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El sabio duda

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Winston Churchill dijo que “el socialismo es la filosofía del fracaso, el credo de la ignorancia y la prédica de la envidia; su virtud inherente es la distribución igualitaria de la miseria”.

Winston Churchill dijo que “el socialismo es la filosofía del fracaso, el credo de la ignorancia y la prédica de la envidia; su virtud inherente es la distribución igualitaria de la miseria”.

Uno de los tantos ejemplo próximos y de verificación cotidiana es la Venezuela del socialismo de no se sabe cual siglo futuro a advenir, hoy bajo la tiranía de Nicolás Maduro. Más daño a un pueblo no es concebible. Va desde destruir sus instituciones y libertades hasta pulverizar sin concesiones su economía y el orden público. Con tozudez indeclinable la satrapía derrotada contundentemente en las urnas, niega a las mayoría populares -“la oligarquía”- el reconocimiento a participar democráticamente en el respectivo proceso político.

Incomprensiblemente la mayoría del Frente Amplio -comunistas, tupamaros y afines- defiende lo indefendible y el gobierno Vázquez está preso sobre el tema, de los caprichos y amores carnales con el chavismo de quienes siendo minoría nacional, le imponen decisiones retrógradas.

Isla Margarita fue un lugar de ensueño en el Caribe venezolano. Le visitaba gente de todo el mundo y se distinguía su infraestructura apropiada para turistas exigentes. La crisis impulsada que castiga a Venezuela la ha destruido. Tiene problemas de abastecimiento de agua y electricidad, también de aprovisionamiento y su infraestructura está en decadencia.

Gastando el gobierno de Maduro 200 millones de dólares para “calafatearla”, allí viene de celebrarse la XVII reunión del Movimiento de Países no Alineados, una vetusta e ineficiente organización que llega desde la Guerra Fría y que suponía un ordenamiento de estados alejados de los Estados Unidos y la implosionada Unión Soviética. Fue un fiasco.

Irán le entregó la presidencia de lo que queda del “movimiento” a Venezuela en la persona de su presidente, y de los 120 jefes de estado que en teoría pertenecerían al cónclave solo fueron 15, con la presencia infaltable de Cuba, Ecuador y Bolivia.

Hechos que rompen los ojos nos sorprenden en nuestro país, al advertir adhesión incondicional, caprichosa y suicida, a un fracaso de tan descomunales proporciones. En la primera línea del error milita la dirigencia sindical y organizaciones estudiantiles manipuladas históricamente por las fuerzas antidemocráticas de lo autodenominado como “izquierda”. Son cabezas cerradas ante la realidad, que sustentan sus actitudes en apolillados eslóganes centenarios, sin vigencia contemporánea. Y asentadas esencialmente en la envidia y la ignorancia. Aristóteles decía que “el ignorante afirma, el sabio duda y reflexiona”. Y, papel principal ocupa en esto la enseñanza pública, sin que luego de casi once años de gobierno “progresista” autoridades gobernantes y sindicalistas sometidos a la autoridad competente, todos correligionarios, acuerden sobre el esencial tema. Quizás porque como sostenía Confucio “donde hay educación no hay distinción de clases” y para mentes neolíticas, el mundo es el de la marxista “lucha de clases”.

El ciudadano común mira sin entender. Los padres en oportunidades numerosas con sacrificio grave de su economía doméstica, pagan los impuestos para la educación pública y si pueden mandan a sus hijos a la enseñanza privada, hasta donde el bolsillo lo permite, para que por lo menos no pierdan el tiempo. Es hora de ¡basta!.

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Ricardo Reilly Salaverri

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