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Traer el cambio

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El Partido de la Concertación puede ser el instrumento adecuado para poner fin a tres elecciones consecutivas en donde el mandato recayó en el FA.

El Partido de la Concertación puede ser el instrumento adecuado para poner fin a tres elecciones consecutivas en donde el mandato recayó en el FA.

Se trata de un partido que nació para congregar una fuerza política de nuevo cuño, sin abandonar principios y simpatías históricas, propias de los partidos fundadores del país, como también del FA y del Partido Independiente.

Así como “Cambiemos” en Argentina logró mediante una campaña inédita en su diseño, desarrollo y alcance, un resultado inesperado y necesario, en nuestro Uruguay debemos asumir riesgos, reconocer que el modelo de gobierno está acabado -y está acabado- y entonces utilizar el Partido de la Concertación para trabajar desde ya.

Nos une, a una enorme mayoría de ciudadanos uruguayos, de todas las tendencias y partidos, muchísimas coincidencias básicas, estructurales; cimientos para gobernar.

La honestidad, la probidad y preparación, la humildad, la fidelidad a los principios democráticos, a la independencia de los poderes, al principio de igualdad, la necesidad de mejorar la seguridad y enseñanza -pilares de nuestra historia-, el control del gasto, la apertura al mundo, el respeto a los derechos humanos, con independencia de que los excesos provengan de gobiernos de derecha, de centro o de izquierda. La condena absoluta a la corrupción. Nos une todo esto y mucho más.

Creemos que no va a alcanzar únicamente con la fuerza de nuestro Partido Nacional para dar la batalla, más allá de que es el que siempre sacó las “castañas del fuego”. Ojalá me equivoque, pero cuando en la elección pasada vimos que el candidato elegido en una interesante arremetida victoriosa en las internas, lo primero que hizo (o lo segundo…) fue “bajar” como candidato a la Intendencia a quien desde nuestras filas venía trabajando para ello, no nos permitimos abrigar ilusiones. No interesan las razones. Faltó grandeza… No afirmamos que Jorge Gandini fuera a ganar la Intendencia de Montevideo, pero sí que ese acto puso fin a cualquier posibilidad de los partidos tradicionales.

Ese vacío fue aprovechado por Novick, quien con muy poquito le juntó las cabezas a los candidatos blanco y colorado. Hoy está ocupando ese espacio sin que los partidos tradicionales ni sus autoridades puedan hacer mucho. Y me parece que está bien que lo haga.

Hay que ver si a quienes no nos convence Novick encontramos un candidato que se ponga al frente de la Concertación, de manera de sumar, y que sea la ciudadanía la que resuelva. Ese es el camino.

No parece lógico pretender bajar a Novick porque sí nomás, hay que elegir a alguien que lo pueda superar. Y la elección del mismo debe hacerse elevando la mira y dejando de lado personalismos que no llevan a ninguna parte.

Adicionalmente, y tomando lección de nuevo del fenómeno “Cambiemos” en la vecina orilla, es hora de darnos cuenta que es falso que la gente se suba solo al carro del ganador, que la cantidad de propaganda es irrelevante cuando inunda, que los actos políticos con miles de simpatizantes tampoco sirven de mucho. Como lo expresó Jaime Durán Barba, asesor directo de Macri, “la política se piensa con frialdad, se ejecuta con pasión” y “el candidato flojo es el que no tiene disciplina estratégica”. Lo importante es la consistencia en el mensaje, mantener el rumbo y la disciplina.

Es hora de comprometerse y salir a la cancha, solicitando el hombro a los más capaces.

¡Vamos que se puede!

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Ignacio Sienra

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