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Muy poca innovación

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En medio de las noticias sobre la violencia en Venezuela, el escándalo de corrupción en Brasil y los disparates que salen del Twitter del presidente Donald J. Trump en Estados Unidos, hay una noticia muy importante que pasó casi inadvertida en América Latina: un nuevo estudio según el cual la región está fallando miserablemente en materia de innovación.

En medio de las noticias sobre la violencia en Venezuela, el escándalo de corrupción en Brasil y los disparates que salen del Twitter del presidente Donald J. Trump en Estados Unidos, hay una noticia muy importante que pasó casi inadvertida en América Latina: un nuevo estudio según el cual la región está fallando miserablemente en materia de innovación.

El Índice Global de Innovación 2017, un ranking que integran 130 países de todo el mundo, dice que las naciones de África, Europa del Este y el sudeste asiático están avanzando más rápidamente que las de América Latina en la producción de nuevos bienes y servicios que los ayuden a crecer más y mejor.

El estudio es un esfuerzo colaborativo de la Facultad de Negocios de la Universidad de Cornell (Nueva York), la escuela de negocios Insead y la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI). El ranking anual se basa en decenas de mediciones, incluyendo el número de solicitudes de patentes de nuevas invenciones, los logros educativos y la facilidad de hacer negocios en cada país.

El ranking no registra a ningún país latinoamericano entre las 25 naciones más innovadoras del mundo, a pesar de que tres países de la región -Brasil, México y la Argentina- figuran entre las 25 mayores economías del mundo.

Este año, el ranking mundial de innovación está encabezado por Suiza, seguida por Suecia, Holanda, Estados Unidos y Gran Bretaña. Entre las naciones latinoamericanas, Chile ocupó el puesto 46; México, el 58; Colombia, el 65; Uruguay, el 67; Brasil, el 69; Perú, el 70; la Argentina, el 76; Ecuador, el 92; El Salvador, el 103 y Bolivia, el 106.

Lo que es más preocupante aún para la región, el ranking no incluye ningún país latinoamericano entre los 17 países en desarrollo que describe como “estrellas en innovación”.

“Los rankings de innovación de la región no han mejorado significativamente en relación con otras regiones del mundo en los últimos años, y ningún país de América latina y el Caribe muestra actualmente un rendimiento superior al de otros países con su mismo nivel de desarrollo”, dice el informe.

¿Por qué una región que produce tantos talentos individuales no se destaca más en innovación?

América Latina produce alguna de la gente más creativa y exitosa del mundo, incluyendo al futbolista Lionel Messi, el premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa y el presidente del Massachusetts Institute of Technology -a menudo clasificado como la mejor universidad del mundo-, Rafael Reif. Hasta el Vaticano se encuentra liderado por un latinoamericano, el papa Francisco.

Sin embargo, la producción de patentes de nuevas invenciones de la región es lamentable. Todos los países latinoamericanos y caribeños juntos solicitaron cerca de 1.400 patentes internacionales el año pasado, menos del diez por ciento de las 15.560 solicitadas por Corea del Sur, según datos de la OMPI.

Muchos economistas dicen que esto se debe a que los países latinoamericanos tienen demasiadas regulaciones gubernamentales y demasiado poco capital de riesgo para financiar ideas de gente talentosa.

Otros sostienen lo contrario: que América Latina necesita más intervención gubernamental para producir más innovación. Estos últimos señalan que mientras naciones altamente innovadoras como Corea del Sur e Israel invierten el 4,2 por ciento de su producto bruto en investigación y desarrollo de nuevos productos, en América latina el promedio es de apenas un 0,5 por ciento.

Mi opinión: todo lo anterior es cierto. Y también hay explicaciones culturales, como el hecho de que en muchos países latinoamericanos hay muy poca tolerancia colectiva con el fracaso individual, cuando casi todas las grandes innovaciones son el resultado final de una larga lista de fracasos.

Pero tal vez el paso clave para convertir la abundancia de talentos individuales de América Latina en una ola de creatividad productiva sería reconocer que la región tiene un problema de innovación. Al igual de lo que ocurre con los alcohólicos, el primer paso para que los países latinoamericanos logren salir de su actual estancamiento en innovación sería “la aceptación”, reconocer directamente que tienen un problema.

El hecho de que las sombrías conclusiones sobre América latina del Índice Global de Innovación 2017 no hayan causado mayor alarma en la región es preocupante y no es un dato menor. América latina debería ponerse como meta urgente dejar de ser una región con un exceso de talento y una escasez de innovación.

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Andrés Oppenheimer

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