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Las “tupabandas” y los “chumbazos”

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En la sesión del Senado en donde se habló de las “tupabandas”, José Mujica dijo que no le tenía miedo al tema, que no era cobarde y que si la Justicia lo citaba no se ampararía en sus fueros. Si esa es su actitud y si nada hay que ocultar ¿por qué él y todo el Frente Amplio le cerraron la puerta a una investigación parlamentaria sobre las “tupabandas”?

En la sesión del Senado en donde se habló de las “tupabandas”, José Mujica dijo que no le tenía miedo al tema, que no era cobarde y que si la Justicia lo citaba no se ampararía en sus fueros. Si esa es su actitud y si nada hay que ocultar ¿por qué él y todo el Frente Amplio le cerraron la puerta a una investigación parlamentaria sobre las “tupabandas”?

Una investigación que tiene un sólido punto de partida: la admisión que hizo Mujica de que es “muy probable” que tres o cuatro tupamaros pudieron cometer robos y asaltos en tiempos de democracia. El quid de la cuestión es si actuaron por orden directa del MLN-Tupamaros o si lo hicieron por cuenta propia como sugiere el expresidente. Es algo digno de indagar.

Sin embargo, el MPP y el Frente Amplio en bloque dicen que no se justifica investigar el asunto y que se trata de “otro ataque de la derecha”. Falso.

Para empezar, se justifica con creces averiguar qué pasó. Admitido como está que hubo tupamaros “haciendo finanzas a la antigua”, un partido político con sólidos principios democráticos debería interesarse en exponer la limpieza de sus métodos. Aparte, las denuncias sobre las andanzas de tupamaros dedicados a “meter caño” no salieron de la “derecha” sino de antiguos militantes del MLN.

Es que los informantes de los autores de los libros de Garcé, Leicht y Urruzola que delataron a las “tupabandas” son exmiembros del MLN, en su mayoría anónimos, pero hay quienes hablan con nombre y apellido como el exdirigente Jorge Zabalza. Están además las declaraciones del diputado Gonzalo Mujica, quien explicó que duda sobre la forma en que se financió la campaña del MPP que le otorgó su banca, duda que fue uno de los motivos de su renuncia a ese sector político.

Ante ese panorama, el Frente Amplio debería evaluar a fondo hasta dónde puede seguir respaldando a los suyos cualesquiera sean las acusaciones que enfrentan. Lo hizo desde las primeras denuncias de estafas en los casinos municipales hasta la más reciente e imposible defensa de Sendic. Por su parte, el MPP manejó el asunto de las “tupabandas” primero con sarcasmos, después con indiferencia y al fin reconociendo que algo de lo denunciado podía ser cierto.

Lo extraño fue que en medio de esta polémica José Mujica se pasó de la raya con una nostálgica alusión a la ley de duelos practicada a tiros y no a punta de espada, según aclaró. En esa línea, Julio Marenales, otro ex jefe tupamaro, advirtió a los denunciantes de las “tupabandas” que si rigiera la ley de duelos “se arriesgan a que les peguen un chumbazo en el ojo”. ¿Era un aviso previo a la sesión del Senado?

A pesar del olor a pólvora y el bloqueo de la investigadora, los coletazos de este asunto seguirán brotando en el futuro nutridos por otros testimonios como el del ex-policía que denunció las fechorías de las “tupabandas” al servicio del MLN con todo tipo de detalles, lo que motivó un burdo intento de Bonomi por desacreditarlo. Tampoco se puede descartar que otros extupamaros se vean tentados a aportar más datos.

Mientras tanto, si no es el Parlamento deberá ser la Justicia -fiscal Stella Llorente mediante- la que investigue. Eso siempre será mejor que andar añorando la época de los “chumbazos”.

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Antonio Mercader

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