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¿Fin del Partido Colorado?

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La pérdida de peso electoral del Partido Colorado (PC) es de largo plazo. Desde el 49,3% que sacó en 1966 sus resultados nunca volvieron a ser tan buenos. Pero con la última elección de 2014 lo cierto es que quedó al borde de la extinción.

La pérdida de peso electoral del Partido Colorado (PC) es de largo plazo. Desde el 49,3% que sacó en 1966 sus resultados nunca volvieron a ser tan buenos. Pero con la última elección de 2014 lo cierto es que quedó al borde de la extinción.

El problema no es tanto su de por sí última magra votación total que en cifras redondas fue de 300.000 voluntades (un 13% del total) y que llevó al PC a su nivel de 2004 (10%). La perspectiva más complicada surge en realidad al analizar su composición por edades y circunscripciones. En efecto, entre los 240.000 jóvenes menores a 30 años que votaron, el PC sacó 24.000 votos. Su mejor porcentaje, 19%, fue sobre el conjunto de los votantes mayores de 67 años.

El PC presenta así una votación muy desequilibrada en la que pesaron más los grupos de edades más viejas. Pero además, cambió su perfil de votantes que históricamente estuvo sobre todo vinculado a Montevideo y Canelones. Sus mejores resultados de 2014 fueron en Rivera (27%) y en Salto (23%), únicos dos departamentos en los que no perdió votación en comparación a 2009.

La tradicional inserción montevideana de los colorados no existe más. En la capital sacó el 10% en total. Donde mejor votó fue en los municipios de mayor nivel económico, en particular en el CH con 15% del total. Dentro de ese municipio, votó a su vez mejor en los barrios más acomodados como Trouville, Villa Biarritz o Pocitos, con más del 20% del total, igual que en Carrasco. Pero en los municipios populares, como el A, sacó el 6%, es decir 9.000 votos, contra 93.000 para el Frente Amplio. En Nuevo París, por ejemplo, recibió 400 votos contra cerca de 7.000 para la izquierda.

Cuando el análisis del voto PC en los circuitos urbanos de Montevideo se lleva a grupos de edades, entre los menores de 30 años obtuvo solo el 6% del total. En algunas zonas populares la situación es aún peor, porque en el municipio A y entre los votantes de hasta 29 años, por ejemplo, el PC recibió solo el 4% del total: muy cerca allí del Partido Independiente con el 2%.

Así las cosas, el detalle de la última votación colorada es alarmante. Donde más votó, alcanzando un apoyo igualmente menguado de solo uno de cada cinco en total, fue entre los más viejos y entre los de mejor nivel económico. Su inserción montevideana aparece marginal en los barrios populares, sobre todo entre los votantes más jóvenes. Y con la excepción de Salto, siempre quedó tercero en intención de voto, muy lejos sobre todo de la izquierda: vota 5 veces menos que el Frente Amplio en Canelones y en Montevideo.

Es cierto que en política una grave crisis se puede revertir. Sin embargo, para mejor calibrar la dinámica binaria que impone el balotaje, hay que ser consciente de la tremenda fragilidad electoral en la que está hundido un PC que además no tendrá más a Bordaberry como candidato. Es una fragilidad que no siempre es asumida por su envejecida dirigencia ni tampoco por cierta opinión pública que, anclada en estructuras mentales de otros tiempos, otorga al PC un papel electoral todavía relevante.

Por las fuertes tendencias de largo plazo pero también por la última fotografía electoral nacional, la supervivencia del PC corre serio riesgo. Guste o disguste.

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Francisco Faig

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