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Las FFAA y el uru-fascismo

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El Comandante en Jefe del Ejército pronunció el 18 de mayo, al conmemorarse el Día del Ejército en los 206 años de la batalla de Las Piedras, un discurso con especial contenido. En una exposición bien articulada y con fundamentos sólidos, salió de los lugares comunes del reclamo de recursos y desarrolló un planteo conceptual cuidadosamente elaborado.

El Comandante en Jefe del Ejército pronunció el 18 de mayo, al conmemorarse el Día del Ejército en los 206 años de la batalla de Las Piedras, un discurso con especial contenido. En una exposición bien articulada y con fundamentos sólidos, salió de los lugares comunes del reclamo de recursos y desarrolló un planteo conceptual cuidadosamente elaborado.

Más allá de las referencias históricas hacia nuestro prócer y apelando al pensamiento de José Enrique Rodó, el Comandante abordó en su alocución aspectos esenciales de la relación de las Fuerzas Armadas con la sociedad.

Fue una intervención oportuna, teniendo en cuenta el turbulento escenario internacional y regional que se vive, y fundamentalmente, la relación que el Ejército tiene con la sociedad como parte de ella.

En primer lugar, compartimos el planteo de fortalecer la institucionalidad y profundizar la relación de las FFAA con la sociedad. Es así que la apertura de un nuevo liceo militar en el interior debe verse como un aporte positivo al maltrecho sistema educativo.

En segundo lugar, la visión que el Comandante dio a su mensaje demuestra que las FFAA son el pueblo armado por la Constitución, cumplen un cometido esencial del Estado con hombres y mujeres; y que estos, lejos de pertenecer a una “casta privilegiada” participan de las mismas angustias que sufren otros sectores de la sociedad. Tan así es, que las tres Fuerzas se integran con miles de ciudadanos provenientes de todos los rincones de la República que eligieron formarse en el sacrificio y la disciplina de acuerdo a normas y valores definidos.

En tercer lugar, su modernización nada tiene que ver con los errores cometidos por la Institución y menos con una actitud complaciente con la ruptura institucional y con la dictadura militar instalada en junio del año 1973. Lo que tampoco impide que insistamos en abandonar el “espejo retrovisor” de las revanchas interminables.

Actualmente, las FFAA necesitan ajustarse a un nuevo concepto de soberanía y al impacto de la tecnología en el crimen organizado, el narcotráfico y el terrorismo en sus diversas expresiones. La modernidad del armamento y una norma que regule los delicados temas de la inteligencia son temas que no deberían demorarse más.

En cuarto lugar, existe otro punto que por prudencia no fue mencionado por el Comandante. Este tiene que ver con el éxodo de oficiales jóvenes hacia el mercado laboral, debido a que las oportunidades económicas son superiores a las que les ofrece la Fuerza que integran. Esta situación afecta seriamente la profesionalidad y la motivación de todos los efectivos así como al espíritu familiar que se transmite naturalmente entre padres, madres e hijos.

En quinto lugar, hay quienes no valoran la importancia de las FFAA en el país; unos por ignorancia y otros por frustración. Lo segundo es central, porque más allá de los embates de los últimos tiempos, nuestras FFAA no ingresaron en los modelos de concentración de poder que muchos gobiernos de la región crearon; sus oficiales y Comandantes se ajustan a la Constitución, no exhiben “una camiseta partidaria o ideológica” y sus reclamos legítimos, incluido su resistencia al despojo que se proyecta a su sistema de seguridad social, no saben de paros perlados, huelgas y menos de piquetes callejeros.

En consecuencia, es lógico que el Comandante del Ejército con firmeza y elegancia hable de temas relacionados con su Fuerza dentro de la verticalidad jerárquica; como también es explicable, que tanto su visión como la nuestra, moleste a sectores del Frente Amplio por razones ideológicas y en este caso, también al equipo que administra la “caja” financiera del Estado ansioso por “manotear” sus recursos para enjugar el déficit crónico de las cuentas públicas. Que si están desesperadas por dinero es por la existencia de un abrumador clientelismo y nada tienen que ver las FFAA con ello.

En conclusión, un análisis sereno de la realidad y el discurso nos deja claro que el pueblo no admite divisiones y que solo el fascismo con “traje civil a nuestro alrededor” (al decir de Umberto Ecco) quiere transformar un cometido esencial del Estado y a sus instituciones en una “ficción teatral”. Y este no es otro que el que se abraza al “chavismo-madurista”, que cuestiona la independencia y ha sometido a la Justicia, al tiempo que reniega de las Fuerzas Armadas de su país.

En definitiva, el discurso del Comandante del Ejército nos ayuda a pensar sobre la modernización de las FFAA, pero sobre todo a identificar un “uru-fascismo” que solo admite inclinar la balanza y apuntar las armas hacia su seleccionado enemigo: el que defiende la Constitución y la ley como los pilares básicos de la libertad y la democracia.

Afortunadamente, los tiempos de reencauzar la República se avecinan.

No cabe dudas de que compartimos actualizar el concepto de soberanía y sin renunciar al reclamo de límites contestados, encarar acciones en las fronteras que enfrenten a las nuevas y crecientes modalidades delictivas como el crimen organizado, el narcotráfico y el terrorismo.

Por otra parte, creemos que la extensión de la plataforma continental a 320 millas no puede quedar solo en un logro alcanzado en el ámbito del derecho internacional. Por tanto, la pregunta surge sola ¿existe voluntad política de explotar la riqueza existente en el fondo del mar? Y para eso ¿se han pensado los recursos necesarios para controlar todo el territorio marítimo? Porque con los actuales medios que dispone el país, parece muy difícil.

En definitiva, el mensaje del Comandante del Ejército fue moderno hasta en el homenaje a las Fuerzas de Paz retiradas de Haití al relacionarlas con la Política Exterior. Pero sobre todo, trascendente, al ganarse a través de su estilo personal el respeto de gobierno y sociedad.

No ha sido fácil desde que volvió la democracia rescatar la ética política de las Fuerzas Armadas.

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Sergio Abreu

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