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Pensando juntos

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En los últimos días, empezó a difundirse un documento titulado: "La educación prioridad del país: aportes a la construcción de una educación genuinamente inclusiva". Sus autores son cuatro técnicos con amplia trayectoria y experiencia directa en el gobierno de la educación. Tres de ellos son de extracción frenteamplista y uno es de origen colorado. Uno de ellos fue dirigente sindical y otro fue consejero de ANEP. Dos tienen experiencia como funcionarios internacionales. Se trata de Fernando Filgueira, Renato Opertti, Martín Pasturino y Ricardo Vilaró. Durante su trabajo, los cuatro autores contaron con los aportes de Gustavo de Armas, Héctor Florit y Andrés Peri, todos ellos también estrechamente vinculados a la vida educativa nacional.

En los últimos días, empezó a difundirse un documento titulado: "La educación prioridad del país: aportes a la construcción de una educación genuinamente inclusiva". Sus autores son cuatro técnicos con amplia trayectoria y experiencia directa en el gobierno de la educación. Tres de ellos son de extracción frenteamplista y uno es de origen colorado. Uno de ellos fue dirigente sindical y otro fue consejero de ANEP. Dos tienen experiencia como funcionarios internacionales. Se trata de Fernando Filgueira, Renato Opertti, Martín Pasturino y Ricardo Vilaró. Durante su trabajo, los cuatro autores contaron con los aportes de Gustavo de Armas, Héctor Florit y Andrés Peri, todos ellos también estrechamente vinculados a la vida educativa nacional.

Como siempre ocurre en estos casos, hay aquí espacio para la coincidencia y para la discusión. Hay aspectos que pueden ser criticados y hay preguntas incómodas a plantear. Por ejemplo: ¿por qué algunas de estas personas que ocuparon y aún ocupan altísimos cargos en ANEP no se alinearon públicamente con estas ideas, sino más bien con políticas y opiniones que las debilitan? ¿Cómo es posible que algunas de ellas hayan pasado de denostar a quienes proponían la descentralización pedagógica o el fortalecimiento de los centros a defender plácidamente esas ideas como si nunca hubieran dicho otra cosa?

Pero poner el acento en estos aspectos no es la respuesta constructiva que necesita el país. Estamos en un momento de crisis, y de los momentos de crisis se sale creando coaliciones transformadoras que reúnan a quienes anduvieron por caminos diversos. Si nos dedicamos a cobrarnos cuentas, condenaremos a las próximas generaciones de uruguayos a sufrir el mismo castigo que están recibiendo las de hoy. Por eso, es mejor concentrarse en lo que hay de bueno en esta iniciativa, y felizmente hay mucho que reconocer.

En primer lugar, el conjunto de nombres que aparece asociado a este documento ya es un mensaje de apoyo al cambio de mentalidad que necesitamos. Este grupo de gente no solo abarca diferentes colores políticos, sino también antiguos impulsores y antiguos críticos de la "reforma Rama", que en su momento generó una feroz polarización de lealtades y opiniones. En segundo lugar, este documento es una nueva expresión de una realidad cada vez más notoria: cuando se juntan a hablar sobre educación personas con base técnica sólida, se producen convergencias importantes tanto en el diagnóstico de la situación como en las grandes orientaciones de cambio a introducir. Hasta ahora, esas coincidencias solo se producían a puertas cerradas y lejos de la prensa. Ahora empiezan a mostrarse en público.

En tercer lugar, este documento significa un avance en el esfuerzo por superar lo meramente declarativo y aportar soluciones concretas a problemas concretos. En un panorama tan cargado de doble discurso y de intoxicación ideológica, esta es una virtud a destacar.

Por supuesto, también hay malas noticias. No bien difundido, el documento fue objeto de los ataques de la secretaria general de la Federación Uruguaya de Magisterio, que desplegó todo el menú de gestos descalificatorios al que estamos habituados en este país. Si piensa distinto es que está en la fila equivocada, porque la única fila buena es la mía. Eso se llama intolerancia, y es parte de lo que tenemos que dejar atrás como sociedad.

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Pablo Da Silveira

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