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Escenario compartido

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Hasta ahora, el monopolio de la palabra y de la presencia mediática es del Pit-Cnt, absolutamente ideologizado hacia la izquierda, pese a que debería representar a trabajadores de todos los pelos. Por suerte, se ha salido del ostracismo y se comienza a entender que los forjadores de los empleos privados en este país son los empresarios y estos se han agrupado en la Confederación de Cámaras Empresariales (CCE).

Hasta ahora, el monopolio de la palabra y de la presencia mediática es del Pit-Cnt, absolutamente ideologizado hacia la izquierda, pese a que debería representar a trabajadores de todos los pelos. Por suerte, se ha salido del ostracismo y se comienza a entender que los forjadores de los empleos privados en este país son los empresarios y estos se han agrupado en la Confederación de Cámaras Empresariales (CCE).

Hay que destronar esa mala concepción que se tiene del empresario (que los habrá buenos y malos como todo conglomerado humano) y virar esa mala espina que los aqueja. Como dice el periodista Claudio Romanoff, los empresarios se curaron del pánico escénico y de un tiempo a esta parte han salido a la palestra, proponiendo temas que deben estar en el debate público.

Se compartirá el escenario. El Pit-Cnt seguirá con su discurso, ligado al oficialismo y no condenará lo que no le conviene condenar; tantos temas estratégicos sobre los que no se ha pronunciado. El pasado miércoles, el inefable Marcelo Abdala arengaba por la suba de impuestos al patrimonio y al IRAE. ¿Querrá menos inversión? ¿Abogará para que los empresarios se vayan a invertir a otro lado? La lucha de clases le fluye por sus poros…

Pero la CCE deberá tomar partido por los temas que interesan, sin apasionamientos que nublen la razón y sabiendo que la verdad siempre es objetiva.

Podría haber cierta coincidencia en definir al empresario como aquella persona que arriesga su dinero, su tiempo y su esfuerzo para construir y poner en marcha una unidad de producción de bienes o servicios que responda a las necesidades de la sociedad y que, como contrapartida, le permita obtener ganancias.

En otro aspecto, la alternativa que antes se planteaba respecto a si corresponde o no exigirles a los sectores empresariales del ámbito privado que asuman una responsabilidad activa en el esfuerzo por servir a los requerimientos del bien común, ya no es pertinente.

La CCE y sus gremiales lo tienen incorporado.

Asimismo un empresario que solo se preocupase por evaluar la cuantía de sus ganancias, difícilmente podría subsistir al frente de sus negocios en estos tiempos, signados por la interrelación económica, cultural, social, que condiciona la producción y comercialización de bienes y servicios.

De cara al futuro, se necesita una filosofía de la gestión empresarial basada en valores profesionales y no (solo) en la maximización del beneficio.

Es decir, además de preparación para la tarea empresarial, hay que tener aptitud moral para esforzarse al máximo, independientemente de remuneraciones o incentivos adicionales.

Además de lo expuesto, compete resaltar un aspecto ético insoslayable: la necesidad de contar con empresarios, como los tenemos, conscientes del valor de su independencia frente a las presiones políticas mezquinas. Eso es una garantía de transparencia y seguridad institucional..

Es medular que la incipiente Confederación esté al margen de los avatares políticos, que no quiere decir ajena a la política. Verbigracia, “pegarle al gobierno” porque simplemente es del Frente Amplio o del partido que sea.

Error en que incurre permanentemente el Pit-Cnt, que todo lo ideologiza y en principio lo que venga del gobierno ya es bueno de por sí, incurriendo en posturas con un sesgamiento marcado en desmedro de la oposición.

Es relevante el tema de la queja empresarial ante la ley de negociación colectiva. Años de debate (creo en la buena fe del ministro Murro por acercar posiciones), pero no es posible que se esté tanto tiempo para incorporar modificaciones que avala la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

Es impensable que la ocupación sea entendida como extensión del derecho de huelga. Lo regula un decreto del primer gobierno del Dr. Tabaré Vázquez, haciéndole decir a la Constitución lo que esta no dice. Ocupar vulnera varios derechos constitucionales (derecho al trabajo, derecho a la propiedad, a la libre empresa).

Derogar el citado decreto 165 en estos aspectos, sería una muestra de sensatez de parte del gobierno. Como también dice la OIT que los Consejos de Salarios tienen por cometido fijar el monto mínimo de los salarios y actualizar sus remuneraciones. Hasta allí. El Convenio 98 ratificado por nuestro país, establece como regla la negociación colectiva bipartita, sin la participación del gobierno. En la práctica eso no sucede.

La CCE deberá trancar fuerte en estos y otros aspectos, haciéndole saber al adversario que ha ingresado a la cancha. Porque a partir de ahora, habrá partido.

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Anibal Durán

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