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Terminando 2016

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Cerramos el año con algunas noticias significativas. Una es la decisión de Ancap de cesar la fabricación de algunos productos.

Cerramos el año con algunas noticias significativas. Una es la decisión de Ancap de cesar la fabricación de algunos productos.

Entre ellos, destacan las bebidas alcohólicas, cuya importancia histórica y política a nadie puede escapar: fue el establecimiento del monopolio de la fabricación de bebidas alcohólicas un argumento central en la creación de Ancap en 1931. A ello corresponde la segunda “A” de su nombre). Por su parte, la UTE realiza una fuerte apuesta para colocar acciones del Parque Eólico Valentines, ofreciendo una interesante posibilidad de inversión a los pequeños ahorristas. Nuevamente la UTE recurre a inversionistas privados, a la vez que sigue usando herramientas como la Ley de Marco Regulatorio y la adquisición de energía a particulares. Otro tema importante, es la aprobación hace pocos días de la ley de transparencia fiscal, que no hace otra cosa que rendir pleitesía a la OCDE y profundizar el control que el Estado hace de la vida de las personas, en una visión que de transparente y democrático no tiene nada.

En otros tiempos estas cosas habrían generado a los gobiernos conflictos políticos y sociales prácticamente inmanejables.

El Pit-Cnt y las organizaciones satélites del Frente Amplio estarían luchando a capa y espada contra estas decisiones, sumiendo al país en un estado de agitación permanente. Sin embargo, no solamente ahora no lo hacen, sino que, además siguen tachando al Partido Nacional de “neoliberal”, “privatizador”, “capitalista”, “entregador de la soberanía nacional” y una lista larga de adjetivos por el estilo.

Uno se pregunta por qué pasa esto cuando el Partido Nacional en el gobierno ni por asomo hizo nada parecido a lo que el Frente Amplio viene llevando adelante. ¿Imaginan que un gobierno blanco hubiera resuelto dejar de fabricar Espinillar y grapa? ¿Cómo se explica que se caracterice en la universidad al gobierno del Partido Nacional como privatizador y neoliberal (lo que en el discurso significa ser lo peor de lo peor) cuando la realidad histórica indica lo contrario? ¿Cómo es posible que no asuman sus responsabilidades y en cambio achaquen las culpas a los demás? ¿Cómo pueden decir que no son ellos los responsables de que los asentamientos pululen ? ¿Cómo responsabilizan a otros de los malos resultados de las pruebas PISA?

Sería un error pretender encontrar las respuestas a través del análisis minucioso de los hechos y decisiones concretos. Las respuestas no están por allí, sino por el lado del discurso que el Frente Amplio y sus colaterales supieron construir a lo largo de décadas de prédica permanente.

Dividieron a la sociedad entre los “buenos” y los “malos”, entre los “progresistas y conversadores”, entre la “izquierda y derecha”, produciendo rencor y división.

Generaron una imagen positiva tan fuerte que es capaz de hacer que las personas dejen de lado y disculpen su incapacidad para gestionar eficaz y eficientemente las cosas más elementales (la basura y las veredas de Montevideo son un buen ejemplo).

Por el contrario, seguir trabajando por alcanzar una sociedad que proyecte su futuro unida, en paz, y con gobiernos eficaces, son las metas que nos trazamos desde el Partido Nacional para 2017.

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Gustavo Penadés

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