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La veda prohíbe intervenir en el debate político , pero todo aconseja templar el ánimo de cada votante ratificando los valores en los cuales todos coincidimos. Cuando se vota, es el día más republicano, el día más igualitario y el más apto para creer en lo que creemos.
El siglo de las luces iluminó el nacimiento del Uruguay. Las “Instrucciones del año trece” se inician con una doble negación bien decidida; empiezan diciendo: “Primeramente pedirá en la Asamblea Constituyente, una declaración sobre la independencia absoluta de estas Colonias, que ellas estén absueltas de toda obligación de fidelidad a la Corona de España y la familia de los Borbones y que toda conexión política entre ellas y el Estado de la España es y debe ser totalmente disuelta.” Vale decir: Ni los Borbones ni la nueva Constitución del 12, ni nada, como no sean las Provincias Unidas del Río de la Plata.
Lo inaceptable era pelear por la independencia sin cuidar los demás valores; manaba una desconfia

La veda prohíbe intervenir en el debate político , pero todo aconseja templar el ánimo de cada votante ratificando los valores en los cuales todos coincidimos. Cuando se vota, es el día más republicano, el día más igualitario y el más apto para creer en lo que creemos.
El siglo de las luces iluminó el nacimiento del Uruguay. Las “Instrucciones del año trece” se inician con una doble negación bien decidida; empiezan diciendo: “Primeramente pedirá en la Asamblea Constituyente, una declaración sobre la independencia absoluta de estas Colonias, que ellas estén absueltas de toda obligación de fidelidad a la Corona de España y la familia de los Borbones y que toda conexión política entre ellas y el Estado de la España es y debe ser totalmente disuelta.” Vale decir: Ni los Borbones ni la nueva Constitución del 12, ni nada, como no sean las Provincias Unidas del Río de la Plata.
Lo inaceptable era pelear por la independencia sin cuidar los demás valores; manaba una desconfianza y un desprecio por la monarquía que brotaba como una yerba mala en la mente de los conservadores: “Que todo cambie, para que no cambie nada.”
Paine (y su atento lector, Artigas) no concebían contemporizar; no toleraban los privilegios hereditarios ni los gobernantes empedernidos.
Vale la pena leer a Thomas Paine y apreciar la furza de su ímpetu libertario. Entresaco aquí, fragmentos de la obra en la cual se inspiraron las Instrucciones. (1)
Escribe Thomas Paine: “La “sociedad” es producida por nuestras necesidades, y “el Gobierno” por nuestras iniquidades; la primera promueve nuestra felicidad positivamente, uniendo nuestras afecciones; y el segundo, negativamente fomentando vicios. La primera es un patrón, y el segundo, un castigador. El Gobierno es un mal necesario.” “ El rico no tiene derecho a excluir al pobre del derecho de votar, o elegir, o ser elegido. Una yegua da a luz un potro o una mula, que vale buen dinero; y por eso su dueño, cobra derecho de votar. Y si la mula muere sin parir, ¿El hecho luctuoso le quita al dueño, su prerrogativa? ¿En quién radica el derecho a votar? ¿En el hombre o en la mula?” “Quitarle el voto a un hombre, es reducirlo al estado de esclavitud. El principio moral de las Revoluciones es instruir, y no destruir.” “Por lo que mira al “Hospital de incurables” (como le llama Chesterfield a la Sala de los Lords, en Inglaterra) esa cámara no es sino la excrecencia de una corrupción; y no hay más afinidad o semejanza (entre alguno de los ramos de un cuerpo legislativo, originado del derecho del Pueblo, y la dicha Sala de los Lords), que entre un miembro regular del cuerpo humano y un lobanillo gangrenado.” “Así como un hombre aficionado a una mujer prostituida, es incapaz de elegir o juzgar acerca de una esposa; así también una preocupación en favor de la Constitución podrida nos inhabilita para valorar una buena Constitución.”
-- Paine raspa hasta el hueso. La igualdad artiguista a la manera de Paine, es una igualdad efectiva, sin distinción de razas o de fortuna, arrasadora de privilegios.
Las causas que movieron a los gobiernos porteños para entregar la Provincia Oriental al imperio portugués, vinieron de Paine… asimilado por Artigas, que aprendió mejor que nadie sus lecciones igualitarias sin limitación, porque ya las había practicado en su propia vida, conviviendo con los indios, como uno de ellos.
Para los poderosos, el desenlace del movimiento artiguista, era más temible que el desenlace a la revolución de la independencia; la intención social, era lo mortífero.
En 1816, Artigas, por única vez en su vida, organizó una fiesta en Montevideo, que duró dos días y dos noches, para conmemorar la Junta de Mayo (Buenos Aires, 25/5/810). La bandera de Bolivar ondeaba en el techo del Cabildo, mientras los orientales y cinco provincias más, estaban en guerra contra el centralismo porteño, que había rechazado a los representantes orientales para la Asamblea Constituyente. En esa ocasión , se publicó un folleto en cuya página tres se estrena la imagen del escudo de la Provincia Oriental: está pensado para ilustrar la igualdad entre los blancos y los indígenas. En ese cuadernillo se lee el himno a la Biblioteca, cuya letra escribió Dámaso Antonio Larrañaga: “Ya se abren las puertas/ de la Ilustración/ etc. Y el coro contesta: “Noble empresa ha sido/tras tantas penurias/ de la guerra injuria/monumento tal/que honra la memoria/ del siglo ilustrado/ en que le ha elevado/el Pueblo oriental.”
Ese mismo día, 26 de mayo, cuando se abrió la primera biblioteca pública, el santo y seña, en Purificación donde estaba Artigas, fue: “Sean los orientales, tan “ilustrados” como valientes”.
¿Habrá alguien más humillado que un ex noble? Solo se ve peor, un “fingido noble”, como fueron los miembros de la oligarquía criolla. Esos personajes del quiero y no puedo, corrieron a suplicar ante un emperador que se quedara con la Banda Oriental, con tal de recuperar sus privilegios.
Trabajando en Río de Janeiro, dos hombres extraordinarios, uno oriental (Nicolás Herrera) y el otro, porteño (José García), documentaron punto por punto lo que digo. Ambos eran traidores; pero, no tontos. Fraguaron brillantemente la entrega gratuita de esta Provincia, al Imperio portugués, cuando supieron que la guerra contra Artigas estaba perdida para siempre.
Nicolás Herrera le escribió al Emperador:
-- “Las doctrinas pestilentes de los filósofos, que consagrando quimeras bajo los grandes nombres de Libertad e Igualdad, han inundado en sangre, la tierra; vinieron a acelerar la desorganización general. … El dogma de la igualdad agita a la multitud contra todo gobierno.”
José García le confesaba al Emperador:
-- “La mayor parte de los oficiales, y soldados se creían empeñados en una guerra injusta, y contraria a las falsas ideas de libertad, que se habían proclamado, cuya opinión, destruyendo la fuerza moral del ejército, excitó la desobediencia y la deserción, causas necesarias del mal éxito de la empresa.”
El 25 de Junio de 1816, partió la escuadrilla portuguesa compuesta de un navío de guerra, una fragata, dos corbetas, y cuatro bergantines con seis grandes transportes, conduciendo cuatro mil hombres de línea y una abundante provisión de pertrechos de guerra. Su destino son las costas de Maldonado y Montevideo. La mayor parte de la caballería europea y de las mejores milicias del arma de caballería, pasan por las fronteras de la Banda Oriental en combinación con las tropas de desembarco; todos a las órdenes del teniente general Federico Lecor. La invasión fue un paseo, llegó a Montevido sin pelear .
Nicolás Herrera, un pasajero de honor en esa escuadra, vino en el barco insignia, a presenciar su obra que quiso ser un cambio histórico.
El 27 de junio, Carlos María de Alvear, trabajando de espía, produjo en Rio de Janeiro, un informe completo sobre las fuerzas de Artigas, en el cual se localizan las fábricas de pólvora.
Mientras el Director Supremo de las Provincias Unidas Juan Martin de Pueyrredón ajusta con José García, los detalles de la invasión; al mismo tiempo, el mismo Pueyrredón le manda a Artigas toneladas de pólvora y decenas de monturas, para que pelee contra los invasores. Lo mejor para Pueyrredón, era simplificar; que se mataran entre ellos.
(1) “La independencia de tierra firme, veinte años ha”, traducido al español por Manuel García De Sena / Filadelfia, / Ed. La Imprenta De T. y. J. Palmer/1811.

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