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Hipocresía sobre la Enseñanza

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Una, otra y otra vez, de todas las tiendas políticas, surge el compromiso con la educación y en especial con aquellos niños y jóvenes de menos recursos económicos. Sin embargo, para algunos, lo importante es que la escuela sea pública y si en ciertas localidades no hay instituciones de este tipo, para ellos más vale que no haya nada antes que la enseñanza sea impartida por colegios con financiamiento privado.

Una, otra y otra vez, de todas las tiendas políticas, surge el compromiso con la educación y en especial con aquellos niños y jóvenes de menos recursos económicos. Sin embargo, para algunos, lo importante es que la escuela sea pública y si en ciertas localidades no hay instituciones de este tipo, para ellos más vale que no haya nada antes que la enseñanza sea impartida por colegios con financiamiento privado.

Las intenciones de eliminar el sistema de exoneraciones para las empresas que donen fondos a los establecimientos privados que, con generosidad y dedicación, brindan su apoyo a niños y jóvenes de contextos críticos con resultados extraordinarios, hace pensar que el interés, de los que promueven la eliminación, por cultivar esas personas es nulo.

¿Cuánto podemos creer de la expresada intención de expandir y mejorar la educación cuando se evalúa destruir un sistema que funciona excelente, un flujo de dinero, que, sin pasar por la trituradora de la burocracia, cae en instituciones que promueven una educación de primer nivel, en los lugares de mayor necesidad?

¿Cómo alguien puede siquiera atreverse a evaluar eliminar esa fuente de impulso para los niños, que de otro modo estarían condenados a seguir el círculo de pobreza en que se encuentran sus padres y probablemente también sus abuelos!!!?

¿Qué es lo que molesta que los recursos vayan directamente a los más necesitados!!? Por favor!!! Para qué quisiera el Estado entrometerse recibiendo esos montos en concepto de impuestos que jamás serían destinados en su totalidad a la educación, sólo con pensar en el costo de la burocracia intermediaria y sin mencionar los distintos destinos que podrían tener esos recursos como nuevos sueldos, nuevas dádivas o simplemente gasto corriente.

No podemos ser tan ilusos por no decir hipócritas, ¿nos importa o no la educación de los más desfavorecidos económica y socialmente? No sólo no debiera eliminarse ese sistema sino que debería ampliarse y permitir que además de las empresas, también las personas físicas pudieran deducir del IRPF sumas que donaran a las instituciones privadas de enseñanza situadas en contexto crítico.

La educación es el único instrumento de movilidad social vertical legítimo, ¿es que se prefiere que todo quede como está para poder dirigir las mentes incultas con mayor facilidad? Probablemente algo de esto sea cierto, hay un interés subyacente de que los niños no tengan aspiraciones de mejorar y así destruir la seguridad en sí mismos y sumirlos en un mundo sin ambiciones, impedidos de proponerse metas más allá de sus horizontes actuales.

No es un tema de presupuesto pues, si se eliminara el sistema de exoneraciones para las empresas y esos impuestos recaudados tuvieran el mismo destino de la educación, no tendría sentido agregarle los costos de la burocracia y disminuir el impacto sobre los estudiantes, es obvio que hay otras intenciones que no se expresan y que nada bueno son para los niños beneficiarios del método.

Me pregunto si a los favorecidos por el sistema y a los futuros usuarios se les ha consultado si consideran que sería mejor tener una escuela pública administrada por el Estado que aquella a la cual concurren hoy de administración privada. Quizás sería bueno hacer ese estudio y resolver según el resultado, o ¿es que esas personas no tienen suficiente nivel para ser consideradas en su opinión por las autoridades de la enseñanza?

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Casilda Echevarría

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