Publicidad

Europa, luces y sombras

Compartir esta noticia

La gran mayoría de los países europeos se encuentran bastante o muy endeudados. A la vez existe un alto nivel de desempleo, especialmente en la juventud.

La gran mayoría de los países europeos se encuentran bastante o muy endeudados. A la vez existe un alto nivel de desempleo, especialmente en la juventud.

La moneda común para muchos está bajo presión. Las naciones que componen la Unión tienen distintos niveles de déficit fiscal y suelen cubrirlo con mayor endeudamiento. El Banco Central Europeo trata de facilitarlo manteniendo las tasas de interés bajísimas, lo que perjudica a los ahorristas, a las compañías de seguro, a los fondos de pensión y jubilación, etc. La política de la UE es impulsar la inflación para licuar sus deudas y la de otros acreedores, pero sin suerte. Más bien existe el otro fantasma, el de la deflación, que tiende a mantener más alto el valor de la moneda, afectando la capacidad exportadora europea. Difícil conjugar los variados temas cambiarios en un entorno donde China, el mayor comprador de sus productos, está desacelerando su crecimiento.

Los movimientos independentistas de ciertas regiones, por ejemplo los de Cataluña o los de Escocia y los deseos de salirse de la Unión Europea de muchos ingleses, añaden inestabilidad a la situación con miras a encarrilar el complejo escenario. Los partidos anti- sistema han crecido a niveles insospechados y para complicar más la firmeza de la UE, se han sumado dos serios problemas.

I) La masiva emigración desde África, Medio Oriente y los Balcanes, hacia las regiones más industrializadas de Europa. A diario vemos en los diarios y por TV, imágenes de todo tipo de embarcaciones repletas de desesperados, que llegan a sus costas. Otros son náufragos rescatados en alta mar, principalmente por la marina de Italia, España o Grecia. Los menos afortunados arriban muertos, ya sean víctimas de las prácticas mafiosas de los traficantes o los peligros del mar. Terminan su viaje hacia la UE en bolsas de plástico. Están los que cruzan a pie el Sahara y acaban intentando escalar las barreras en Ceuta y Melilla. Otros, escapan de la guerra en Siria e Irak, tratando de llegar a Grecia y Turquía. ¡Este último país recibió ya casi 2 millones de refugiados! Últimamente se ha producido un nuevo fenómeno. Un tremendo éxodo de gente que en busca de mejores oportunidades abandonan sus tierras (Albania, Kosovo, Macedonia y Serbia) y se desplazan caminando, en colectivos, trenes o dentro de camiones, a veces con finales horrendos como el del mes pasado, en un “parking” de Austria. Hungría se ha lanzado a construir un muro a lo largo de su frontera para impedir el paso de esta gente. El libre paso del acuerdo de Schengen está siendo cuestionado, en los países receptores.

II) Luego existe la amenaza de que el conflicto en Ucrania, atizado por los rusos, se desborde. Esto ha resultado, entre otras cosas, en un aumento de gastos improductivos, tanto en armamento como en preparativos de defensa en varios países del este de Europa, creciendo el flujo de emigrantes ucranianos, principalmente hacia Polonia, Rusia, Alemania y Grecia.

Por otro lado, no todas son malas noticias. Es muy positiva para la UE, la brusca caída del precio del petróleo. Solo Noruega y Gran Bretaña lo poseen en las profundidades del mar. Los otros carecen de yacimientos, aunque algunas de sus empresas tienen inversiones en cuen- cas petrolíferas lejanas. Los principales ajustes económicos que ciertos países tuvieron que hacer están encaminados y en varios estados hay indicios de recuperación. España muestra que su PBI ha vuelto a crecer. Afortunadamente, Gran Bretaña y Alemania siguen con índices positivos y el desempleo allí ha decrecido y en el resto algo ha mejorado.

La falta de mano de obra en Alemania antes de esta crisis, fue suplida por turcos, españoles, portugueses y luego por trabajadores del este europeo, pero a medida que la situación en Polonia, República Checa, Lituania, Hungría, Eslovenia y Eslovaquia ha ido mejorando, esa disponibilidad disminuyó. Lo mejor sería que esta incesante ola migratoria, la mayor desde el fin de la segunda guerra mundial, se frenase porque en sus lugares de origen han mejorado las condiciones, pero en el ínterin que pudiese ser absorbida y puesta a trabajar en los países de acogida. El idioma es un importante escollo, por lo que muchos inmigrantes, de no tener un contacto familiar o de amistad en algún país en particular, prefieren a Gran Bretaña porque algo de inglés conocen y los requisitos de documentación en G.B. son menos estrictos. Alemania continúa siendo la Meca y se calcula que este año lleguen unos 800 mil. Pero no cualquiera puede entrar. Si vienen debido a la falta de oportunidades de progreso, ejemplo Albania pero esa nación ha sido incluida en la lista de “país seguro”, les cierran las puertas.

Siempre han existido reacciones contra los extranjeros. Provocan rechazo por sus costumbres, su cultura, la diferencia de raza o co- lor de piel y por la amenaza que algunos perciben respecto de ellos sobre su seguridad, la de sus hijos, o sus fuentes de trabajo. Ade- más, hoy día está a flor de piel el tema de la religión. Gran parte de la UE es cristiana, si bien bastante laica. Muchos inmigrantes traen creencias y prácticas que preocupan. El Islam, que se asocia al terrorismo, produce rechazo. Francia y G.B. tienen una gran población musulmana bastante integra-da, (hay árabes en cargos públicos) al tiempo que existen barrios periféricos muy conflictivos. Otros todavía no los tienen asimilados y desconfían.

La crisis migratoria no va a disminuir. Los políticos enfrentan un difícil desafío. Buscar formas de reducir el flujo de refugiados en sus sitios de origen no es nada simple y absorber más gente será complicado, pero necesario.

Angela Merkel se ha puesto a ejercer el liderazgo en la ayuda a los refugiados. Todos los estados, de acuerdo a sus economías, serán convocados a ayudar a los que han entrado para que puedan integrarse, aportar al crecimiento de Europa y a su propio bienestar. Quizás bien manejado, este serio problema finalmente contribuya a impulsar a la actividad económica de sus patrias adoptivas. Sin embargo, los dilemas subsisten y el futuro es intrincado.

SEGUIR
Julia Rodríguez Larreta

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad