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En la Universidad hay una visión fuera del mundo político actual. El comunismo se murió y se murieron ciertos prejuicios. En Uruguay hay todavía prejuicios con las universidades privadas. No me embromen, el mundo no es así”, está afirmación fue formulada por la ingeniera informática Ida Holz en una entrevista publicada por El País el domingo pasado.

En la Universidad hay una visión fuera del mundo político actual. El comunismo se murió y se murieron ciertos prejuicios. En Uruguay hay todavía prejuicios con las universidades privadas. No me embromen, el mundo no es así”, está afirmación fue formulada por la ingeniera informática Ida Holz en una entrevista publicada por El País el domingo pasado.

Las palabras de Holz tienen la autoridad de una vida dedicada por completo a la investigación y el hecho de haber sido la persona que encabezó el equipo de la Universidad de la República que logró, en 1994, la primera conexión estable en Uruguay a Internet. Con 82 años, Holz, que vivió exiliada en México durante la dictadura junto a su marido el artista plástico Anhelo Hernández, y que sigue declarándose frenteamplista, no dudó en criticar la forma de encarar la enseñanza en el país y particularmente la visión de la educación universitaria que tiene el rector de la Udelar Roberto Markarian.

Reclamó a las autoridades que además de solicitar más recursos para la educación, digan “cómo se transforma la enseñanza para adaptarla al mundo en que vivimos”.

La lucidez y el sentido común de la ingeniera Holz son plausibles porque provienen de una mujer de prestigio internacional que, a comienzos de la década de 1990, se opuso en una conferencia celebrada en Brasil, a que Estados Unidos y Europa impusieran sus autoridades en Internet para América del Sur. Demuestra, además, que tiene algo que carece la fuerza política que gobierna este país desde 2005 y la ciudad de Montevideo desde 1990: autocrítica. Pese a que expresó que si las elecciones fueran hoy, “volvería a votar al Frente Amplio”.

“No hemos cambiado la educación”, sostuvo y agregó: “Es como el cuento que dice que si se acaba el mundo hay que refugiarse en Uruguay porque aquí todo llega 20 años más tarde. Están pidiéndole a José Muji-ca que sea presidente otra vez con 80 y pico de años. ¡Por favor!”

La fuerza política que asumió el gobierno hace doce años, prometiendo cambiar al Uruguay y hacer de él un país de primera, ha fracasado en el área fundamental que impulsa cualquier cambio: la educación. Encerrado en disputas sectoriales, rehén del lobby de los gremios y de la soberbia que la mayoría parlamentaria le generó, ha perdido la posibilidad de transformar una sociedad que clama por un cambio, si queremos que nuestros hijos tengan un futuro en el país.

Por eso, la entrevista de Holz debería ser leída con detenimiento por los legisladores del MPP, la senadora Constanza Moreira, la dirigencia del Pit-Cnt y -obviamente- los gremios de la educación y la FEUU, que aún no se enteraron que hace 26 años cayó el muro de Berlín. También sería buena cosa que tomara nota el expresidente Mujica, que por estas horas anda por Brasil abrazado a Luiz Inácio “Lula” Da Silva, diciendo una cosa luego de haber declarado y hecho otra -totalmente contraria- cuando fue presidente de la República. Pensándolo mejor, es preferible que se junte con los sospechados de corrupción del barrio, a que ande hablando sandeces por acá.

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Diego Fischer

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