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Mutaciones calladas (I)

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El calor estival produce una suerte de languidez que da espacio y pausa para aventurarnos en temas de largo aliento, esos que, durante el fragor del año, son generalmente postergados. Voy a dedicar estas semanas a tratar algunos asuntos y situaciones de nuestro país que pertenecen a esa categoría.

El calor estival produce una suerte de languidez que da espacio y pausa para aventurarnos en temas de largo aliento, esos que, durante el fragor del año, son generalmente postergados. Voy a dedicar estas semanas a tratar algunos asuntos y situaciones de nuestro país que pertenecen a esa categoría.

Existe una convicción generalizada, tanto entre la ciudadanía como en el periodismo, de que en el mundo -y particularmente en el Uruguay- no sucede nada de importancia que no provenga de decisiones y proyectos políticos. Estirando un poco más las cosas se llega a conceder que, quizás, lo que atañe a la economía sea también un terreno en el que suceden cosas importantes. Pero, dado que, tanto el uruguayo medio como la casi totalidad del elenco político se inclinan a considerar que toda actividad económica significativa está indefectiblemente vinculada (promovida, frenada o lo que sea) a decisiones de gobierno y al estado, la economía también pasa a ser como una parte de la política. Estamos, por tanto, en lo dicho antes: nada de importancia sucede que no tenga que ver con la política.

En este y sucesivos artículos voy a traer a colación situaciones que desmienten esta generalizada creencia. Existen decisiones determinantes que no nacen de ninguna fuente política sino que tienen otro origen. No sólo eso: se trata, además, de procesos que los dirigentes políticos rara vez mencionan, como si los desconocieran o no los tomaran en cuenta. No figuran en el discurso político ni aparecen tampoco en la tematización pública de los sucesos nacionales que elabora el periodismo. Como se dice ahora: no tienen lugar en la agenda. Podría alguien pensar que, dado que se trata de tendencias, procesos y transformaciones que los políticos desestiman y la opinión pública no advierte, quiere decir que no han de tener mucha relevancia: lo que pasa inadvertido para todos no existe. Esta hipótesis cuenta con un fondo de verdad pero es un poco aventurada. En el correr de las próximas semanas iremos viendo que se trata de movimientos que, sin tener nada que ver directamente con política, han sido y seguirán siendo determinantes para nuestro país, se enteren o no los políticos.

Lo que va a ser el denominador común de esta serie de artículos veraniegos son las decisiones u opciones privadas que son tomadas individualmente por muchos ciudadanos y terminan, por eso mismo, siendo generales, y que van a hacer cambiar mucho al Uruguay, hagan lo que hagan los gobiernos y los partidos políticos, ya sea los actuales como los futuros y sean del signo que sean.

En este y los siguientes artículos se hará un repaso de los comportamientos poblacionales de los uruguayos; dónde elige vivir la gente, de dónde se desplaza, hacia donde va, cómo se multiplica, cuál es su organización nuclear y qué cambios va conformando. En los asuntos a los que refieren estas preguntas los individuos toman decisiones particulares, a veces íntimas, sin referencia a nada colectivo, pero esas decisiones terminan produciendo resultados colectivos imprevistos, ajenos a la primera intencionalidad de las decisiones mismas. No se trata de decisiones referidas a lo político pero tienen efectos en la realidad socioeconómica del país. Ya iremos viendo.

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Juan Martín Posadas

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