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El anuncio del lunes pasado referido al volumen de la inversión pública en el quinquenio es una buena noticia. Vázquez dijo que lo que su gobierno concretará “es una inversión récord en la historia del país”, que “duplica o triplica” la anterior a 2005 y que, por lo tanto, no puede afirmarse que en su gobierno haya una “política de achique o recortes”. Luego de cinco meses sin anunciar más que la necesidad de priorizar gastos y en un clima interno complicado, el gobierno necesitaba tomar la delantera y lo hizo.

El anuncio del lunes pasado referido al volumen de la inversión pública en el quinquenio es una buena noticia. Vázquez dijo que lo que su gobierno concretará “es una inversión récord en la historia del país”, que “duplica o triplica” la anterior a 2005 y que, por lo tanto, no puede afirmarse que en su gobierno haya una “política de achique o recortes”. Luego de cinco meses sin anunciar más que la necesidad de priorizar gastos y en un clima interno complicado, el gobierno necesitaba tomar la delantera y lo hizo.

Quizás eso explique por qué Vázquez sobredimensionó innecesariamente su anuncio, aún a riesgo de quedar expuesto a refutaciones y causar molestia en el sector mayoritario del oficialismo.

La cifra de doce mil millones de dólares sólo puede ser planteada como récord si se la considera en términos absolutos. No lo es si se traduce en puntos sobre el PBI, lo que parece más razonable. Al menos lo era cuando el ministro de Economía, Danilo Astori, explicaba la cifra récord del endeudamiento.

Para que la cifra de inversión anunciada por Vázquez sea un récord sobre el PBI, la economía uruguaya deberá tener una desaceleración sostenida a lo largo de los cinco años. De lo contrario, la inversión será menor a la del gobierno de Mujica e incluso a la de la primera administración de Vázquez.

Lo que tenemos por ahora es que la inversión anunciada expresa el 23 por ciento del PBI actual, aproximadamente, mientras que en el gobierno de Mujica fue del 26 por ciento, y en la primera administración de Vázquez del 38 por ciento. Pero además, la cifra “récord” incluye inversión privada, en la que se cuenta la realizada en el marco de proyectos comenzados durante el gobierno anterior.

Quizás la necesidad de enviar una señal fuerte ante la reacción negativa que causaron en el ámbito político y sindical algunos anuncios oficiales, generó en Vázquez la tentación de exagerar la nota, a costa de minimizar injustamente el esfuerzo realizado por los uruguayos durante el gobierno de su antecesor. La decisión no cayó bien en el sector liderado por Mujica, lo que se suma a una serie de enfrentamientos registrados desde que se instaló la actual administración.

Por lo menos en el MPP deben estar preguntándose cómo es que ocho mil millones de dólares (esa es la cifra de inversión pública neta anunciada por Vázquez) son más que los nueve mil millones (dólares más, dólares menos) que se invirtieron durante el anterior quinquenio.

Pero además, decir que la inversión anunciada “duplica o triplica” la de los gobiernos anteriores al 2005, cuando el PBI nacional a duras penas superaba los diez mil millones de dólares, parece un desliz desafortunado o una broma de mal gusto. Medido en porcentaje del PBI, el promedio de la mayor parte de los rubros (Vialidad, UTE, Ancap, OSE, Antel, infraestructura, etc.) no supera el promedio 1995/2004.

Más que un récord, el anuncio del presidente Vázquez parece una prudente desaceleración, disimulada con bombos y platillos. Lo malo es que expresa un medio engaño, referido nada menos que al dinero, la confianza y el destino de todo el país.

Si es que el gobierno cree que hay país, más allá de los límites partidarios y las rencillas con los sindicatos.

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Gerardo Sotelo

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