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Sin indicios de petróleo

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Qué siglo el XXI! Como nunca antes la humanidad enfrenta gigantescos desafíos en todos los órdenes.

Qué siglo el XXI! Como nunca antes la humanidad enfrenta gigantescos desafíos en todos los órdenes.

Uno de los cruciales es el de la energía pues condiciona y mueve la vida de los pueblos. Está directamente vinculado al reto más amenazante: la variabilidad y el cambio climático. ¿Por qué? Porque este fenómeno planetario está modificando las condiciones ambientales de todas las regiones del planeta, haciéndolas más hostiles, difíciles y costosas.

Existe el generalizado convencimiento de que el modelo actual de consumo energético de la economía no es sostenible por tiempo indefinido. Está basado en el uso de combustibles fósiles que son altamente contaminantes y no renovables en una combinación “explosiva”.

Los cambios están en marcha. La tecnología más moderna del uso de energías alternativas (renovables y menos contaminantes) está dando pasos enormes para convertirla en una amenaza real para los hidrocarburos.

Grandes empresas petroleras lo saben y ya invierten enormes cantidades de dinero en el desarrollo de los más probables sustitutos del crudo en el mercado mundial. Su anticipación demuestra el nivel de consolidación de este proceso. Por esa razón es que hay mayor prisa por la extracción de petróleo, pues las empresas quieren recuperar sus inversiones antes que otra energía desplace al crudo. Esto incluye el impulso empresarial que se ha dado en todo el mundo a la explotación de los yacimientos no convencionales (esquistos).

El futuro del petróleo está amenazado, pero no por agotamiento de las reservas mundiales -como se anunció en el pasado- sino porque será sustituido por otras fuentes menos peligrosas para la humanidad.

No es casualidad que el costo de la energía solar y eólica ha caído en 85% desde fines de los noventa; y sigue bajando. Mientras tanto, en nuestro país la empresa extranjera que busca petróleo en la plataforma uruguaya, informó que no tuvo éxito en la comprobación de existencias que buscaba a 3.400 metros de profundidad.

Es un revés para el gobierno que venía anunciando la posibilidad cierta de hallar hidrocarburos en nuestro país.

Por un lado sería una buena noticia, pues somos importadores netos de petróleo. Pero por otro, nos haría retroceder bruscamente en la acertada política de cambio de la matriz energética que se viene implementando en el país, hacia el uso cada vez mayor de energías renovables y más limpias. Como vemos, esa es la tendencia que está escogiendo la humanidad, aunque todavía demostrando mucha pereza.

A nuestra histórica generación hidroeléctrica le estamos agregando la eólica y la solar con muy buenas perspectivas. Ese es el camino y hay que impulsarlo con todas nuestras fuerzas. Por lo tanto, no debe desanimarnos la noticia de que no se halló petróleo en el pozo explorado.

El crudo no tiene futuro y lo comprobaremos en el actual siglo. Nuestro aporte a la mitigación de los gases invernadero será profundizar el cambio de la matriz energética. Pero nuestra mayor preocupación debe estar en avanzar cada vez más en políticas nacionales y departamentales de adaptación al cambio climático, por su elevado y frecuente impacto en la calidad de vida de la gente.

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Hernán Sorhuet Gelós

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