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La ROE y el anarco-marxismo

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En agosto de 1967 se creó en Cuba la Organización Latinoamericana de Solidaridad (OLAS), integrada por partidos y movimientos afines a la Revolución Cubana.

En agosto de 1967 se creó en Cuba la Organización Latinoamericana de Solidaridad (OLAS), integrada por partidos y movimientos afines a la Revolución Cubana.

El Partido Comunista digitó las delegaciones uruguayas. Uno de los grupos más radicales, la FAU, no fue invitado. “De nosotros no fue ninguno, no nos dejaron ir, a gatas logramos mandar una carta… Tuvimos que arreglarnos sin vínculos con Cuba”. (Hugo Cores)

La declaración final propuso la lucha armada y la guerrilla como mecanismo excluyente para extender la revolución. Moscú se oponía a ese camino; los comunistas uruguayos y chilenos, por convicción y por la jamás violada obediencia a Moscú no firmaron la declaración; en ambos países era todavía posible apostar a la revolución mediante una “vía menos dolorosa”. (Jaime Yaffé).

Los grupos radicales que habían participado de la OLAS se coaligaron en el “Acuerdo de Época” (4 de diciembre de 1967): el Partido Socialista y pequeños grupos como el MRO, el MIR, el MAPU, el siempre infaltable grupo de “independientes” y la FAU.

Me abstengo y me abstendré de explicar cada sigla; sería necesario crear un diccionario razonado de la izquierda uruguaya.

Época salió a la calle el 7 de diciembre y el 12, el gobierno de Pacheco Areco, que no se chupaba el dedo, ilegalizó a las organizaciones firmantes; clausuró Época y el semanario socialista El Sol.

La FAU reaccionó rápidamente y creó la ROE (Resistencia Obrero Estudiantil) coordinando una treintena de agrupaciones sindicales y estudiantiles alejadas tanto del “reformismo” comunista co-mo del foquismo tupamaro. La FAU entendía que la vic-toria vendría de la insurrección obrera, no del crecimiento electoral de la izquierda ni del modelo tupamaro que solo conduciría al militarismo revolucionario. Armaron una estructura política con “dos patas”: la sindical y la militar.

Así alcanzaron protagonismo en sindicatos como la bebida, la federación de la salud, Funsa, en un sector de los bancarios, en la Unión Ferroviaria, y las del sector de electrodomésticos (General Electric, Tem, Serratosa y Castells…).

Pero el grueso de su militancia estaba en los estudiantes más jóvenes: Secundaria, UTU y la Agrupación 3 del Magisterio. En cambio tuvieron escaso protagonismo en la FEUU.

Son una minoría, pero muy decidida. “Combinan acciones de boicot, de sabotaje y de apoyo externo realizado desde la militancia clandestina. Su “aparato armado” […] pasa desde las acciones de financiación y pertrechamiento hasta la mayor complejidad de los secuestros.” (Daniel Barret).

Los principales líderes son veteranos militantes sindicales como Gerardo Gatti y León Duarte. Una figura clave en ese período será Raúl Cariboni, procedente del PCU. Dice Hugo Cores: “Tuvo siempre mucha influencia sobre nosotros […]. Él escribía los textos teóricos, los editoriales de las cartas de FAU y de la revista Rojo y Negro.” Cariboni propuso una síntesis de elementos anarquistas y marxistas junto a una concepción insurreccional de tipo cubano.

En los sindicatos y Secundaria son los grandes adversarios del Partido Comunista, líder y modelo para la izquierda de partidos que culmina-ría con la creación del Fren- te Amplio. Impulsaron la llamada Tendencia Combativa (GAU, MIR, ROE, MLN-T, el FER 68 (protupa), FER “cartilla” (leninista), FRT, TER, AG 26, LER, FEH, TER-H) Como se ve, abundan las F de Frente y las R de Revolucionario.

El año 68 fue clave en la crisis: inflación de tres dígitos, devaluación -100% en diciembre de 1967 y 25% en abril del 68; el desempleo creció al 8%. Las condiciones internas, sumadas a los ejemplos que proveían Europa y EE.UU., y la disponibilidad creciente de una mano de obra revolucionaria adolescente hicieron la mezcla explosiva.

Esteban Valenti, recuerda: “Mayo explotó en Uruguay con asambleas en prepara- torios y en los liceos. Eran asambleas diferentes, donde las agrupaciones tradicionales no eran las protagonistas, y aparecían otros actores.”

Mientras la ROE contribuía a radicalizar los enfrentamientos en la calles, el OPR-33 se dedicaba, con menos impacto que los tupamaros, a las “recuperaciones económicas”, generalmente “expropiaciones bancarias”, atentados contra oficinas de entidades bancarias, organizaciones patronales, oficinas del Estado y legaciones “imperialistas. Quien pretenda acercarse al vasto catálogo de acciones de la ROE en esos años puede leer las 112 páginas que Juan C. Mechoso le dedica en el tomo IV de “Acción directa anarquista. Una historia de la FAU”,

En 1971 la FAU/ROE sería la única organización izquierdista de importancia que no se plegó al FA puesto que hasta los tupamaros pusieron su fichita: el Movimiento 26 de Marzo.

Fueron años terribles de violencia callejera, insurrección armada, de un verdadero estado de sitio, donde una mayoría de los uruguayos pacíficos, aun en la discrepancia -quedaría reiteradamente demostrado- se volvió rehén de una imparable locura, donde la más cruda violencia alternaba con utopías, discursos, farragosas elaboraciones teóricas y un odio creciente, cuyos efectos aún perduran.

El 14 de abril de 1972, los tupamaros echaron el resto y la violencia se volvió guerra.

En ese marco, la ROE preparó detalladamente el secuestro de Sergio Molaguero, hijo del dueño de la fábrica de calzado Seral, en Santa Lucía, como parte de un duro conflicto sindical. El 11 de mayo se concreta, con la participación de los principales dirigentes de la organización.

Las exigencias no solo pretendían una solución del conflicto favorable al sindicato sino también el reparto de ropa y material escolar entre los niños de los barrios populares y “una compensación económica” para la OPR-33.

Si bien obtuvieron todas sus demandas, pagaron con el arresto de buena parte de sus líderes históricos. Entonces, ya con el golpe de estado en marcha, deciden, entre marzo y septiembre del 73, “El repliegue” a la ciudad de Buenos Aires. Resultó un suceso.

El objetivo, ahora será crear un nuevo y sólido partido político y volver al Uruguay para combatir la dictadura. Pero alguien recordó: “No tenemos un mango”. Entonces deciden que hay que hacer finanzas según el método de “Aprétesis”, secuestros, en su peculiar jerga.

Ese día se decidió su destino. Estaban por abrir La caja de Pandora.

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Luciano Álvarez

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