

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Foto: archivo El País.

BOSTON RIVEREDUARDO CASTRO

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