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Una relación normal

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La Corte Internacional de Justicia, en su decisión en el caso de las pasteras de abril de 2010, puso énfasis en el papel del Estatuto del Río Uruguay y de la Comisión Administradora del Río Uruguay (CARU) en lo referente a la protección del medio ambiente de aquel curso fluvial.

La Corte Internacional de Justicia, en su decisión en el caso de las pasteras de abril de 2010, puso énfasis en el papel del Estatuto del Río Uruguay y de la Comisión Administradora del Río Uruguay (CARU) en lo referente a la protección del medio ambiente de aquel curso fluvial.

El dictamen de la Corte fue un reconocimiento al trabajo realizado por quienes negociaron el Estatuto suscrito por Argentina y Uruguay en febrero de 1975.

Lo sucedido en los últimos años con la aplicación del Estatuto y en el seno de CARU, demuestra que aunque es posible que los defectos de un tratado sean atenuados o, incluso, subsanados por la buena fe, la voluntad e inteligencia de las Partes del mismo, la falta de esas cualidades puede frustrar las posibilidades del tratado mejor escrito.

El cambio de gobierno en la Argentina determinó el alejamiento de la cleptocracia envuelta en un ajado velo de patriagrandismo populista que gobernó ese país en los últimos años. El nuevo gobierno se esfuerza en retornar a la normalidad, tanto en lo interno como en sus relaciones internacionales.

Una prueba de ello fue que las Delegaciones de la Argentina y del Uruguay ante la CARU entregasen a sus gobiernos y que se hiciesen públicos los resultados correspondientes a las actividades de monitoreo del Comité Científico en la planta de UPM, el río Gualeguaychú en su desembocadura en el río Uruguay, y el río Uruguay en la zona de influencia de la planta y el río Gualeguaychú.

El Comité Científico de CARU ha venido realizando actividades de control ambiental de acuerdo a las Notas Reversales entre Argentina y Uruguay del 30 de agosto de 2010 -resultado de la sentencia de la Corte Internacional de Justicia- y el plan específico de control pactado el 14 de noviembre del mismo año.

Entre junio de 2011 y julio de 2015 se llevaron a cabo 50 campañas en el caso de la planta de UPM. Entre septiembre de 2012 y abril de 2015 se completaron 32 campañas en el río Uruguay en la zona de influencia mencionada. Los estudios continuaron desde entonces y los resultados están siendo analizados.

Las muestras recogidas por los científicos eran enviadas a los laboratorios en el exterior y en nuestros dos países para ser analizadas, se elaboraban los informes y estos aterrizaban en CARU. El problema era que la Delegación de Argentina, siguiendo instrucciones de su gobierno, se negaba sistemáticamente hasta ahora a dar su consentimiento para que la Comisión publicase los informes.

Por suerte, el Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente uruguayo divulgó los resultados de sus análisis de UPM durante estos años. Ello tuvo dos resultados positivos: primero, mantuvo informada a la sociedad civil, especialmente en la región de influencia de la pastera, sobre el impacto ambiental de la planta; y, segundo, se divulgaron datos científicos que contribuyeron a poner en su lugar a las fantasías de los ambientalistas de Gualeguaychú y del gobierno argentino de la época. Pero, con todo, no eran resultados avalados por ambos gobiernos.

La publicación del informe sobre el monitoreo binacionales es una clara señal de normalización en la relación bilateral y un avance muy importante para la protección de medio ambiente de todo el río Uruguay.

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Juan Oribe Stemmer

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