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Trump y el voto cubano

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Si el candidato republicano Donald Trump gana el crucial estado de la Florida, como lo auguran algunas encuestas, y termina ganando las elecciones el 8 de noviembre -un resultado que parece difícil, pero no imposible- podría tener que agradecerle al presidente Barack Obama por haberle dado una mano en el tramo final de la campaña electoral.

Si el candidato republicano Donald Trump gana el crucial estado de la Florida, como lo auguran algunas encuestas, y termina ganando las elecciones el 8 de noviembre -un resultado que parece difícil, pero no imposible- podría tener que agradecerle al presidente Barack Obama por haberle dado una mano en el tramo final de la campaña electoral.

La decisión de Obama del pasado 14 de octubre de relajar aún más el embargo comercial estadounidense sobre Cuba y permitir que los turistas estadounidenses en la isla puedan comprar cantidades ilimitadas de ron y cigarros cubanos, al igual que su decisión del 26 de octubre de abstenerse por primera vez en una votación de las Naciones Unidas contra el embargo estadounidense a Cuba, probablemente hizo que algunos votantes cubanoamericanos, todavía indecisos en Florida se voltearan decididamente a favor de l candidato republicano.

Los cubanos regresan a Trump, dice un subtítulo de la encuesta del New York Times/Siena College dada a conocer el 27 de octubre, según la cual Trump está ganando Florida por cuatro puntos. La candidata demócrata Hillary Clinton ganaba en la Florida en la misma encuesta apenas un mes antes.

El texto explicativo de la encuesta dice que Trump remontó su voto en Florida gracias a los votantes cubanoamericanos, que aumentaron su apoyo por Trump de un 33 por ciento en septiembre a un 52 por ciento en octubre.

Los encuestadores dicen que es difícil de precisar exactamente qué causó el aumento del apoyo de los votantes cubanoamericanos a Trump, pero lo más probable es que los recientes anuncios de Obama sobre Cuba hayan sido un factor que dañó la posición de Clinton, y favoreció al candidato republicano.

Es cierto que, tal como lo muestra una encuesta de la Universidad Internacional de la Florida, un 54 por ciento de los cubanoamericanos de Miami apoyan terminar con el embargo comercial de Estados Unidos a Cuba. Pero la cifra es engañosa, porque se refiere al total de la población cubanoamericana, incluyendo a aquellos cubanos recién llegados que no tiene la posibilidad de votar.

Si hubiera sido una encuesta de votantes cubanoamericanos, el resultado hubiera sido diferente. La misma encuesta muestra que cubanoamericanos de mayor edad -que suelen votar en grandes números- promueven una línea más dura hacia Cuba, y son más escépticos sobre la normalización de las relaciones con Cuba que los recién llegados de la isla.

Incluso entre los cubanoamericanos que apoyan con cautela la normalización de relaciones con Cuba, muchos dicen que Obama ha otorgado demasiadas concesiones a la dictadura de la isla sin obtener nada a cambio. ¿Para qué seguir haciendo gestos unilaterales en la ausencia de cualquier política de apertura en la isla?, preguntan.

Según un nuevo informe de la Comisión de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional de Cuba, 9.125 personas fueron detenidas en los primeros 10 meses de este año por razones políticas, lo que significa un endurecimiento frente a los 8.616 arrestados durante los 12 meses del 2015.

Y Trump, un camaleón político que hasta hace poco apoyaba la normalización de los vínculos con Cuba y cuyas empresas -según reportó la revista Newsweek- exploraron hacer negocios con la isla en violación de las leyes de los Estados Unidos en 1998, está aprovechando la ocasión para presentarse ante los exiliados cubanos en Miami como un “duro” contra Cuba.

Mi opinión: el presidente Obama -y Clinton, también- probablemente malinterpretaron las encuestas de opinión según las cuales los cubanoamericanos de Florida apoyan cada vez más los crecientes de vínculos de Estados Unidos con la dictadura de Cuba. Eso es cierto entre el total de la población cubanoamericana, pero no entre aquellos que pueden votar.

Me pregunto qué pensaba Obama cuando decidió autorizar las compras de ron y tabacos cubanos -una medida mayormente simbólica- y votar por la abstención en las Naciones Unidas, apenas poco antes de las elecciones del 8 de noviembre. ¿Cuál era la prisa para apretar el pedal de normalización ahora?

Muy probablemente, fue un exceso de confianza en una victoria fácil de Clinton, al igual que una decisión poco pensada para seguir explotando lo que el gobierno de Obama ve como uno de sus pocos triunfos en política exterior. Fuera lo que fuera, podría ayudar a que el candidato republicano más inestable y deshonesto de la historia reciente gane finalmente en la Florida.

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Andrés Oppenheimer

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